¿Cómo enseñar a escribir un texto
argumentativo?:
Metodología y pautas para tener en
cuenta
Jhon Monsalve
Imagen tomada de internet
Introducción
Comienzo
este artículo aclarando que autores como Daniel Cassany han estudiado este tema
reiteradas veces y desde distintos puntos. Sin embargo, el método que propongo
brevemente en este texto (más que método es una simple respuesta a la pregunta
que compone el título) tiende a ser original en su propósito, aunque no elimino
la posibilidad de que algún autor con mucha más experiencia en docencia y
escritura lo haya trabajado de esta manera o incluso con muchos más detalles y
matices, como espero que ojalá se haya hecho. No obstante, reitero que cada
propuesta o idea que en este texto se plantee nace de mi experiencia (muy
corta, por cierto) en el campo de la docencia en el área del Lenguaje y la
Literatura. Por tanto, cualquier idea similar con alguna de cualquier autor
entraría a ser mera coincidencia en pro de la buena enseñanza de la escritura
en el aula.
Primero
que todo, la escritura no debería ser trabajo y obligación únicamente de
profesores de Español. Todos los docentes de todas las áreas del conocimiento
deberían entender que, por medio de la escritura, se puede interiorizar y
comprender a fondo y significativamente todo tipo de aprendizaje. Por medio de
la escritura, el profesor de matemáticas podría darse cuenta hasta qué punto el
estudiante ha comprendido el tema y cómo, por medio de asociaciones e inferencias,
llega a la conclusión de que las fórmulas y métodos de dicha materia llevan al
desarrollo del pensamiento. Por medio de la escritura, se puede describir cada
ejercicio que se realice sin necesidad de poner cantidades de ellos como tarea
(que muchas veces no son hechos por los alumnos sino por algún familiar o por
algún tercero). A través de la escritura, se puede llegar a conclusiones o
preguntas que, en muchas ocasiones, no se logra con la simple memorización de
fórmulas y métodos.
Después
de haber aclarado este punto supremamente importante para el correcto
desarrollo y avance en el proceso de escritura en la escuela, daré las pautas
que, considero, todo profesor debería tener en cuenta, así fuese someramente,
cuando se dispusiera a enseñar el ejercicio de escribir argumentando.
Dos anotaciones para tener en cuenta
Cuidado:
Ante todo debe haberse trabajado el pensamiento crítico en el aula de clase por
medio de la literatura o de la filosofía, de las Ciencias Sociales o de la
Ética. De lo contrario, es imposible que haya buenos resultados en los textos
escritos por los estudiantes. Aunque en un texto posterior ahondaré más en este
tema, es importante tener en cuenta que para desarrollar el pensamiento crítico
es necesario el debate en el aula de problemáticas sociales y políticas
allegadas al entorno sociocultural de los estudiantes.
Atención:
Es recomendable que antes de empezar a escribir, el estudiante lea textos
argumentativos, que identifique por sí mismo la estructura, que critique al
autor, que opine sobre los argumentos. Es más: yo recomendaría que en dicho
proceso el profesor presentara uno de sus propios textos argumentativos (todo
profesor tiene la obligación ética de escribir) para que el estudiante se
sintiera más familiarizado y con más voluntad y razones para hacerlo. Y mucho
mejor si el texto que el profesor lleva al aula trata una temática afín al
diario vivir de los estudiantes: matoneo, relaciones sexuales, bromas pesadas,
etc.
