UN DECÁLOGO PARA TENER EN CUENTA
IDEAS GENERALES DEL LIBRO “LA
LITERATURA COMO EXPLORACIÓN”, DE LOUISE ROSEMBLATT
Jhon Alexánder Monsalve Flórez
Nicolás Gómez Rey
Llevar
la literatura al aula no es tarea fácil, y mucho menos cuando no tenemos
consciencia de que nuestro trabajo docente consiste en formar humanos para la
sociedad. La literatura va presentarse como medio para lograr dicho objetivo. A
continuación, con base en el libro de Louise M. Rosenblatt “La literatura como
exploración”, proponemos las 10 ideas generales del texto con el fin de
reflexionar sobre la experiencia estética, la función social de la literatura y
el papel del maestro.
Nota preliminar:
Escribir un decálogo para
guiar el acercamiento de un libro para un novato desconocido es un ejercicio
bastante difícil para el que tal vez también se encuentra, en ocasiones,
perdido. Perdido cuando se enfrenta a la labor para la que ha estudiado: el
maestro que enseña las letras, el maestro que debe hacer conocer el mundo, la
pasión, la consideración humana…, perdido, en fin, cuando no sabe qué hacer. En
este ejercicio no es uno el que da orden a ideas inmensas, llenas de sentido;
somos dos cabezas las que han leído, discutido, admirado y tratado de expresar
en diez párrafos, en diez pistas, la riqueza de un libro que da luz didáctica
al que no la ve… Ahí vamos, de la mano, los dos.
Literatura, escuela y sociedad
Siempre hemos sabido, o
creemos tenerlo en claro, que la escuela y la universidad son los espacios, los
grandes simulacros, donde el estudiante: niño, adolescente, adulto, tiene su
primera aproximación al conjunto que forma la sociedad. Si la experiencia en este
espacio de convivencia diariano establece criterios básicos para la buena
formación, sana coexistencia, básica norma de respeto al otro, del futuro ciudadano:
no hay un objetivo. Con relación a esta idea básica, debemos decir que la literatura,
el monstruo satanizado, es de suma importancia, y en esto se incluye su
enseñanza, pues afecta el sentido que tiene el estudiante acerca de la conducta
y de la naturaleza humanas. Desde la experiencia literaria, también se forma la
crítica social fundamentada.
El alumno y su primera experiencia literaria
La primera experiencia
académica de cada persona se da en su niñez. Dentro de todas las experiencias
académicas que se viven en la escuela se encuentra aquella que corresponde al
aprendizaje de las letras: círculos, puntos, planas, y una que otra cosa que
hace perder el tiempo… El primer acercamiento a las letras, a la literatura,
óigannos bien, es de suma importancia, pues depende de esta el futuro del
potencial lector. El niño, el pequeño que llega con ojos ávidos de conocer,
sufre una explosión emocional con sus primeras experiencias con las letras, si
estas se guían mal, si no se da un enfoque al desarrollo físico e intelectual
del niño, a través de la literatura, este pequeño antes ansioso por conocer lo
que significa el conjunto de letras, se perderá para siempre: emocionalmente
incapaz para afrontar retos literarios, dirá el sello en su frente.
Literatura y conocimiento humano
Lo reiteraremos dentro de
estas ideas, tal vez para que no se olvide, tal vez porque es de suma
importancia, tal vez porque nadie lo ve: la literatura ofrece una confluencia
de experiencias estéticas y sociales que ayudan al estudiante a mejorar sus
capacidades acerca del individuo humano. La aproximación a las vivencias de
otros congéneres, poco importa nacionalidades o colores, hace ver al estudiante
que existe una relación en cuanto a pasiones y conflictos: dolor, sudor, placer
y lágrimas son palabras comprensibles a partir de cualquier corazón humano. La
sensibilización de la condición del hombre, el conocimiento de lo humano es
algo que no se puede alejar del estudio literario; esta es la principal función
del texto, y de nosotros, maestros, que erramos lecturas al decapitar ideas
fructíferas.
Lectura y lector
Si conocemos al lector,
al estudiante con el que vamos a trabajar, no podremos conocer el texto
particular con el que podamos llegar, con el que podamos mostrar la importancia
de leer. La experiencia literaria debe ser significativa para el estudiante; la
lectura, el texto, debe corresponder a una cualidad especial que se relacione con la vivencia del
alumno. Su entorno, su vida, su pasión influyen en la calidad con la que
podamos llegar a trabajar… Disparemos con letras certeras que apunten a un
punto fijo: el corazón…. Seamos investigadores sociales, investigadores de la
comunidad a la que queremos mostrar el mundo, su mundo, el de los lectores, y
el de los demás, que enriquece vidas ajenas, aunque parecidas.
Dogmas, problemas y análisis
Corrosión, corrosión e
imaginarios culturales que permean mentes jóvenes y potentes es lo que encontramos
al pedir opiniones acerca de algunas letras. Hemos de estar siempre atentos,
alertas, con revólveres cargados de argumentos para enfrentar respuestas
estereotipadas y dogmáticas que impidan formular juicios sociales y éticos
sólidos. Si la lectura de una obra literaria se hace considerando gran multitud
de ideas socialmente conflictivas no llegaremos a ningún lado. Con nuestras
armas debemos disparar y limpiar el camino por el que se dará la construcción
de una ética humana y de una filosofía social… una comprensión de la condición
humana que aporta la obra literaria.
