Reseña de Antropología estructural, de Lévi-Strauss
Jhon Monsalve
Lévi-Strauss,
C. (1987). Antropología estructural. Barcelona: Ediciones Paidós.
Contexto
de la obra
Para comprender a Lévi-Strauss, es
importante situarlo en un paradigma teórico que regiría por décadas —y aún lo
sigue haciendo— el estudio de las relaciones humanas, a partir de universales y
leyes generales de oposición y composición: el Estructuralismo. Este modelo,
que abarca gran parte del siglo XX, surge, en principio, de la Lingüística,
hecho que es conocido por el autor de Antropología
estructural en Norteamérica por voz de Jacobson, quien, entre otras cosas, “le
descubrió a Ferdinand de Saussure y los avances de la lingüística estructural.
De ahí extraerá la inspiración y los elementos teóricos que necesitaba para sus
análisis etnológicos” (Gómez García, p. 3). Dentro de los estudios en el ámbito
fonológico, Lévi-Strauss reconoce un método apropiado para las relaciones de
parentesco en las sociedades primitivas; en la primera parte del libro que aquí
se reseña, hace una explicación detallada de aquello que la Lingüística podría
aportar a la metodología del análisis antropológico. El estructuralismo se
configura, de esta manera, como el derrotero de una de las teorías de las
Ciencias Sociales más importantes en las últimas décadas del siglo anterior.
Entre otras características contextuales,
se rescata el centenario de Durkheim en el año de publicación de Antropología estructural: 1958. Es más,
Lévi-Strauss, al inicio del libro, dirige una dedicatoria al sociólogo francés
quien, desde las Reglas del análisis
sociológico, se interesa por regularidades que pueden buscarse en el
estudio comparativo entre las sociedades presentes y la información hallada de
las primitivas. Basado en este y en otros sociólogos como Mauss, además de
lecturas marxistas y filosóficas y de relaciones académicas con Merleau-Ponty y
Roman Jacobson, Lévi-Strauss crea, a mediados del siglo XX, una concepción
científica de las sociedades, especialmente, de las primitivas.
Breve
biografía del autor
Claude Lévi-Strauss nace en Bruselas el
28 de noviembre de 1908 en una familia de origen judío, característica que,
años después, le habría de implicar su exilio y protección en Estados Unidos,
dentro del selecto grupo de intelectuales europeos que corren cierto peligro
durante la Segunda Guerra Mundial. Desde niño, tiene acceso a la cultura,
gracias a que, en su casa, practican el arte, la música y la lectura. Se
interesa por la Filosofía y se doctora en Letras con el pasar de los años; sin
contemplarlo, una universidad brasileña le ofrece cátedras y oportunidades de
investigación en los años treinta; por tanto, viaja al país latinoamericano con
el fin de trabajar y, sin intuirlo, inicia, junto a su primera esposa, un
recorrido por algunas comunidades indígenas de Brasil. Es por esos años que
surge en Lévi-Strauss el interés por la etnografía, gracias al cual sería
reconocido como uno de los grandes antropólogos del siglo XX en occidente.
Estructura
del texto
Lévi-Strauss estructura el libro en
cinco grandes apartados: la introducción, que contiene cinco capítulos; la
segunda parte, constituida por tres secciones; el tercer apartado, compuesto
por cuatro capítulos; la cuarta parte divida en dos y el quinto apartado, formado
por tres secciones. Es importante aclarar que todos los artículos que componen
el libro son publicados antes del año 1958 en diferentes revistas y
conferencias; no obstante, el autor anexa algunos apéndices con el fin de
complementar la información de ciertos textos académicos. A continuación, se
expondrán las ideas generales de cada uno de los apartados, haciendo énfasis en
los elementos más importantes de los capítulos que constituyen cada sección
mayor.
Tesis
principales y secundarias
Idea
principal del primer apartado: La
Antropología puede alimentarse metodológicamente de los estudios lingüísticos
Para Lévi-Strauss, la antropología
cumple con las características de la semiología, propuesta por Saussure. Para
la antropología, todo está configurado por símbolos y signos. Basado en
Radcliffe-Brown, concibe que la antropología social es una ciencia que estudia
hechos para descubrir las características de la sociedad: analizar sus partes
constitutivas y establecer correlaciones. En el autor surge una pregunta que
sirve como derrotero metodológico: ¿existen redes de relaciones que hacen
similares a los grupos humanos que antecedieron en a la cultura actual? Para
ello, plantea adecuar en la Antropología el método de análisis estructuralista
de la Fonética, no sin antes dejar claras ciertas bases.