Pues
bien, retomando la escritura, es indispensable que luego de haberse trabajado
el pensamiento crítico y de haber hecho las lecturas necesarias, se proceda
poco a poco, por medio de un proceso que puede ser muy paulatino, a la
enseñanza de la escritura, siguiendo los siguientes pasos:
Pasos temáticos o de contenido:
1. La elección de un tema polémico o
significativo de la sociedad, en el cual se pueda tomar postura y argumentar:
este primer punto es el paso primordial para el inicio de la escritura de un
texto argumentativo. El tema no puede ser cualquiera ni debe partir de una
pregunta cerrada. Si el estudiante decide, por ejemplo, argumentar sobre la
diversidad de peces en el Océano Atlántico terminaría explicando, describiendo
o enumerando una cantidad de nombres que, supuestamente, contestarían su
pregunta problema. Para argumentar,
resulta necesario tomar postura sobre algo, ya sea político o social. Si bien
es cierto que puedo argumentar en temas científicos, también lo es que, para
llevar a cabo esto, por ejemplo, lo de los peces, sería imprescindible, ir
hasta el mismo océano, tomar el corpus y concentrarme en el tema durante varios
meses o incluso años. Y el tiempo del aula no da para tanto. Sin embargo, como
profesor de Biología (o de Español o de cualquier área, que tenga presente la
educación integral), se podría dar cierta información sobre el trato de los
peces en el Océano Atlántico y la posibilidad de extinción de algunas especies
para que el estudiante pueda proponer (esto es: tomar postura y argumentar) las
soluciones, partiendo de unas consecuencias bien definidas. En este caso,
terminaría siendo una argumentación social y muy posible y pertinente para el
área de Biología. Si el texto argumentativo parte de conocimientos matemáticos,
este debería ir encaminado a la comprensión del mundo por medio de las
temáticas propias del área. No obstante, en este tipo de ciencias fijas, es
posible que la argumentación se presente como una descripción de por qué la
solución de algún problema es de esa manera y no de otra, partiendo de unas
fórmulas y métodos específicos.
2. Planteamiento de una tesis en torno
al tema elegido: La tesis es una afirmación original sobre
un tema específico que será argumentada a medida que se desarrolle el texto.
Generalmente, la tesis va al principio de este, pero el cambio de lugar depende
del estilo del escritor. En muchas ocasiones, la tesis no puede estar
explícita, pero, para el comienzo del ejercicio de escritura, considero
importante que sí lo esté. Por otra parte, la tesis puede presentarse en una
pregunta, al estilo francés. Es muy común encontrar textos argumentativos que
partan de preguntas. En este caso, los argumentos cumplen la función de
contestar la pregunta problema del texto.
3. Los argumentos acordes con la tesis:
Los argumentos, si se usa el modelo francés, terminarían siendo las respuestas
a la o las preguntas que se hagan en la parte introductoria. No podemos hacer
argumentos sin tener en cuenta aquello de lo que ese está hablando. Es común
que los estudiantes empiecen argumentando una cosa y terminen hablando de otra.
Aunque haya temáticas relacionadas es importante tener en cuenta que si mi
tesis, por ejemplo, trata sobre la importancia de una u otra fórmula química o
matemática en la sociedad de principios del siglo XX, no puedo centrar ninguna
parte del texto ni de los argumentos en lo indispensable del lenguaje como
ciencia, si esto no va directamente relacionado con mi propuesta.
4. Organización de los argumentos:
Aunque este punto vaya relacionado con el anterior y aunque parezca más
pertinente para el próximo apartado, considero necesario, por cuestiones de
metodología, exponer una posible manera (entre muchas que hay) para la correcta
ubicación de los argumentos. En primer lugar, la tesis, como generalmente
ocurre, puede subdividirse en varios temas. Cada uno de estos podría formar un
argumento aparte que podría ocupar incluso todo un párrafo. Es más, en el
momento en que se está enseñando a escribir, considero imprescindible que de la
tesis que se plantee salgan varias subtemáticas para que el estudiante no
llegue al estado (común y consecuente) de “quedar en blanco” o de no hallar qué
más escribir. Aprovecho para aclarar que hay varios tipos de argumentos, pero
que, en mi opinión, aunque es necesario su estudio y utilización, podrían
causar en el estudiante la idea de que deben utilizarlos todos en un mismo
texto y, ante esta imposibilidad, demorarían el texto y olvidarían o dejarían a
un lado sus propios argumentos. Para comenzar a escribir, considero
indispensable que nos olvidemos de las clases de argumentos y que más bien las
deduzcamos a partir de las lecturas previas que hacemos, o que nos concentremos
en una clase de argumento por cada texto escrito siguiendo el respectivo
proceso, para no acosar al estudiante con terminología que podría resultar
molesta e inútil. Después del argumento propio, apoyo la idea de que el primer
argumento que se trabaje sea el de autoridad, pues, aunque tenga la misma
importancia del resto, es la base para el planteamiento ético del texto
argumentativo. Es más: se aprovecharía la situación para que el docente
escribiera o llevara al aula un texto sobre el plagio. Dejo como tarea a los lectores
de este texto la consulta de las clases de argumentos.
