miércoles, 2 de octubre de 2013

El escarabajo de oro, de Edgar Allan Poe: William Legrand VS. William Kidd

EL ESCARABAJO DE ORO, DE EDGAR ALLAN POE: WILLIAM LEGRAND  VS. WILLIAM KIDD: DEL PEQUEÑO AL GRANDE
Jhon Monsalve

Imagen tomada de internet
Edgar Allan Poe es reconocido en el mundo de la literatura por ser, junto a Maupassant y Chéjov, uno de los padres de la narrativa breve. También escribió poesía, aunque es menos valorado por ello. Ya en cierta ocasión intenté hacer un análisis de uno de sus poemas: Un sueño en un sueño. Pero retomemos la idea de la paternidad en la cuentística universal y demostrémosla por medio de un pequeño y tal vez muy elemental comentario del cuento “El escarabajo de oro”, publicado en 1843. Más precisamente me centraré en la importancia del nombre de aquel caballero y en la significación que conlleva.
 Ya nos es sabido que los nombres van muy acorde con las acciones de los personajes. Ya lo hemos visto en el análisis sobre “El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde”, donde este último vivía escondido (hide) dentro del cuerpo del primero. Del mismo modo, García Márquez trata de relacionar los nombres dependiendo de las acciones de los personajes; recordemos a Remedios, la bella, o a Florentino Ariza. Y en este cuento de Poe se juega con las diferentes acepciones de la palabra kid, que significa tanto cabrito como niño.
Para comprender a qué me refiero con el título “Del pequeño al grande”, retomemos un poco el hilo narrativo: en este cuento, se evidencia la capacidad de un misántropo de descifrar un enigma escrito en un pergamino y que conducía, según sus reflexiones, a un tesoro. Este hombre, que desde hacía algún tiempo, había perdido su fortuna, halló un día, en una playa de la Costa Atlántica, un escarabajo que, según la percepción de Júpiter, su criado, y de él mismo, era de extraña figura, de un peso fuera de lo común y de un color dorado, similar al oro. El narrador, que era amigo de William Legrand, fue un día a la cabaña de este a pasar la noche allí, justo cuando habían encontrado este animal y lo habían prestado a un teniente de la región. Por esta razón, William dibujó el escarabajo en un papel que encontró en uno de sus bolsillos y que había  hallado también junto al animal de oro. Según lo percibido por el narrador, después de que, teniendo en cuenta que hacía un poco de frío, se acercó a una especie de fogata dentro de la cabaña y luego de que el perro de Legrand lo saludara calurosamente, allegó lo suficiente el papel al fuego… después de todo ello, descubrió que el tal escarabajo tenía forma de calavera. William se dio cuenta de que así era e inició desde ese momento un proceso de investigación interpretativa para descubrir tal enigma. Se ausentó mentalmente por algún tiempo y pensaron que podría estar enfermo. Pasado el tiempo, Legrand invitó a su amigo y a Júpiter a una excursión tras la búsqueda de un tesoro. Después de un error de Júpiter (narrado con un humor muy característico), fallaron en el intento, pero gracias a que Legrand se dio cuenta de tal falla, pudieron dar con el botín. Después de llegar a casa, y tras las preguntas del amigo, es decir, el narrador, William Legrand explicó el método que usó para descifrar el código que indicaba el lugar en donde estaba el tesoro.
Finales similares al de este cuento los encontramos en obras policíacas, al estilo de Agatha Christie, Arthur Conan Doyle o, más recientemente, Dan Brown. Los que en esta novelas, respectivamente, encuentran el sentido del crimen o del robo, del modo en que se encuentra un tesoro, son Hércules Poirot, Sherlock Holmes y Robert Langdon. Todos grandes, muy inteligentes y con características fijas y establecidas por sus creadores. Del mismo modo, Wiliam Legrand, con una mente brillante y un método perfecto, logra llegar al clímax de la búsqueda. Pero… ¿dónde está lo grande y quién es William Kidd?

William Kidd fue el pirata (un corsario, para algunos… total, un personaje histórico), que según Legrand, elaboró el enigma del tesoro escondido. Kid (con una sola d) significa Cabrito, tal y como el corsario lo dibujó en el pergamino. Pero también significa Niño, y de esto se aprovecha el autor para configurar las acciones de William Legrand con su nombre. “Le grand” significa El grande (en lengua francesa), el que pasó en inteligencia al Kid, el único que conocía el lugar donde se hallaba el tesoro... William Legrand VS. William Kidd es un juego lingüístico muy interesante, cuya pertinencia encaja dentro del marco de las acciones de cada personaje. Tal vez, por todo ello, merezca Edgar Allan Poe ser llamado también Legrand. 

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