Para iniciar sus apreciaciones, el
autor presenta la diferencia entre etnografía, como la disciplina encargada de
observar las prácticas de comunidades, y la etnología, como el campo que,
basado en los documentos de los etnógrafos, compara realidades sociales de una
cultura. También plantea una disparidad
entre la historia y la etnología como ciencias sociales. Lévi-Strauss considera
que ambas estudian al ser humano fuera de las latitudes en que vive: la
primera, por tiempo, y la segundo por espacio. Esto indica que la etnología
estudia también el pasado del hombre, con base en las informaciones otorgadas
por los etnógrafos, pero con la diferencia del método con la historia: esta
última se interesa por desentrañar las expresiones conscientes de la vida
social, mientras que las inconscientes son propias de la etnología (entiéndase
por inconscientes el estudio del mito en esas culturas). Las dos poseen el
mismo objetivo: lograr una comprensión del hombre.
Paso seguido, el autor desarrolla la
idea de que la sociología se complementa metodológicamente con la Lingüística,
hasta el punto de considerar los mismos fines generales: concibe universales
lingüísticos en los fonemas que utilizan las lenguas del mundo para comunicar.
De la misma forma, la sociología se interesa por leyes de parentesco, es decir,
formas similares en que se relacionan los seres sociales independientemente del
lugar en el que estén. En este punto, empieza el desarrollo fundamental del
primer apartado.
A renglón seguido, Lévi-Strauss comenta
la propuesta de Wiener: las leyes que rigen a las matemáticas no son las mismas
que rigen a las ciencias sociales, en vista de la participación subjetiva y,
por ende, la influencia que el observador pueda tener sobre los sujetos que
estudia. No obstante, para Lévi-Strauss estas leyes sí se pueden aplicar a la
Lingüística, puesto que tal subjetividad no determina ni modifica las leyes
propias de la lengua. Nuevamente, el autor enaltece el rigor metodológico de la
Fonología, ahora, incluso, en cuanto sistema que podría comprenderse
ampliamente a través de la informática. Surge otra vez en él el interés por
relacionar tales alcances metodológicos en los estudios de corte antropológico.
En el mismo sentido, existen tres
problemas en los estudios planteados hasta el momento, según Lévi-Strauss: la relación
entre lengua y cultura, entre lenguaje y cultura y entre lingüística y
antropología. Al respecto, se concluye que el hombre adquiere la cultura a
partir del lenguaje y el lenguaje comparte la misma arquitectura con la
cultura. Existe, por ende, una relación intrínseca.
Por lo anterior, el autor manifiesta su
envidia ante el método de la Lingüística, que parece muy naturalista. Luego del
ánimo de acercarse al rigor lingüístico, Lévi-Strauss propone una metodología
basada en la comparación de dos comunidades bastante alejadas que poseen rasgos
diferentes con respecto a reglas de matrimonio, organización social y sistema
de parentesco. Considera que existen unas distancias importantes entre la
cultura indoeuropea y sinotibetana, pero que, entre los pueblos aledaños,
pueden hallarse congruencias. De este modo, se concluye que, efectivamente, las
culturas estructuran de maneras diversas las relaciones de parentesco.
Finalizando el desarrollo de estas
ideas en torno a la influencia del método lingüístico en la Antropología, y con
base en Haudricourt y Granai, Lévi-Strauss expresa que existen tres tipos de
reglas en la sociedad que la determinan: reglas de parentesco, reglas
económicas y reglas de comunicación, las cuales son sistemas de intercambio
comunicativo. Sin embargo, existen otros lenguajes en las culturas: arte, mito,
rito y religión, también determinantes, que se desarrollarán a lo largo de
otros apartados.
Manteniendo las oposiciones propias del
estructuralismo, Lévi-Strauss propone como ejemplo otro lenguaje: el de la
cocina, cuyas unidades serían los "gustemas"; así, considera que la
cocina inglesa, verbigracia, no contiene la distinción entre sabroso e
insípido, mientras que la francesa sí, o también que la cocina inglesa cuenta
con materiales primas nacionales (relación de endógeno y exógeno), mientras que
la francesa no.