5. Las conclusiones que retoman
brevemente la temática, los argumentos y lo propuesto: Las
conclusiones, en textos argumentativos de poca extensión, van al final en uno o
dos párrafos, y en varios párrafos cuando se escriben ensayos extensos o
tratados teóricos. La conclusión debe hacerse retomando la temática, mostrando
en breve los argumentos y, a partir de esto, llegar a un punto en el que se
note de forma definida la postura del autor; evidentemente, la misma que
mantuvo durante todo el texto. El final del párrafo conclusivo puede (no debe)
ser una pregunta en torno al tema que permita la indagación del lector u otras
perspectivas. Sin embargo, este punto no es imprescindible para el desarrollo
correcto de un texto argumentativo.
Una aclaración
Los
puntos anteriores fueron los primordiales para la elaboración de un texto claro
en postura, ideas y argumentos. Cabe aclarar que el profesor debe tener
presente lo que va a evaluar para que no cometa injusticias con el estudiante
cuando califique. Es decir: si el docente no ha trabajado la ortografía, ni la tildación,
ni la sintaxis con el estudiante debería calificar solamente la capacidad
argumentativa de este y no bajar décimas ni puntos porque falló una tilde o
hubo hipérbatos durante el desarrollo de los argumentos. Esto es indispensable,
porque, aunque se suponga que el estudiante ha adquirido tales competencias, en
la mayoría de los casos resulta que no. A continuación, veremos los puntos
estructurales y la metodología para llevarlos al aula. No olvidemos que lo
importante es que el estudiante sepa argumentar siguiendo los pasos anteriores;
lo que viene pasa a segundo plano, aunque sea de parecida importancia.
Pasos estructurales o de forma:
1. El aprendizaje de la estructura
sintáctica correcta de la lengua española (o de la lengua extranjera; en todo
caso los pasos para la escritura correcta de un
texto argumentativo serían los mismos en cualquier idioma): En
este caso, es necesario que el estudiante comprenda que un texto para que
cumpla con la coherencia y, sobre todo, la cohesión pertinentes debe tener, en
primer lugar, una sintaxis correcta. Para ello es indispensable el estudio de
la organización de las palabras en una oración: Sujeto-Verbo-Complementos. Por
ahí se puede empezar: haciendo oraciones, analizando la coherencia, la cohesión
y la sintaxis de las mismas. Si el estudiante comprende que la oración está
compuesta por unos elementos que deben ir, por cuestiones de redacción, en un
orden establecido, comprenderá también, por medio de ejemplos, que dicho orden
hará más cohesivo y coherente el texto.
2. La noción estructural de párrafo:
A medida que se avanza en sintaxis se puede trabajar la construcción del
párrafo. Hay que tener en cuenta que el estudiante no puede escribir seis o
siete líneas de la noche a la mañana porque no cuenta con la habilidad para
hacerlo. Para lograr esto, se debe pasar por un proceso que puede durar semanas
o incluso meses. Después de trabajar la sintaxis de la oración, es necesario
avanzar poco a poco en la escritura de enunciados un poco más extensos, hasta
llegar al párrafo. No pretendamos como docentes que el estudiante, después de
una sesión de clases, pueda escribir fácilmente un texto. Al párrafo se llega
poco a poco y con mucha paciencia.
3. La acentuación: Si
jerarquizamos, la ortografía quedaría, sin ninguna duda, en el último lugar.
Hay profesores que por evaluar ortografía dejan de ver propuestas y posturas
muy positivas e interesantes de los educandos. No obstante, para que el texto
quede correcto y se entienda fácilmente, resulta necesario el buen uso de la
ortografía. Considero que, como va de última, la dejemos en ese lugar en todo
contexto. Es más, soy partícipe de que la gramática y la ortografía deberían
enseñarse en los últimos grados de bachillerato y que, en el área de lenguaje,
los cursos de primaria y los primeros de secundaria se deberían centrar en la
literatura, en la lectura y en la escritura crítica. Hay muchos métodos para
dictar ortografía en el aula, pero no todos son satisfactorios. Conozco uno que
dejo a disposición de los interesados: Los índices cacográficos. En otro texto,
explicaré y ahondaré en tan interesante método.
