lunes, 6 de abril de 2020

Reseña del libro "El salvaje metropolitano", de Rosana Guber

Reseña del libro El salvaje metropolitano, de Rosana Guber
Jhon Monsalve


Guber, R. (2005). El salvaje metropolitano. Buenos Aires: Editorial Paidós.

1.Contexto de la obra
El libro de Rosana Guber es publicado en 1991, luego de que la academia argentina retomara su protagonismo tras la caída de la dictadura comandada por el Proceso de Reorganización Nacional (PRN). La antropología, durante los años de este gobierno, prácticamente se difumina. La atención del país se centra en procesos políticos complejos, que impiden la inversión económica en las Ciencias Sociales de Argentina. Las energías y los muertos puestos en la Guerra de las Malvinas, a principios de los años 80, ejemplifican los intereses del gobierno de turno en cualquier proceso, menos en el de la inversión económica y social en las Ciencias Humanas.
En 1983 el PRN entrega el poder, e inicia, para Argentina, un proceso de reconstrucción del aspecto social, donde cabe, por supuesto, la ciencia. Una de las disciplinas más fuertes en este devenir es la Antropología, cuya escuela se consolida en el país latinoamericano durante los años 60 gracias, especialmente, a quien hace el prólogo del libro de Guber: la doctora Esther Hermitte, quien corrobora, como sigue, las consecuencias que produce la dictadura argentina de los 70 en las Ciencias Sociales: “Esa situación [la referida al deterioro de la Antropología] se habría de reforzar notablemente a partir de 1976. Los investigadores que continuaron trabajando, con poquísimas excepciones, lo hicieron sin apoyo institucional y sin recursos económicos del medio académico nacional” (p. 8).

2.Breve biografía de la autora
Rosana Guber nace en 1957 en Argentina, momento justo en el que Esther Hermitte expande los estudios etnográficos en el país. Con los años, la autora de El salvaje metropolitano crea relaciones científicas con Hermitte, lo cual conlleva un reconocimiento académico en las universidades argentinas, desde finales de los años 80 hasta el momento. Rosana Guber estudia Ciencias Antropológicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se forma como magíster en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). En los años 90 se doctora en Antropología Social de la Universidad Johns Hopkings, en Estados Unidos.
Las investigaciones que la autora realiza giran en torno a dos temas fundamentales: en primer lugar, al análisis del conflicto bélico de las Malvinas, con base en los discursos de los soldados que, en su tiempo, participan bajo las órdenes del Proceso de Reorganización Nacional; en segundo lugar, a la divulgación de la epistemología y la metodología de Antropología como base para las demás Ciencias Sociales. Justamente, Guber enfoca la atención de este último tema en el desarrollo del libro aquí reseñado.

3.Estructura de la obra
El libro se divide en ocho apartados, entre los que sobresalen catorce capítulos, sin contar introducción y conclusión. Estos capítulos son el corazón de la obra científica de Rosana Guber; sin embargo, antes de desarrollarlos presenta un prólogo de su autoría dedicado de forma exclusiva a la segunda edición del libro, doce años después de su publicación original; luego, presenta los agradecimientos a entidades, investigadores y profesores que han hecho posible la configuración ideal del documento científico; paso seguido, se ubica el prólogo a la primera edición, redactado por la respetable y admirada madre académica de la autora: Esther Hermitte; a continuación, como cuarto apartado, aparece la Introducción, seguida de tres capítulos dedicados a las trayectorias, nuevos caminos y enfoques de la Antropología. La sexta parte, que es la central, se enfoca en diez capítulos sobre cómo hacer trabajo de campo en Ciencias Sociales; antes de las conclusiones, la autora dedica un capítulo para invitar a la comunidad científica al uso del trabajo de campo antropológico como método transversal a todas las Ciencias Humanas.

