VIGILANCIA
INDEPENDIENTE DEL NORTE DE BUCARAMANGA: ANÁLISIS DISCURSIVO DE UN COMUNICADO DE
OFRECIMIENTO DE SERVICIOS
Jhon Monsalve
1. Introducción
El
discurso, según su modalidad, puede ser oral o escrito[1].
No obstante, se caracteriza por ser sincrético, es decir, por permitir que
otros elementos que no son propiamente lingüísticos hagan parte del proceso de
significación del acto discursivo. Es por ello que el analista, cuando pretende
estudiar el discurso oral, no puede prescindir de lo cinésico o de ciertos
elementos proxémicos, pues estos también determinan la comprensión del objeto
de análisis. De la misma manera, cuando el corpus es un discurso escrito, debe
tener en cuenta, además de los hechos propios de la lengua, los factores
paratextuales. Lo anterior daría pie, sin duda, a definir el discurso no
simplemente como un acto lingüístico, sino como un proceso semiótico, en el
cual pueden converger diversos códigos:
(…) el proceso semiótico aparece, entonces, como un
conjunto de prácticas discursivas: prácticas lingüísticas (comportamientos
verbales) y no lingüísticas (comportamientos somáticos significantes,
manifestados por los órdenes sensoriales).
(Greimas y Courtés: 1990, p. 126).
Los
comportamientos somáticos a los que se refieren los autores del “Diccionario
razonado de la teoría del lenguaje” podrían identificarse, en un discurso
escrito, en aquellos elementos que se observan en el objeto soporte y que no
son propiamente lingüísticos: el material, el formato, la tipografía y, llegado
el caso, las imágenes. Estos factores podrían, incluso, determinar acciones de
poder discursivo.
Teniendo
en cuenta la anterior contextualización teórica, este trabajo tiene como
propósito presentar el análisis de un comunicado que circuló, puerta a puerta,
en el mes de agosto de 2013 en algunos barrios del norte de Bucaramanga. A
partir de este estudio, puede comprenderse, por una parte, ciertos valores o
problemas sociales tales como la inseguridad, y por otra, el fin persuasivo que
está implícito dentro del discurso escrito. Para ello, con base en la teoría
discursiva de Van Dijk y en algunos aportes de Searle y de Calsamiglia y Tusón
en torno al análisis del discurso, se estudia, primeramente, el tema y la
relación entre los sujetos que intervienen en el discurso; en segunda medida,
se analizan los elementos paratextuales y, por último, la organización textual
y los factores lingüísticos.
2. Temática, ilocución y perlocución
A
modo de carta (ver anexo), el comunicado de la Vigilancia Independiente del
Norte de Bucaramanga, ofrece sus servicios de atención y seguridad social a los
pequeños negociantes. En primer lugar, se evidencia la constante alusión a los
ladrones y delincuentes que atemorizan tanto a los clientes como a los
comerciantes y, luego de ello, se ofrece el servicio de protección como medio
de solución a la inseguridad social. A partir de lo anterior, puede notarse un
actuar ilocucionario:
Los actos ilocucionarios y proposicionales consisten
característicamente en emitir palabras dentro de oraciones, en ciertos contextos,
bajo ciertas condiciones y con ciertas intenciones (…). (Searle: 1994, p. 33).
En
este caso, junto al ofrecimiento, se está haciendo una promesa de protección,
si y solo si los beneficiados, tal cual se informa en la última parte del
comunicado, pagan una cuota de 5000
pesos semanales. Esta promesa explícita en el texto tiene: 1) como contenido
proposicional un actuar próximo del locutor, 2) la presunción de que los
lectores prefieren que se realice el acto de seguridad ciudadana a que no se
realice, 3) una disposición de cumplir el acto de promesa y 4) una obligación a
llevarlo a cabo. Los puntos inmediatamente anteriores equivalen a las reglas
ilocucionarias que John Searle denomina, respectivamente, como Regla de
contenido proposicional, Reglas preparatorias, Regla de sinceridad y Regla
esencial[2].
