Reseña de Psicología de las masas, de Gustave Le
Bon
Jhon Monsalve
Le Bon, G. (2004). Psicología de las masas. Estudio sobre la
psicología de las multitudes. Buenos Aires: La Editorial Virtual.
1. Contexto de la obra
Psicología de las masas es publicada en 1895, cuando las ideas del comunismo
estaban en pleno apogeo social y científico en Europa. Las propuestas de Marx y
Engels son comprendidas, para muchos grupos, como una amenaza, que bien se
define como fantasma en las primeras
páginas del manifiesto. La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por el
alto impacto de la industria y del comercio, los cuales configuran, entre otras
cosas, una visión de mundo capitalista en detrimento de los grupos sociales
menos favorecidos. La clase trabajadora, que, en términos de Marx y Engels,
debería tomarse el poder aboliendo la propiedad y los beneficios de la clase
burguesa, forja un pensamiento utópico en torno al poder social que pone en
aprietos a los sujetos de industria. Por otra parte, y de manera no tan
prescriptiva, pero con un peso importante en la misma línea, el socialismo
mantiene su vigencia. Las masas sociales en el siglo XIX conciben, así las
cosas, la posibilidad de un cambio de sistema, donde el poder devenga y
permanezca en el pueblo. Este panorama social sirve de base para que Gustave Le
Bon proponga la obra más leída y, así mismo, la más criticada de su carrera.
2. Breve
biografía del autor
A diferencia de otros sociólogos de la época, es poco lo
que puede hallarse respecto a la vida de Gustave Le Bon. Se sabe que nace en
una comuna francesa de nombre Nogent-Le-Rotrou el 7 de mayo de 1841 y que
fallece el 15 de diciembre[1] de
1931 en Ile-de-France. Estudia en el Liceo de Tours y se inscribe, tiempo
después, a la facultad de Medicina. Aunque no culmina sus estudios
universitarios en este campo, adquiere nociones básicas que permiten la
comprensión psicológica del humano. Le Bon es un viajador constante: recorre
Oriente y África, y escribe textos antropológicos sobre lo que observa. Tales
aventuras científicas lo llevan a proponer tesis en torno al concepto de raza,
alejado del color de piel, y forja las primeras bases de su teoría sobre las
masas desde la Psicología social.
3. Estructura
del texto
Psicología de las masas está estructurado, luego de la introducción,
en tres grandes apartados a los que el autor llama Libros. Tanto el primero, centrado en la mente de las masas, como
el segundo, enfocado en las opiniones y creencias masivas, están divididos en
cuatro partes; el último, en el que describe los tipos de masas, desarrolla
cinco categorías. La obra es breve. La lectura se facilita por la organización
didáctica del contenido por parte del autor: antes de cada libro presenta todas
las categorías de manera clara y concisa. No tiene conclusión explícita, pero
cada apartado posee, dentro de sí, un corolario de lo desarrollado a lo largo
de sus argumentos.
4. Tesis
principales y secundarias
A continuación, se escriben las tesis principales de cada
libro, seguidas de las descripciones
complementarias correspondientes:
Idea principal de la
introducción: El avance de la ciencia y
los cambios sociales han ocasionado un traspaso del poder del príncipe a las
masas.
El autor afirma que, en la actualidad de los años en que
se escribe la obra, los cambios sociales, relacionados con el crecimiento de la
ciencia y la industria, así como la negación de la religión, han hecho que las
ideologías de las masas varíen considerablemente. Ahora las masas tienen voz;
no como antes, cuando el poder estaba centrado en los príncipes.
Tesis principal del Libro I,
“La mente de las masas”: Las masas razonan en un nivel inferior al
del individuo y, por lo tanto, tienden a ser estúpidas, inestables, impulsivas
y, entre otras cosas, intolerantes y fanáticas.
En las masas, la individualidad se desvanece y se
configura una identidad grupal. Para que sea comprendido como masa, el grupo
debe perseguir objetivos ideológicamente similares; no basta solo, entonces,
con el grupo de personas reunidas en un espacio cualquiera: una masa puede
configurarse por un grupo de individuos lejanos entre sí, pero con objetivos
similares.