4.Tesis principales y secundarias
Cualquier lector, en el ámbito académico, puede tergiversar el contenido del texto, si no se tiene presente la intención de la autora al momento de titular el libro; por tal motivo, es necesario, de entrada, comprender como idea fundamental la circunstancia de la denominación de El salvaje metropolitano. No hace parte de una idea que se pueda corroborar, de forma textual, en alguna parte del documento, pero, tras una lectura atenta, se comprende la finalidad: la Antropología, ciencia que clásicamente estudia las formas de vida culturales de las comunidades étnicas, se extrapola a la vida civil de la urbe tras los estudios de otras ciencias sociales que utilizan métodos desarrollados ampliamente en la Antropología. La noción de Salvaje en el título hace alusión a las poblaciones tradicionales estudiadas por esta ciencia del hombre y el adjetivo Metropolitano se refiere a cómo los métodos utilizados desde la Antropología pueden actualizarse en las diversas disciplinas de orden social.
Tras esta idea fundamental, que es reiterada a lo largo del libro, tanto por Hermitte como por Guber, surgen las demás tesis centrales y secundarias, que dan cuerpo a la idea original: sin duda alguna, las Ciencias Sociales pueden nutrirse metodológicamente, en cuanto a instrumentos y formas procedimentales, de la Antropología y de la Etnografía. Las ideas principales son enunciadas a continuación en negrilla y complementadas por las ideas secundarias.

Tesis principal de la Introducción: Existen argumentos a favor y en contra del trabajo de campo en Antropología.
La introducción del libro es una presentación general de los autores de base de la ciencia antropológica. De forma general, la autora reseña los aportes de Malinowski al trabajo de campo en Occidente y rescata, de forma especial, las propuestas de Esther Hermitte en el trabajo de campo en la etnografía de las tierras latinoamericanas. La autora, con el propósito de situar la esfera académica del libro, propone la distinción entre etnografía y antropología, ofreciendo una cualidad teórica a la primera y un factor intimista a la segunda, el cual influye, incluso, en la forma como se redactan los textos científico-literarios de esta área.
Entre las ideas que desarrolla en esta primera parte del libro, hace énfasis en los argumentos que existen a favor y en contra del trabajo de campo en su disciplina. La distinción entre las dos posturas existentes deja ver la objetividad de su estilo científico. Por una parte, expone que aquellos que van en contra de una metodología del trabajo de campo argumentan el carácter de impertinencia por el nivel de imprevisibilidad de lo que sucede en el proceso de observación e inmersión propios de la investigación antropológica; por otro lado, expone los argumentos de aquellos que, como ella, defienden el trabajo de campo, como un método necesario para evitar el relativismo absoluto de los resultados y para encaminar rigurosamente el proceso de observación e inmersión en el contexto real.

Tesis principal de los primeros tres capítulos: Una mirada a las trayectorias de los estudios antropológicos permite la comprensión de la pertinencia del trabajo de campo en la Antropología y en las demás Ciencias Sociales.
En vista de que, en los tres primeros capítulos, se elabora una misma idea, se ha optado por desarrollar la descripción de la tesis principal y de las secundarias en una misma categoría. Sucederá lo mismo en los apartados que se presentan más adelante; tal decisión metodológica de la escritura de la presente reseña se debe no a la imposibilidad de hallar ideas centrales en cada capítulo (porque bien puede hacerse), sino, más bien, por las relaciones temáticas estrechas entre capítulos continuos.
Hecha la aclaración anterior, las trayectorias antropológicas que se describen en el primer capítulo tienen como fin fundamentar la propuesta de Rosana Guber en cuanto a por qué el trabajo de campo es necesario en los estudios antropológicos. Tales trayectorias retoman la rigurosidad en el proceso de intervención de las pesquisas socio-étnicas antes y después de Malinowski. De este modo, surgen tres paradigmas de investigación: el primero es el positivista-naturalista, el cual se fundamenta en el análisis de las culturas desde una perspectiva única de comprensión del sujeto étnico, pero, además, por una regularidad de estudio naturalista (incluso por biólogos) de la sociedad; el segundo paradigma es el interpretativo, centrado en los procesos hermenéuticos, tendientes a tener en cuenta el contexto cultural en relación con los discursos y las prácticas de los sujetos observados (este paradigma deja las huellas de una comprensión etnocentrista del hombre, que consiste en considerar la identidad cultural como única y propia de cada sociedad).
El tercer paradigma merece un párrafo aparte, pues es el que sustenta la propuesta de Rosana Guber. Aunque comparten el adjetivo de crítico, se distancia de la actual comprensión sociocrítica en las investigaciones participativas sociales. La autora concibe este modelo crítico como aquel que ha previsto otra comprensión cultural del hombre y que, por tanto, critica y niega el etnocentrismo heredado del paradigma interpretativo. Para Guber, la Antropología no debe considerar el estudio del hombre de forma etnocéntrica, sino, más bien, en pro de la formulación de una idea consistente en que la humanidad se constituye identitariamente por las diferencias.  
Con base en lo anterior, se infieren, al menos, cuatro características de los estudios antropológicos desde el paradigma crítico defendido por la autora: 1) La importancia del investigador en los procesos de análisis (imposibilidad de desarticularse), 2) Relación interdependiente entre la reflexión teórica y la generación de la información, 3) Estudio de la diversidad y no de las preconcepciones del investigador, y 4) estudio de los sentidos comunes compartidos de los sujetos observados, que han sido configurados por convenciones sociales.