Del
mismo modo, se evidencia un presupuesto actuar perlocutivo. Es decir, el acto
ilocucionario de la promesa pretende causar ciertos efectos persuasivos en los
lectores; de lo contrario, este no se realizaría completamente, tal cual lo
afirma Jorge Lozano (1986):
La intención ilocucionaria del locutor debe ser
correspondida, de parte de su interlocutor,
con un determinado efecto ilocucionario; sin tal correspondencia el acto
ilocucionario no se puede considerar plenamente realizado (p. 194).
Para
este caso en particular, puede decirse que la promesa se lleva a cabo, siempre
y cuando se haya cancelado el valor semanal de vigilancia. Van Dijk (1984)
explica este acto de habla de la siguiente manera, partiendo de dos oraciones
condicionales:
La expresión de tales frases vale como una promesa
condicional y como un consejo[3]
condicional (…). Estos términos, sin embargo,
pueden ser engañosos. Debemos entender que significan que una promesa o
dar un consejo se realiza solo si se satisfacen las cláusulas condicionales.
(p. 308).
Así
las cosas, los enunciadores de la carta tienen un propósito definido: el
ofrecimiento de servicios de seguridad ciudadana, y pretenden, por medio de un
discurso persuasivo, que los enunciatarios paguen la cuota semanal para que
sean protegidos. Esta persuasión se comprende, además, en la organización
discursiva, debido a que primero se enfatiza en los peligros que corren los
clientes y los comerciantes en los sectores del norte de Bucaramanga, para
después ofrecer sus servicios a cambio de cierta suma de dinero.
3. Elementos paratextuales
El
comunicado en cuestión está impreso. Algunos espacios se dejaron en blanco para
completar cierta información concerniente a la fecha, al número de celular al
que los interesados pueden comunicarse, al valor del servicio y a la firma del
coordinador de la organización. No obstante, las grafías que van sobre estos
espacios siguen dentro del plano lingüístico, pero con la variación particular
en la representación del código. Es necesario tener claro que, sin embargo,
existen otros códigos semióticos que influyen en la configuración del discurso
escrito:
Si el soporte de la comunicación oral son
principalmente los hablantes por sí mismos, sus expresiones faciales,
movimientos y gestos, el soporte de la comunicación escrita se materializa en
objetos reales, autónomos que aparecen en contextos materiales determinados. Al
conjunto de códigos semióticos que pueden aparecer concomitantes con el texto
escrito se le ha llamado paratexto
(Calsamiglia y Tusón: 2001, p. 86).
En
la cita anterior, se presenta un parangón entre los elementos extralingüísticos
de la oralidad que también aportan a la significación y las diversas formas
semióticas (no propiamente códigos) que configuran elementos semánticos de la
escritura. Lo que Calsamiglia y Tusón definen como paratexto, puede comprenderse, a partir de su propia teoría, en
cuatro aspectos[4]
que se relacionarán a continuación con el comunicado de la Vigilancia
Independiente del Norte de Bucaramanga: 1) El material soporte: el comunicado
está impreso en papel; 2) El formato: el
tamaño de la hoja es propio de una carta; es decir, concuerda con el género discursivo; 3) La tipografía y el diseño gráfico: el
título sobresale en tamaño e intensidad de color; se hace uso de la negrilla en
el destinatario de la información y en el apócope de la referencia. El texto no
está justificado tipográficamente, el tamaño y tipo de la letra corresponden a
Arial 12 y, a pesar de que se combina la escritura a mano con la digital, no
hay firma del remitente. El último de los aspectos que exponen Calsimiglia y
Tusón concierne al sincretismo de códigos semióticos tales como
escritura-imagen-diagramas-tablas. En este análisis se omite este aspecto por
el hecho de que se cuenta únicamente con el código lingüístico.
