Comentario sobre El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie
Jhon Monsalve
Imagen tomada de: http://es.escritores-del-mundo.wikia.com/wiki/El_asesinato_de_Roger_Ackroyd.
La
novela El asesinato de Roger Ackroyd
es, a su vez, un manuscrito en el que Sheppard, médico de King´s Abbod, relata
su punto de vista sobre el asesinato de Ackroyd, importante habitante del lugar
que contraería matrimonio con Mrs Ferrars, luego de que esta hubiera asesinado
a su esposo. La perspectiva del médico es fundamental en la novela, hasta el
hecho de ser considerada clave para el desarrollo y la tensión de la narración.
El narratario se deja llevar por una
visión, la que presenta Sheppard, la única que se explaya a lo largo de los
primeros veinte capítulos. Las voces, los comentarios y las acciones dependen
de él, de su versión, de lo que asegura haber visto.
El asesinato de Roger Ackroyd es
considerada, en noviembre de 2013, la novela más importante de crimen de todos
los tiempos: “La autora inglesa Agatha Christie (1890-1976) fue reconocida ayer
como la mejor escritora de novela negra británica, y su obra El asesinato de
Roger Ackroyd (1926) la mejor novela de ese género. La Asociación de Escritores
del Crimen (CWA) del Reino Unido reveló los resultados de una encuesta que
realizó entre autores británicos del género para conmemorar su 60 aniversario,
y que otorga el primer puesto a la reina del suspense y el género policíaco”. Hay
fundamentos para ello: el asesino se encubre detrás de las líneas del único
foco existente; además, la trama es atractiva: un chantaje de uno de los
personajes hacia Mrs Ferrars, que aprovecha el conocimiento sobre el asesinato
de Mr Ferrars para callar a cambio de una buena suma de dinero. Por otra parte,
la trama es interesante en cuanto a la herencia que deja el señor Ackroyd
después de su asesinato, que surge, justamente, cuando descubre quién es el chantajista
de su futura esposa.
La
novela es rica en sicología. Ya es bastante conocido el fundamento sicológico que
Agatha Christie impregnaba en sus novelas (incluso en las que no eran policiacas
y donde adoptaba el seudónimo de Mary Westmacott). Hércules Poirot es el
detective del caso, y ya sin su compañero Hastings, quien habita en Argentina,
se ve apoyado por Mr. Sheppard, el narrador de la novela. El detective, ya retirado
y dedicado a sembrar calabazas, acepta ayudar a la señorita Ackroyd en la búsqueda
del asesino de su tío. Las lecturas de Poirot, siempre tan medidas y acertadas,
llevan al descubrimiento del culpable, quien termina suicidándose y suplicando
que su hermana, Caroline, no se entere del caso.
Los
sospechosos del asesinato se encuentran entre la familia y entre los empleados
de la víctima. Las investigaciones aportan datos que configuran, según la
visión del narrador, a muchos de ellos como autores del crimen. Incluso en la
dedicatoria que la autora hace en el libro expone: “A Punkie, a quien le
encantan las historias de detectives, con asesinatos, investigaciones, ¡y con
una larga lista de sospechosos!”. Entre tantas posibilidades, el lector deja la
opción más plausible lejos de toda posibilidad: el narrador no puede ser el
asesino, no es común que lo sea, no cabe en dentro de las opciones. No
obstante, ante la única visión del relato, ante los hechos que son
incomprensibles, Hércules Poirot no descarta al doctor Sheppard como el
responsable, hasta el punto que lo descubre, y al criminal, que era el mismo chantajista,
no le queda más por decir si no: “Me hubiera gustado que Hercules Poirot no se
hubiese retirado nunca para venir aquí a cultivar calabacines”.
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