PASTOR CESTEROS, Susana. La enseñanza de segundas lenguas. En: Conocimiento y Lenguaje. Valencia: Universidad de Valencia, 2005, p. 361-399.
Jhon Monsalve
Imagen tomada de internet
En la segunda Guerra Mundial, dice la autora en la primera parte del texto, hubo la necesidad de formar a los soldados en las lenguas de los países con los que combatirían. Este fue parte del génesis de lo que hoy se conoce como lingüística aplicada, que es la disciplina que se encarga de resolver los problemas concretos del uso cotidiano de la lengua en distintas situaciones de enunciación. Susana Pastor aclara la diferencia entre lengua materna, segunda lengua y lengua extranjera: la primera es aquella en la que se aprende a hablar; la segunda lengua es la que se aprende con posterioridad, siempre y cuando el aprendiz esté ubicado en el contexto donde vive la lengua que aprende; la lengua extranjera es aquella que se aprende en un contexto donde no es la materna. Algunos factores extralingüísticos, según la autora, intervienen en el aprendizaje de una lengua, y como ejemplo de ellos, pone la influencia de la lengua materna, el conocimiento de otras lenguas o el contexto en que se aprende; otros factores pueden ser sicológicos, y se centrarían más en actitudes y aptitudes.
Susana Pastor Cesteros presenta en la segunda parte algunos modelos de análisis que son importantes en la adquisición de segundas lenguas; entre ellos, el análisis contrastivo que proponía identificar rasgos parecidos y diferentes de la lengua que se aprendía con la lengua materna, algo así como el francés y el español, que guardan semejanza. Otro modelo de análisis fue el de errores, que consistía en hallar las falencias comunes de todos los aprendices de segundas lenguas, pero no tuvo éxito debido a que los errores siempre se presentaban (y presentan), haciendo parte del aprendizaje. Este análisis nunca tuvo en cuenta los errores en conjunto de su producción, sino solamente los errores del aprendiz. Luego, la autora centra su atención en las variables individuales de los aprendices, que no son más que las distintas causas que se presentan en el aprendizaje de cada uno que indican las diferencias en los resultados de las pruebas. La edad, la aptitud y la actitud son las causas que varían en cada estudiante. Incluso dentro de los factores socio-sicológicos se destaca la motivación, que puede ser integradora o instrumental; esta última es la de aprobar un examen; la primera es la asimilación a la cultura de la lengua que se aprende.
En la tercera parte del texto, la autora habla de los distintos métodos de enseñanza que existen para las segundas lenguas. Antes de comenzar la taxonomía que hace, aclara la diferencia entre enfoque y método: el primero es el enfoque de teorías sobre procesos de aprendizaje de una lengua; el segundo, la forma específica de enseñar una lengua. El método de gramática-traducción y el método directo hacen parte de los utilizados antes del siglo XX, donde el primero tiene como modelo la forma de estudio de las lenguas clásicas y cuyo objetivo no era hablar, sino conocer la gramática de la lengua meta para escribir y leer en ella. El método directo, que se llevó a cabo más bien a comienzos del siglo pasado, centraba su atención en la parte comunicativa que era necesidad en ese entonces para los extranjeros que habitaban en Estados Unidos y que debían comunicarse. Los métodos de orientación estructuralista que tuvieron su auge a partir de los años 40 del siglo pasado se concentraron en el método situacional que consistía en la enseñanza de las cuatro destrezas fundamentales, de las que se enfatizaba, sobre todo, la parte audio-oral, que se trabajó en la enseñanza de segundas lenguas a los soldados de la segunda Guerra Mundial. Los métodos de orientación estructuralista se basaban más en la comprensión auditiva y en la expresión oral.
En los métodos humanistas, según la profesora Pastor Cesteros, se evidenció el declive del método audio-oral; aquí la adquisición de la segunda lengua se concebía como el resultado de la formación de reglas y en orientaciones basadas más en el individuo; todo era orientado hacia el potencial humano del aprendiz.
En los métodos de orientación comunicativa se dejó a un lado la competencia lingüística y la atención se centró en la competencia comunicativa. Fueron tres los principios fundamentales de este enfoque: el principio comunicativo, en el que las actividades de comunicación son propicias para el aprendizaje; el principio de las tareas, donde las actividades que requieren el uso de la segunda lengua favorecen el aprendizaje; y el principio del significado, en el que la lengua significativa sirve de apoyo al proceso de aprendizaje.
En el último apartado del texto de Susana Pastor Cesteros, se encuentran las destrezas que se presentan en el proceso de aprendizaje de una segunda lengua; también los recursos y materiales para su desarrollo. El fin que trata de alcanzarse con las destrezas más conocidas (hablar, escuchar, leer y escribir) es una integración de éstas, posiblemente, con un video en el que se vea, escuche y presente opiniones orales y escritas al respecto: este es el objetivo del aprendizaje de segundas lenguas. En la enseñanza fonética, dice la autora, se presentan dificultades a las que hay que encontrarles solución, teniendo en cuenta las expectativas de los alumnos respecto a la fonética. El problema con el léxico está en escoger el vocabulario que se va a enseñar y cómo enseñarlo. La autora, en este punto, afirma que el léxico contextualizado sirve para una adquisición más efectiva; y de la gramática concluye que se trata ésta de que esté en el servicio de la comunicación.
Finalmente, Susana Pastor Cesteros comenta acerca del papel de la cultura en el aprendizaje de segundas lenguas. Dice que la competencia sociocultural debería estar presente en la enseñanza de segundas lenguas asociada a formas lingüísticas. En cuanto a la selección y elaboración de materiales didácticos, la autora incluye aspectos como: las muestras de lengua, las conceptualizaciones, la ejercitación, los soportes gráficos o los técnicos. También propone que los textos literarios sean adecuados para el refuerzo del aprendizaje, de la misma manera como los medios audiovisuales y la internet han ayudado a que el proceso sea mucho más didáctico.
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