Ahora
bien, los datos precedentes podrían caracterizar, hasta cierto punto, el acto
ilocucionario del discurso. El hecho de que esté resaltado el título (que hace
referencia al remitente), el destinatario y la referencia, es una manera de
hacer énfasis en la entidad que ofrece el servicio, en quien podría
beneficiarse de él y en la razón por la
cual se hace el comunicado. El tamaño de
la letra, la estructura utilizada y la fusión de escritura a mano con la del
formato Word harían suponer que el remitente pretendía respetar las normas
propias del género discursivo, pero que, por motivo de posibles cambios de
fecha, de precios o de número celular, prefirió limitarse a un formato
particular que podría imprimir cuando lo considerara necesario y, así, poder
completarlo con la información correspondiente y actualizada. Por otra parte,
el hecho de que la carta no esté firmada por el coordinador de la organización,
supondría que la responsabilidad de los servicios prestados se adjudicaría no a
una sola persona, sino a la entidad en general: Vigilancia Independiente del
Norte de Bucaramanga, que sería, según lo afirma Fontanille (2006) basándose en
Benveniste, el sujeto de la enunciación implícita:
(…) si hay
enunciación, entonces hay sujeto. Si esta enunciación es una representación
simulada en el enunciado, entonces tiene que ver con un simulacro enunciado del
sujeto; si queda presupuesta por el enunciado, entonces tiene que ver con “el
sujeto de la enunciación implícita”. (p. 225).
En
este caso, no se podría hablar de un simulacro porque no hay representación
aparente del sujeto en el enunciado (el pronombre nos no indica con precisión si se trata o no de los vigilantes. Cf.
el punto 3 del presente trabajo) , sino más bien una enunciación presupuesta
que indicaría que los enunciadores del discurso hacen parte de la organización
de vigilancia. Lo que no puede constatarse de ninguna manera es si, en
realidad, el autor se corresponde con el nombre Jairo Ramírez, tal cual aparece
al final del comunicado, pues si el precio de la celaduría cambia dependiendo
del vigilante (información que se da en el último párrafo del cuerpo de la
carta. Ver anexo), podría suponerse, y solo como conjetura, que, en últimas, es
este quien enuncia.
De
esta manera, puede comprenderse la importancia de los elementos paratextuales
del discurso escrito objeto de estudio. En otras palabras y partiendo de lo
analizado, tanto el formato y el soporte como la tipografía y el diseño gráfico
aportan rasgos semánticos al acto discursivo.
4. Organización textual y elementos
lingüísticos
El
comunicado en cuestión posee algunos elementos formales propios de la carta.
Este género discursivo se caracteriza, según Jesús Sánchez Lobato, Ángel
Cervera, Guillermo Hernández y Coronada Pichardo (2007), por “estar distribuida
de una manera fija y ordenada” y que consta de membrete, lugar y fecha,
encabezamiento, saludo, introducción al cuerpo, cuerpo en forma epistolar,
despedida y, llegado el caso, posdata (Cf. P. 399). En la carta objeto de
estudio, se encuentra, en primera medida, el título, poco frecuente en la
escritura epistolar, que se refiere, de cierto modo, al remitente. Seguido de
este, aparece el número del Registro Único Tributario (RUT) de la empresa de
vigilancia para crear el efecto de veracidad y legalidad en el documento. Justo
después aparece la información típica de ciudad y fecha, del destinatario y de
la referencia; luego, viene el cuerpo de la carta y, por último, el espacio para la firma (en este caso,
inexistente) del destinador. Con respecto al cuerpo del comunicado, puede
decirse que está organizado a partir de una suerte de relevancia, que consiste
en que los enunciadores centran la primera información en los problemas de
inseguridad que ha habido en el sector, para terminar con la propuesta de
ofrecimiento de servicios. En otras palabras, los enunciadores hacen relevante
la primera información para su beneficio, priorizando, por ende, en la
inseguridad del sector, que es, a la vez, la información conocida y compartida
con los comerciantes. Esta noción de relevancia es expuesta por Van Dijk en
“Texto y contexto” y en “Ideología y discurso”, de la siguiente manera,
respectivamente:
(…) un hecho y, por tanto, el
conocimiento de tal hecho, es importante en relación con un contexto o en
general con una situación si es una condición inmediata para un suceso o acción
probable (o prevención de estos) en ese contexto o situación. (1980: p. 296).