Idea
principal del segundo apartado: La
organización social puede hallarse en los albores de las comunidades primitivas
En principio, el carácter primitivo de
una cultura no se comprende, desde Lévi-Strauss, como un retraso social. Desde
este punto, intenta descubrir en varias culturas sus cualidades intrínsecas
heredadas de los pueblos muy primitivos. Es imposible reconocer a ciencia
cierta las cualidades de las primeras culturas, pero, tras un método de
contraste, se llega a la conclusión de que existen culturas que pueden
definirse, al menos pseudoarcaicamente, por medio de las diferencias con otras
culturas. Se hallan semejanzas entre una cultura primitiva particular con otras
a lo largo y ancho del mundo, pero sí se pueden descubrir elementos arcaicos de
culturas primitivas con base en las diferencias; en últimas, es gracias a lo
diferente con otros pueblos que se pueden determinar las cualidades intrínsecas
de una cultura. No obstante, el autor considera que tal método no llena todas
las exigencias para el descubrimiento del arcaísmo de una civilización.
El autor continúa sus argumentos criticando
el hecho de que las formas como se conciben así mismas las culturas primitivas
en el Brasil son alejadas de la realidad de su verdadera comprensión. Para
ello, utiliza un método comparativo entre cuatro culturas brasileñas, en las
cuales analiza las relaciones de parentesco que tienden a ser, en algunos casos,
matrilineales y, en otros, patrilineales. Lo cierto es que, mientras tales
culturas se perciben a sí mismas como exogámicas, son, en realidad, endogámicas
por las relaciones matrimoniales que forman. Esta es, sin duda, una visión
interesante que indica el nivel de percepción de occidente sobre culturas que
han construido formas de vida en sus contextos.
Idea
principal del tercer apartado: La magia y
la religión son prácticas relacionadas y universales
El autor aborda la relación indisoluble
entre los chamanes y la colectividad. Existen lazos fuertes entre lo que hace
creer el chamán y la fe de la colectividad sobre este hecho. Lévi-Strauss
relata, entre otras, la historia de Quesalid (tomada de Franz Boas), hechicero
de un grupo primitivo de Canadá, que se integró al chamanismo con el fin de
comprender sus actos ilusorios. Con el tiempo, lo logró y se configuró en una
autoridad que hacía curaciones representando enfermedades con bolas de pelos o
con saliva; la colectividad creía en tales acciones y se curaba. Ante este
hecho, el autor considera que el chamanismo es intrínseco de las sociedades
primitivas y tiene frutos a raíz de la construcción social de los actos del
chamán y las creencias que, al respecto, tienen los participantes de la
comunidad.
Paso seguido, el autor presenta unas
historias de chamanes bastante interesantes desde el punto de vista
antropológico. Por ejemplo, hace alusión a un parto que se complica y en el
cual, por ende, el chamán interviene para derrotar a Muu, que es la responsable
de la formación del feto y que se apodera del alma de la que está pariendo. El
chamán interviene con sus cantos, que acompañan los demás, para buscar el alma
perdida; cuando esta es hallada, el parto vuelve a su normalidad. Así mismo,
Lévi-Strauss, con base en la misma historia, describe ciertos viajes que
realiza el chamán a través de sus palabras para encontrar el alma de la mujer.
La presencia del mito aquí trasciende el contenido de lo que se cuenta. Estas
experiencias son asociadas por el autor constantemente con el psicoanálisis.
Por último, el autor plantea que existe
una estructura similar en el relato mitológico que permite comprender por qué
en muchas partes del mundo se hallan las mismas narraciones a pesar de la
lejanía. Los mitos, así las cosas, son universales, porque tratan el odio, el
amor y la venganza. En este apartado, el autor comenta también la relación
entre mito y ritual que debe comprenderse en el seno de cada cultura.
Idea
principal del cuarto apartado: En el arte
se hallan formas de vida primitivas universales relacionadas con la mitología
de los pueblos
Lévi-Strauss halla, como en los mitos,
unas conexiones importantes entre el arte de Asia y el de América. El autor
considera que cabe la posibilidad de que esto se deba a que todos los humanos
vienen de un mismo lugar o a que, estructuralmente, se hallan ligados los
estilos y las demás características del arte. En un breve capítulo (el más
corto del libro), Lévi-Strauss plantea nuevamente las relaciones existentes
entre las culturas en cuanto a arte y mitología se refiere. En este caso, une
las dos, haciendo alusión a una historia que narra la promesa de una serpiente
de darle peces a cierto hombre, si este la transporta. Esta figura aparece en
materiales o instrumentos de culturas diferentes de América, lo que corrobora
el hecho de que las narraciones tienden a ser universales en los pueblos
primitivos.