Conclusiones
Enseñar
a escribir un texto argumentativo no es fácil. El presente trabajo es solo un
esbozo de lo que idealmente debería ser la enseñanza en esta materia. Tal vez
erré en todo, quizá fui muy pasional, pero lo cierto es que, cuando he usado
este método, me ha sido útil y ha dado muy buenos resultados. Es importante
tener en cuenta que la escritura es un proceso que puede durar años. No puedo
pretender que mis estudiantes aprendan a escribir de un día para otro. Debo
ser, ante todo, el ejemplo. ¿Si no escribo cómo enseñaré a escribir? Es quizá
esta la base de las calificaciones injustas en las que se evalúa la ortografía
en lugar del contenido o los argumentos
de un texto. Expuse ocho pautas para tener en cuenta al momento de enseñar a
escribir. Las dividí en dos apartados: uno estructural y el otro de contenido.
Este último es sin duda el más importante. En él debemos ahondar cuando
llevemos la escritura al aula. La estructura pasa a un segundo plano, aunque es
casi de igual importancia para la fácil comprensión del texto. Entre muchas
cosas que tal vez queden por decir, doy término a este texto que, espero, sea
de gran utilidad para todo aquel que lo vea pertinente.
Bueno, Jhon Monsalve, me parece muy interesante su postura frente a la materialización de un texto argumentativo. Sin embargo, me parece pertinente mencionar que en la enseñanza de dicho texto argumentativo (algo global) hay diferentes categorías, quizá alguien se confunda. Un texto argumentativo puede ser un discurso religioso, un artículo de opinión, un ensayo, etc. lo que deja al descubierto que quizá usted se refiera o a un artículo de opinión o a un ensayo. ¿Cuál es la diferencia entre los dos? Pues la contra-argumentación, ya que en un artículo de opinión, aunque sí hay unos argumentos de autoridad que apoyan una tesis, es como si no se necesitara comprobar o constatar la postura, es como si el escritor fuera el todo poderoso en donde no cabe ningún argumento en contra. Mientras que en un ensayo sí hay una contra-argumentación que llegan a generar una tensión necesaria en este tipo de textos, se tiene, pues, unos argumentos en contra y a favor, pero todo lleva a que esos argumentos en contra no son suficientes para tumbar mi tesis, es como una guerra interna del texto.
ResponderEliminarAsí mismo, en la parte que usted menciona de hacer significativo el aprendizaje a través de experiencias familiares del contexto socio-cultural de los estudiantes, puede decirse que es algo fundamental para ellos, darle un sentido a la escritura desde un reconocimiento y una reconstrucción del mundo, al respecto María Trinidad Gómez afirma que todos los elementos culturales del sujeto lo ayudan a construir una utilidad del lenguaje y del reconocimiento del mundo:
“En el área de lenguaje, el concepto de competencia viene ligado a la utilidad y trascendencia de lo que se aprende, utilidad y trascendencia que llama a la acción dentro de un contexto; es decir, que la acción humana es una acción situada en un escenario cultural, tal como lo proponen Bruner y Vygotski al reconocer la importancia de las interacciones sociales en el ejercicio mental. Estas interacciones sociales se comunican a través del lenguaje, medio con el cual el sujeto construye su experiencia individual y colectiva con el mundo.”
Jhon, muchas gracias por escribir, sus posturas otorgan una luz enorme para esta difícil tarea de enseñar, sobre todo, la difícil tarea de enseñar a pensar. Y qué pena por mi comentario, quizá esté totalmente equivocada. No quiero ser positivista, mejor dicho, no hay verdades declaradas.
Yésica Nieto, muchas gracias por sus aportes. Usted tiene toda la razón: no especifiqué si la enseñanza de la escritura del texto argumentativo era para artículos de opinión o para ensayos. Sin embargo, usted, muy pertinentemente, indagó sobre ello e incluso expuso las diferencias. No arreglaré nada dentro del texto para que la gente que llegue a él comprenda la importancia de su comentario. Muchas gracias, Yésica, por la aclaración y los aportes que complementan el texto. Saludos.
EliminarProfe Monsalve: Gracias por sus enseñanzas. Creo que sus estudiantes son privilegiados al tenerlo como maestro, amén del apoyo virtual que les da con su estupendo blog. Gracias a alguien como usted, hace treinta y cinco años pillé el gusto por la literatura que, aunque nunca ejercí, se constituyó en una suerte de felicidad para mí. Exitos
ResponderEliminarTodo es en pro de una buena educación, Darío. Lo felicito por esa pasión. Gracias por comentar. Saludos.
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