(…) la información que expresamos al
principio de un texto tiene más énfasis: se entiende primero y, por lo tanto,
controla mejor la interpretación del resto del texto. Es decir, existe un
paralelismo entre la importancia semántica y la prominencia formal (…). Por
muchos motivos (…) este paralelismo puede manipularse” (2003: p. 70).
A
partir de lo anterior, en el comunicado resulta importante el conocimiento de
los hechos de inseguridad como condición inmediata de otro hecho subordinado.
En este caso, la información del “raponeo y del malestar causando por
indigentes” es relevante con respecto a los propósitos ilocucionarios. Por otra
parte, dicha información podría llegar a ser notable por el hecho de la
valoración social en torno a la inseguridad que, se presume, caracteriza a la
comunidad. En pocas palabras: parece ser que se manipula el orden de la
información en relación con su contenido con el fin de producir efectos
perlocucionarios: persuasión de la seguridad ofrecida a cambio de una suma
particular de dinero.
Ahora
bien, dentro del cuerpo de la carta se evidencian ciertos elementos
lingüísticos que demuestran el uso propio de la lengua del destinador (o de los
destinadores, como se expondrá más adelante), que, al parecer, no ha
desarrollado una competencia de escritura óptima. A continuación, se tratará,
entonces, de estudiar la organización proposicional del enunciador para
comprender la forma en que cohesiona las ideas: la cohesión, según María
Cristina Martínez (1997), “se refiere a la manera como los usuarios de una
lengua organizan un desarrollo proposicional en el discurso” (p. 41).
En
el primero de los siete párrafos que componen el comunicado, se presenta la voz
enunciadora con la conjugación del verboide poder
en tercera persona plural acompañado por el pronombre nos, que vuelve a aparecer en el tercer párrafo con el verbo ponemos y en el quinto con el pronombre nosotros. En este mismo párrafo, la
alusión a los enunciadores se impersonaliza en dos ocasiones: se requiere de la unión (…) con la ayuda
mutua se pueda oficializar el servicio. Posiblemente, si se hubiese hecho
uso del pronombre de primera persona plural (nosotros), habría causado cierta desconfianza en los lectores,
debido a que los propósitos serían muy propios de la empresa de vigilancia y no
de los beneficiados: en estos fragmentos, los vigilantes son los que requieren
de la unión y los que desean oficializar el servicio. Por otra parte, el uso del pronombre nos como enunciador parece no referirse
a los vigilantes, sino a un grupo de personas que dirigen y evalúan el trabajo.
A este respecto, en el primer párrafo se afirma que: “(…) nos permitimos ofrecer el servicio de vigilancia PERMANENTE EN LOS
SECTORES, vigilantes que estarán a su
disposición (…)”; las palabras que aparecen en itálica se refieren, por lo
visto, a dos sujetos del enunciado totalmente distintos.
En
el primer párrafo, la mayúscula sostenida cumple la función de énfasis. El foco
de la información recae, entonces, sobre la permanencia diaria de los
vigilantes en los sectores inseguros. Esto aporta, sin duda, al grado de
relevancia del enunciado, del mismo modo que en el último párrafo la palabra Valor fue escrita con mayúscula inicial,
con el fin de acentuar el precio del servicio prestado.