Hacia una sociedad ideal
La
educación debe ir enfocada en la creación de conciencia social y humana de los
estudiantes. Los maestros podemos hacer que los estudiantes reflexionen, por medio
de las ciencias sociales en general, sobre los problemas de su entorno. Enseñamos,
antes de cualquier ciencia, a que sepan vivir
en sociedad y, a la vez, a mantener una capacidad crítica sobre las
circunstancias.Debemos crear en los estudiantes la cualidad de autonomía, que
puedan evaluarse a sí mismos, que tengan el deseo de aprender por sí solos. Por
otra parte, el profesor debe conocer un poco sobre todas las áreas sociales o
ciencias de la conducta para que sepa cómo llevar al aula la literatura o
ciencias sociales afines como medios para la exploración más profunda del papel
del ser humano en la sociedad. De igual modo, debemos comprender que cada
estudiante tiene experiencias disímiles, que son lo que el entorno los ha
hecho, que pueden cambiar si reflexionan sobre su comportamiento y pensamiento.
De esta forma, podrán remodelar su entorno.
La representación de lo humano
Los
maestros tenemos una tarea ardua: ser mediadores en las lecturas de nuestros
alumnos; ser capaces de llevar al aula la literatura con el fin de que los
estudiantes, como seres humanos que son, se pongan en el lugar de los demás. Es
un objetivo que va mucho más allá de lo moralista, pues se trata, antes que
nada, de guiar lo emocional de los estudiantes hacia la comprensión de la
sociedad. Si logramos esto, haremos ciudadanos con conciencia social, éticos y
tolerantes. En otras palabras, por medio de la literatura podemos reflexionar
sobre asuntos humanos: el racismo, la discriminación, la comprensión de que hay
otras culturas que, aunque tengan costumbres diferentes a las nuestras, son
igualmente dignas de respeto. Si nuestros estudiantes, al leer una obra, no
comprenden que en ella se representan las características de una sociedad y los
valores humanos, debemos ser guías para que logren comprenderlo.
Emoción y razón
La
literatura es la representación de las pasiones humanas. Nos vemos reflejados
en ella, aunque date de los más remotos años, porque describe nuestros comportamientos,
sentimientos y deseos. Los maestros la llevamos al aula y la estropeamos, la
volvemos añicos porque ignoramos la forma estética de la reflexiónsocial que
puede lograrse por medio de ella. Desconocemos esta función ontológica de la
literatura y la confundimos con la moral: esta construye el carácter humano por
medio de la imitación ficcional; aquella, por su parte, reflexiona sobre lo
humano en general y sus necesidades. No podemos olvidar que el estudiante se
identifica emocionalmentecon alguna escena o con algún personaje y que ese
sentimiento no puede quedarse estancado en simples impresiones o suposiciones,
sino que, a partir de él, debemos intervenir como maestros con fines estéticos
para que, por medio de la razón, se llegue a una reflexión final en la que
prime el comportamiento, pensamiento y deseo humano en relación con los hechos
sociales, políticos y culturales del país.
Experiencia estética
La
literatura es la representación de la humanidad, de sus pensamientos y sentimientos
en alguna época específica. Los maestros tenemos la tarea de llevar al aula no
la literatura que el canon nos aconseje, sino que, a partir de las necesidades
de los estudiantes, podamos proponer obras literarias con las que se
identifiquen significativamente. De nada sirve, y eso debe quedar claro, que
los estudiantes lean obras importantes si para ellos no lo son. El deber del
maestro es convertirse en mediador de la literatura y en guía del análisis de
los recursos estéticos. Es decir, debemos ser conscientes de que una
experiencia humana no es igual a la otra y debemos hacérselo entender a
nuestros alumnos pues de esta manera se logra, a parte de la experiencia
estética, que el niño comprenda que a veces hay que volver al texto para
comprobar o aclarar algunas cosas que también hacen parte de su realidad y
experiencia, por medio del texto.
La literatura en un marco
significativo
Todo
se une. Si llevamos una novela de un autor universal solo porque nos toca
cumplir un requisito curricular, nuestra labor docente dejaría mucho que
desear. La literatura, a diferencia de la historia, cuenta los hechos en un
contexto particular, pero, sobre todo, explica los pensamientos y
comportamientos humanos de los que en él actúan. Debemos ser conscientes de la
manera en que llevamos al aula la literatura; de ahí, precisamente, parte la
didáctica en esta área. Los estudiantes, en primera medida, deben conectarse
con la obra para que la sientan suya, de su vida, de su entorno, y, a partir de
eso, puedan reflexionar sobre el papel del humano en la sociedad y en relación
con el prójimo. Esto, en síntesis, es lo que debemos comprender los docentes
antes de correr con la gran responsabilidad de hacer de esta sociedad un
paraíso o cementerio.