Tesis principal del cuarto al décimo tercer capítulo del libro: La metodología del trabajo de campo en Antropología es extrapolable a las investigaciones en otras Ciencias Sociales.
Por razones descritas previamente, se opta por agrupar ciertos capítulos que se relacionan estrechamente en el desarrollo argumentativo de Rosana Guber. No obstante, el lector de esta reseña podrá reconocer en el transcurso de los siguientes párrafos una suerte de subcategorías con subtesis principales, rodeadas a su vez por otras tesis subordinadas complementarias.
La autora, antes de exponer las fases de la investigación antropológica y social (se recuerda al lector que, justamente, la tesis principal de todo el texto, y que cobra vida en el seno de estos diez capítulos, radica en que los procedimientos antropológicos son apropiados para todas las ciencias sociales), describe la tipología de técnicas que son transversales en los estudios étnicos: el salvataje, por ejemplo, es una estrategia que persigue la comprensión de toda la cultura; por su parte, la comprobación teórica consiste en corroborar in situ lo que afirma la teoría y, entre otras, la encuesta permite la comprensión perceptual de una comunidad de estudio.
Paso seguido, en tres capítulos (5, 6 y 7), presenta lo que sería la Etapa preliminar de una investigación. Rosana bien pudo haber categorizado de esta manera los capítulos; desde la perspectiva del que reseña esta obra, este es un aspecto criticable del documento científico. No obstante, es fácil de deducir que, en los tres capítulos en mención, la autora desarrolla lo relacionado con la importancia del objetivo y de la coherencia entre este y la población y el contexto de estudio. Así mismo, diferencia, pero también enfatiza, en la función del rol tanto del informante como del investigador durante todo el proceso de pesquisa: describe la importancia del sujeto observado como centro de la investigación en pro de la comprensión humana universal (lo cual va de la mano con el paradigma crítico que la autora defiende) y, por otra parte, describe el rigor, el academicismo y la templanza necesaria del sujeto investigador mientras dura la inmersión.
Luego, describe la etapa de ejecución de la pesquisa en el octavo y noveno capítulos. Presenta en ellos las divergencias entre observar y participar, así como la necesidad de integrar los dos procesos en los estudios sociales. Estas orientaciones (aunque la autora no lo menciona) se concatenan pertinentemente con los estudios de Investigación Acción Participativa que nacen en los años 70 y se consolidan en los 80 y 90 dentro del contexto latinoamericano.  Guber sobrevalora en estos capítulos las características de corresidencia, consideradas como ventajosas para las investigaciones sociales de finales de siglo. El estudio del hombre, tras esta corresidencia, está a la mano del investigador social en las sociedades urbanas, lo cual hace que se aumente la necesidad no solo de estudiar al humano en culturas diversas (también urbanas), sino de utilizar la metodología del trabajo de campo de manera interdisciplinar.
En el mismo proceso de ejecución investigativa, es decir, de trabajo de campo en práctica, Rosana Guber sustenta en los dos capítulos siguientes (10 y 11) la importancia de la entrevista para la comprensión social del salvaje metropolitano.  Describe a fondo las características de cada tipo de entrevistas, tanto estructuradas, comandadas por lo que ella denomina dinámica general, como semiestructuradas, orientadas por dinámicas particulares. Bajo este mismo procedimiento de descripción a fondo de características de los instrumentos, en los capítulos 12 y 13 centra la atención en la toma de datos, es decir, en los rasgos funcionales de los diarios de campo, de los apuntes, de las fotografías y de los audios (si hubiera sido escrito en la época actual, seguramente, el video hubiera tenido más énfasis en su descripción). Siendo coherente con el hilo argumentativo, Guber presenta ejemplos de los usos que algunos investigadores han dado a los instrumentos de toma de datos.
Intención principal del capítulo 14: La autora invita al lector a la ejercitación de la metodología antropológica.
Propiamente no es una tesis, sino una intención de Rosana Guber frente a lo desarrollado anteriormente. La autora, en el capítulo 14, invita a poner en práctica lo descrito por ella en las páginas precedentes. Y lo hace de dos maneras: 1) Plantea ejercicios sobre lo abordado en cada capítulo anterior; el lector puede poner en práctica lo aprendido con la lectura, desarrollando las preguntas de orden práctico que propone la autora. Cualquier docente de metodología de la investigación puede tomar como base estos problemas para orientar a sus estudiantes, y 2) Deja claros cuatro pasos para iniciar una investigación antropológica-social: elección del tema, planteamiento del problema, sistematización (esta categoría hace referencia más a la escritura del marco teórico que, propiamente, a la reflexión escrita de una experiencia) y especificación del espacio y población que se busca estudiar.