Por
otra parte, la mala puntuación (sobre todo la carencia de comas después de
conectores o antes de adversativos; verbigracia, en el tercer párrafo, antes de
la conjunción adversativa pero o
después del conectivo En tal sentido),
los errores en la transcripción de palabras (causando, en lugar de causado,
en el primer párrafo; comunicarle en
lugar de comunicarse, en el cuarto; y
en el sexto, la falta de la consonante r
en el verboide vincular) y la mala
acentuación (está, número, próspero)
a lo largo del comunicado demuestran, de igual modo, el uso propio de la lengua
por parte de los enunciadores. En este aspecto lingüístico no se ahonda lo
suficiente por cuestiones de pertinencia con respecto al propósito de este
trabajo, pero la descripción dada serviría, y solo posiblemente, para proponer
una caracterización general tanto del sujeto enunciador como del enunciatario:
en otra situación, por ejemplo, el discurso habría variado si los destinatarios
hubiesen pertenecido a la zona oriental de Bucaramanga.
Así
las cosas, la organización textual y la sintaxis aportan elementos necesarios
para la comprensión pragmática del comunicado objeto de estudio. A partir de
estas, pueden comprenderse asuntos tales como la relevancia o la competencia
lingüística del enunciador.
5. Conclusiones
Este
análisis discursivo sobre el comunicado de la Vigilancia Independiente del
Norte de Bucaramanga demuestra propósitos ilocutivos que pretenden causar
efectos persuasivos en los destinatarios. Sobre este aspecto, valdría la pena
retomar la proposición con la cual finaliza el tercer párrafo del anexo: “En
tal sentido ponemos a consideración la frase de que la unión hace la fuerza”.
Esta oración tiene como fin persuadir sobre el pago del servicio ofrecido a los
comerciantes a cambio de la seguridad prestada; es decir, habría una condición
para llevar a cabo la promesa de protección ciudadana.
Por
otro lado, los elementos paratextuales del discurso escrito aportan a la
comprensión global del comunicado. La tipografía, el diseño, el formato y el
soporte son factores semánticos que ayudan a comprender, por ejemplo, los
motivos por los cuales hay letras más grandes que otras o usos de la negrilla
solo en algunas palabras. Lo paratextual también aporta en la comprensión de
las razones por las cuales se dejan espacios en blanco: existe un formato
prestablecido a partir del cual se completa la información dependiendo de la
fecha, de los datos y del precio particular del vigilante encargado de un
sector determinado. En últimas, no es el autor de la carta quien cobra el
dinero; sin los espacios en blanco habría sido imposible llegar a esta
conclusión.
Por
último, el estudio de la organización textual y de los usos lingüísticos del
enunciador describe la relevancia temática en el comunicado y los fines
ilocucionarios de tal acto. Además, el análisis del uso del discurso escrito del
destinador ayuda a comprender, por un lado, la manera en que cohesiona las
proposiciones y, por tal motivo, su competencia particular en escritura.
De
esta manera, el discurso escrito, para ser comprendido en su totalidad, debe
estudiarse partiendo tanto de lo lingüístico como de lo paralingüístico. Si no
se hubiera tenido en cuenta este último factor, jamás se habrían comprendido
las razones por las cuales, en el comunicado, hay palabras más grandes que
otras, vocablos con negrilla o espacios en blanco. Y viceversa.
Bibliografía
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Greimas, A.J. y Courtés, J. (1990). Semiótica. Diccionario Razonado de la
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Printer Industria Gráfica S.A.
Van
Dijk, T. (1984). Texto y contexto.
Madrid: Ediciones Cátedra.
Van
Dijk, T. (2003). Ideología y discurso,
una introducción multidisciplinaria. Barcelona: Ariel.
[1] Cf. Cortés, L. y Camacho, M.
(2003). ¿Qué es el análisis del discurso? Barcelona: Ediciones Octaedro, p. 66.
[2] Cf. Lozano, J. (1986). Análisis del
discurso: hacia una semiótica de la interacción textual. Madrid: Cátedra, p.
192.
[3] Para este caso, sería una promesa
condicional.
[4] Cf. Calsamiglia, H. y Tusón, A. (2001). Las cosas del decir. Barcelona:
Editorial Ariel, págs. 86-89.
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