Idea
principal del quinto apartado: Existen aspectos
estructurales y metodológicos en proceso de construcción dentro de los estudios
antropológicos
Ante los desacuerdos y vacíos en torno
al concepto de estructura, el autor propone como tal la representación de las
relaciones sociales y plantea cuatro aspectos fundamentales: 1) la estructura
es un sistema, el cual tiene implícita 2) la cualidad de transformación; por lo
anterior, 3) se puede predecir cómo reaccionará el modelo y, por último, 4) este
puede servir para todo lo observado. No obstante, el autor considera que la
Antropología, al respecto, apenas está descubriendo las maneras de estructurar
estas sociedades y, para ello, se basa en ciencias más avanzadas en ese
momento.
El autor continúa el apartado
contraargumentando las posturas de Gurvitch, Rodinson y Revel, quienes,
previamente, han criticado las posturas del antropólogo francés, acotando,
entre otras cosas, que empobrece la realidad social. Incluso, atribuyen una
especie de poco aporte a la sociedad; a lo cual Lévi-Strauss dice poder responder
con una pregunta similar, que los implica directamente: ¿Para qué sirve la
filosofía?
El apartado y el libro culmina con el
planteamiento del autor sobre los diversos significados que ha adoptado la
antropología en los diferentes espacios científicos en el mundo. Según él, no
existe un fundamento claro de dónde provienen las relaciones entre lingüística
y antropología, que, habitualmente, proponen las universidades, cuando, en
realidad, tienen objetos diferentes, aunque el método devenga del mismo estructuralismo.
Entre otras cosas, el autor diferencia la etnografía, que es el trabajo de
campo del investigador, de la etnología, entendida como la sistematización de
las tareas realizadas en campo, con el fin de llegar a la antropología que, en
pocas palabras, no es más que la conclusión de los dos procesos anteriores.
Expresa, entonces, que la antropología es interdependiente de la etnografía y
de la etnología. Ante las diversas ventajas que describe, el autor considera
que la Antropología tiene la función de aportar a la comprensión social y
cultural de los seres humanos.
Conclusiones
de la obra
En vista de que el libro es una
compilación de artículos previamente publicados por el autor, no se halla, de manera
explícita, un corolario. No obstante, se pueden identificar las conclusiones de
la obra en dos direcciones: 1) aprovechando el último capítulo, se hace notoria
la concepción de Lévi-Strauss sobre el objetivo de la antropología, el cual se
refiere a la comprensión sociocultural de los seres sociales en comunidad y 2)
las cinco ideas fundamentales que desarrolla el autor son las siguientes: La Antropología puede alimentarse
metodológicamente de los estudios lingüísticos, La organización social puede
hallarse en los albores de las comunidades primitivas, La magia y la religión
son prácticas relacionadas y universales, En el arte se hallan formas de vida
primitivas universales relacionadas con la mitología de los pueblos y Existen aspectos estructurales y
metodológicos en proceso de construcción dentro de los estudios antropológicos.
Estas proposiciones generales van desde lo estructuralista, como paradigma
teórico, hasta la sistematización de experiencias etnográficas vividas y
analizadas por el autor. Antropología
estructural es una completa representación del hombre primitivo en cuanto a
su organización social que devela los fundamentos, a su vez, para la
comprensión del hombre actual.
Comentarios
y crítica
Valorar la obra de Lévi-Strauss es
bastante complejo. En primer lugar, una lectura objetiva, teórica y válida
demandaría, por ejemplo, del conocimiento preciso del Estructuralismo desde la
Lingüística o de las características de la etnografía a mediados del siglo XX.
Aunque se ha desarrollado a lo largo de esta reseña una descripción crítica de Antropología estructural, es tan amplio
el conocimiento que expresa el libro que fácilmente podrían escaparse ideas
importantes del desarrollo teórico del autor. Con lo que se ha alcanzado a
comprender, se ha logrado una visión global de la propuesta de Lévi-Strauss,
sustentada desde universales y leyes generales, que permiten, a partir de
oposiciones y demás estrategias estructuralistas, la comprensión social de las comunidades
primitivas. Lo cierto es que cada capítulo se entreteje de forma ideal con los
siguientes y anteriores: el paradigma se comprende, así las cosas, en función
de las estructuras sociales de aborígenes de distintas partes del mundo,
caracterizados por sus creencias, artes, mitos y rituales que hacen posible el
entendimiento de culturas diferentes a las occidentales tradicionales,
forjadoras, eso sí, de sentidos ricos y diversos.
Bibliografía
complementaria
Gómez, P. (2010). Claude Lévi-Strauss.
Vida, obra y legado de un antropólogo centenario. En: Gaceta de Antropología,
No 26-1.