5.Conclusiones de la obra
Luego de la lectura de El salvaje metropolitano, queda claro el aporte de Rosana Guber a todas las Ciencias Sociales: es una obra de base, que supera todo manual de investigación; es un libro de bolsillo (a pesar del tamaño) para consultar, en cualquier momento, la manera oportuna de proceder en los estudios sociales. Su carácter, además de teórico, es práctico: invita a los lectores a investigar y les dice cómo hacerlo. Es un documento científico fundamental para el que inicie a formarse como investigador, pero también para aquel que, instruido en los procedimientos de la investigación social, tenga dudas sobre los instrumentos, las fases de una pesquisa, los modos adecuados de ejecución del trabajo de campo. Rosana Guber regala a la academia latinoamericana una joya de consulta social, constituida por fundamentos epistemológicos de la Antropología, que van desde los paradigmas predominantes hasta el modelo crítico de la ciencia que busca, social y éticamente, una comprensión cultural del humano: “Mucho queda por hacer si, al rescatar el potencial del enfoque antropológico, podemos contribuir a un conocimiento más creativo, profundo y pluralista de la sociedad humana” (211). A la pregunta de si el libro cumple o no con su objetivo, solo resta decir que logra sobrepasarlo: El salvaje metropolitano convence a los investigadores sociales en cuanto a la extrapolación de los procedimientos antropológicos a los diversos campos de estudio.

6.Comentarios y crítica
A lo largo de la reseña se han valorado los aspectos positivos de la obra de Rosana Guber. Llega el momento de considerar algunos factores que pueden ser pensados en función de un mejoramiento de la obra para futuras ediciones. Lo que se critica a continuación no le resta, de ninguna manera, peso a la importancia de El salvaje metropolitano; solo son consideraciones que surgen entre las líneas del libro. En principio, y aunque se comprende la función del título, habría sido mejor pensar en otra denominación. Las primeras palabras de un libro son como la carátula: invitan a leer, seducen. El título propuesto logra perfectamente este cometido, pero da el efecto de incumplir la promesa que se infiere desde la función catafórica. No basta con la aclaración que se hace, en letra menor, después del título: Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo, pues tal reconfiguración se puede asociar al sujeto netamente urbano y no a procesos de investigación generales.
Otro aspecto criticable radica en que se hace un énfasis especial en los aportes del Antropología hacia las Ciencias Sociales; es más, en esto se basa la tesis de todo el texto. No obstante, es curioso que la publicación del libro haya sido en 1991, momento en el cual la Investigación Acción Participativa ya ha dejado huella en la metodología de las Ciencias Sociales. Ya se ha hablado de sistematización, y no precisamente de manera tan reducida como lo plantea Guber; así mismo, se han propuesto etapas de la investigación y, de forma amplia, se han sugerido instrumentos como la encuesta, la entrevista, el diario de campo, etc., con características similares a las descritas por Guber. De esta manera, y aunque la intención del libro parece cumplirse (el éxito en ventas es claro), bien podría afirmarse que la transversalidad de la metodología en Ciencias Sociales ya existía antes de que El salvaje metropolitano viera la luz.

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