Revelación Divina: Verbos, Soledad y Fe
Basado en los Secretos del verbo y de la conjugación, de Fernando Ávila
Cuando era niño quería ir a Brasil. Alcancé a estudiar la geografía de ese país para ilusionarme más con lo imposible. Cuando uno es niño, tiene muchos sueños que se frustran a medida que pasa el tiempo con los años, con la madurez, con lo duro de la vida. Lo único bueno de la vida son los sueños, que traen Felicidad por un rato; el resto es solo martirio, un mundo de mierda, de injusticia, de incomprensión y violencia, un mundo detestable, que se pudre con el tiempo, que muere porque sí.
Soñaba con ir a Brasil, como Óliver Atom, el de los Súper Campeones. Armé mi grupo de soñadores y siempre tuvimos Fe. ¡Oh, Fe extraña, que eres infiel! Las religiones te usan como puta, te negocian como puta. Eso son las religiones, querida Fe: unas proxenetas. La Fe hizo que a mi hermano Libardo lo curara el Señor de los Milagros, cuando mis padres aún eran católicos. Le daban ataques, convulsionaba, se moría poco a poco. Y ya ven: no fue Dios, fue la Fe, la Hermosa Fe, el único Dios. Por eso los Musulmanes creen en Mahoma: porque la Fe los cura, los salva, los mata en la Lapidación del Diablo. Por eso los budistas son budistas: porque también Buda hace milagros. Pero no es Buda: es la Fe, la Hermosa Fe, el único Dios.
Y teníamos Fe. Fe en nosotros, en nuestras capacidades, en nuestros deseos, en nuestros sueños. Pero la Fe no alcanzó pa’ tanto. Entrenamos mucho, por muchos años, por nuestra cuenta, y nada, nadie venía a vernos jugar, como dice mi hermano que vieron al Pibe, nadie se acercaba a este lugar inmundo, de pobres, de ancianos sucios, de niños sucios, de mujeres sucias, de agua sucia, de calles sucias, olvidado por Dios y por el Gobierno. ¿Quién se iba a acercar si los dueños del barrio eran paracos, y policías, y guerrilleros? Se acercaba únicamente mi amiga la soledad, junto a su séquito de tristeza, de melancolía, de inmundicia, del que me enamoré cuando me di cuenta de que soñar con ilusión no era pa’ pobres. Adiós, Brasil, no nos volveremos a ver nunca: ya olvidé tu geografía, ya olvidé las pocas palabras de tu idioma: detesto el portugués, detesto el fútbol, detesto los estadios, detesto las barras, los programas dedicados al fútbol, detesto la Fe, la hermosa Fe, que me enseñó a soñar, a parir ilusiones para un futuro incierto.
A apropósito de Fe, ¿por qué la tildan aún? Esa tilde desapareció el año 54 del siglo pasado. Ay, la soledad fue mi compañía, y también la Gramática y también la Ortografía, tan grandes como la Fe. Fe Hermosa, puta de religiones. Gramática Hermosa, puta del lenguaje. Todos te usan a su antojo, todos te irrespetan, todos se olvidan de ti. No ven tu hermosura, tu elegancia, tu nitidez. Ya sé: recuerdo a Coseriu, recuerdo el concepto de Norma Lingüística, debo comprender que la lengua varía, diatópica, diacrónica, diastráticamente… la lengua es mutable como lo dijo Saussure… Eso lo sé, Gramática Diosa, pero cuélate más en el mundo, vuélvete mala como Dios: al que te falle destrúyelo, que no adoren ni a Moloc, ni a Aserá, que te respeten porque eres la Diosa Todopoderosa del Reino Correcto, del Verdadero Reino Correcto.
La soledad y la gramática me acompañaron desde mis primeros sueños frustrados. Ellas: dos Diosas, como la Fe, la que curó a mi hermano, la misma por la que se matan muchos. Fe, bendita Fe, Fe detestable, que vives haciéndoles favores a los dioses. Deja eso allá, y vente a vivir conmigo, al lado de la soledad y de la Gramática. Fe, en ti espero, en ti confío, aunque te odie.
La ortografía vino a morir por ti, gramática amada, vino a crucificarse para salvar el mundo: el mundo no entiende de esto, y lo sé, es difícil cumplir tus mandatos. Sin embargo, aquí te predico, en estas hojas que me mandaste a escribir, como tu apóstol, el que edificará tu casa.
Gramática, me pides que hable de los verbos, porque en el principio el Verbo eras tú. Y aquí empiezo:
1. El verbo es aquella parte del enunciado que expresa una acción, una pasión, un sentimiento. El verbo eres tú, mi Gran Diosa. Hay verbos que suelen presentar dudas al momento de su uso. Como me dijiste, predicaré, sobre todo, esos verbos; en otra ocasión serán otros, u otros modos, u otros tiempos.
2 . Los verbos pueden ser arales, erales, irales, según su terminación. Los verbos que terminan en AR se conocen como arales; los que terminan en ER, como erales; y los que terminan en IR, como irales.
3. El verbo Roer es un verbo curioso. Se puede conjugar de tres formas distintas en la primera persona del singular: Yo roo, Yo royo, yo roigo.
4. Cuando se vosea, los imperativos a veces cambian considerablemente. Un ejemplo de ello es el imperativo del verbo ir: en lugar de ¡Ve!, se dice ¡Andá!, cuando ¡Andá! es el imperativo de andar. Fernando Ávila, tu discípulo, Gramática Todopoderosa, afirma que la RAE debería verificar la curiosidad.
5. Los verbos Activos e Inactivos reciben también el nombre de Transitivos e Intransitivos.
6. Requerir es un verbo transitivo: es Requerir algo, y no Requerir DE algo.
7. El imperativo del verbo Enderezar, para usted, no es Enderezca, sino Enderece. Su modelo es el verbo Rezar, y no el verbo Agradecer.
8. Un verbo defectivo es un verbo que no puede ser conjugado en todos los modos, o en todos los tiempos, o en todas las personas. Los verbos atmosféricos son un ejemplo de este.
9. La diferencia entre acordarse y recordar es simple: el primer verbo es pronominal; el segundo, no. Por eso, no debe decirse “Me recuerdo de algo”.
10. Cancelar no siempre es sinónimo de pagar. Una cosa es decir “Pagué el semestre” y otra muy distinta “Cancelé el semestre”.
11. Adolecer no es No tener, es Tener un defecto.
12. El verbo haber es un verbo especial. Como auxiliar guarda concordancia con el participio pasado; como impersonal no.
13. Haiga no es un verbo. Se usa como tal, pero no es un verbo. Se considera error si en lugar de Haya, se dice Haiga. Haiga es un sustantivo: es un automóvil ostentoso.
Oh, Gramática Diosa, gracias por revelarme tu sabiduría, por transmitirme tus pensamientos. Tú si eres sabia y justa. Gracias, Fe, por permitirme confiar en Ella; gracias aunque te odie. Gracias, aunque sé que haces parte del burdel de las religiones. Revélate, para amarte más. Soledad, gracias por tu compañía, por tu apoyo, gracias por ayudarme a pensar. Oh, Gramática Hermosa, guárdame de todo mal y peligro, guíame por el bien y por el sendero del buen hablar.
AMÉN
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