martes, 7 de junio de 2011

Subjetividad bucal: opinión sobre la risa

Subjetividad bucal
(Jhon Monsalve)

Podríase catalogar la risa como un tipo de esencia adquirida totalmente subjetiva en el momento de utilizarla. Pensar, entre muchos, en las cosas que nos dan risa sería como tratar de averiguar la comida preferida del mundo pues el resultado tal vez, y tal vez sea el más seguro, sería: toda la comida, sin excepción. Sin embargo, con el humor pasa algo totalmente distinto porque, aunque no todo a todos nos da risa, es veraz que el momento de amargura llega en cualquier instante y envía al humor a descansar escondido entre las lágrimas; la comida estará siempre. El humor varía según los gustos de la persona. Responder qué nos hace reír es muy sencillo si hablamos subjetivamente, porque ver cagar a un perro es risa para niños y ver una película porno en compañía exagerada es risa para adultos. La sonrisa es la parte del humor que afirma la existencia de un muy mal chiste o es la peculiar fotografía del novio llamando a su novia por teléfono, que aunque nunca se den cuenta hacen parte de un chiste ridículo que sonríe por pena, en este caso, a sentirse enamorados. Si nos centramos solamente en la risa, como el acto del antes y después de cualquier carcajada, podríamos decir que las estupideces del mismo humano son un cuento chistoso a diario, pues, ¡de dónde más han salido tantos cuentos de éstos? Da risa cualquiera que tenga gracia para contagiar la suya o transmitir la emoción necesaria pionera de la carcajada. Da risa la monotonía amigable, los insultos ajenos, los programas estúpidos de televisión, el cine de humor… da risa la persona que despectivamente dice nuestros defectos, la luna cursi, el sol caliente, las bobadas, las simpladas, las tochadas, las bromas, las cursilerías, la literatura, el mundo, aunque todas estas, en ocasiones, aporten solo una sonrisa de pena o de poca felicidad chistal.

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