Para el autor, las masas configuran ideologías por sí
mismas, lejanas de las individuales o que hubieran sido construidas en la
individualidad. Por estar conformadas por cualidades ordinarias, las masas
suelen ser estúpidas.
Le Bon plantea tres causas de tal consecuencia de
estupidez. En primer lugar, un sujeto en masa cede ante instintos; no controla
sus emociones. Aparte de imbécil, la masa es anónima e irresponsable. El
individuo no tiene presente el control de sus emociones en masa. La segunda
causa es el contagio; es decir, el sujeto se contagia de los haceres y
emociones grupales. La tercera causa hace referencia a que el sujeto no es
consciente de sus actos, así como un hipnotizado está bajo la manipulación del
hipnotizador.
Paso seguido, el autor argumenta que las masas son
impulsivas, es decir, toman decisiones mediadas por emociones. Así mismo, son
inestables (móviles), ya que pueden pasar de ser verdugos a ser mártires. Por
último, son irritables, porque cualquier cosa que se interponga en sus
propósitos puede llegar a ser razón de pasión furiosa.
Por otra parte, ante el hecho de dejarse sugestionar por
las masas, los individuos adoptan una nueva identidad, dentro de la cual
sobresale la credulidad y la distorsión de la verdad que guía sus propósitos.
Así mismo, las masas son exageradas; al respecto, Le Bon asegura que, para las
masas, una sospecha se vuelve evidencia.
Las masas son intolerantes y dictatoriales. Las masas se
caracterizan por sentimientos extremos: pueden pasar de la anarquía a la
servidumbre y viceversa. Además, las masas caen en una paradoja: irrespetan las
convenciones sociales y son egoístas, por tanto, las masas son inmorales. Pero
también piensan en la equidad y persiguen fines a veces sin interés, por tanto,
son morales.
Otra de las ideas que defiende el autor radica en que las
masas dan peso a las ideas transitorias y desdibujan la importancia de las
ideas fundamentales. Las masas no piensan críticamente; razonan, pero de manera
inferior al individuo. Las masas creen en lo irreal; su representación de la
realidad se realiza de la manera más sencilla: con imágenes.
Para el autor, los ideales y valores fundamentales se
están poniendo en duda. Las masas han priorizado en nuevas ideas en detrimento
de las tradicionales. Le Bon concibe lo anterior como un problema ya que, cuando
las ideas se unen con los sentimientos, surge la verdadera influencia de las propuestas.
Por último, los razonamientos de las masas son como los
esquimales que, viendo el hielo transparente, lo echan a sus bocas para que se
derrita y hacen exactamente lo mismo con los espejos. Las masas no leen
críticamente ni piensan críticamente. Para las masas lo irreal influye tanto
como lo real. La paradoja con la cual culmina Le Bon este primer libro no es
menos interesante: las masas han sabido hacer el mal en nombre del sentimiento
religioso.
Tesis principal del libro
II, “Las opiniones y las creencias de las masas”: Es importante reconocer las cualidades de las masas para evitar que el
mundo sea devorado por ellas.
Según Le Bon, es necesario conocer las cualidades de las
masas para evitar su manipulación social. Así las cosas, si no se comprende que
el lenguaje, las ilusiones y los sentimientos son característicos de las masas,
el mundo puede terminar devorado por ellas. Las masas creen y opinan de cierta
manera influenciadas por la raza de la que provienen, las tradiciones, el
tiempo, la educación y las instituciones políticas y sociales.
Por otro lado, es importante conocer el significado que
le otorgan las masas a las palabras en la actualidad; de esta manera, se logra
reconocer una influencia en ellas cuando se utilizan tales vocablos. Es necesario
tener en cuenta también que los sujetos que crean ilusiones en otros pueden
manipular o dominar a las masas; así surgen religiones y héroes a quienes les
fabrican estatuas. El autor deja claro que, tras experiencias fuertes y
dolorosas, tales ilusiones se debilitan. Con respecto a la razón, afirma que
esta no ejerce influencia sobre las masas. Los sentimientos son utilizados por
sujetos manipuladores con el objetivo de dominar.
Una de las ideas mejor desarrolladas por el autor radica
en que, para lograr el prestigio y la credibilidad, los conductores despiertan
la fe de las masas con enunciados simples, repetitivos y que producen contagio.
Se caracteriza a los conductores de masas como aquellos que despiertan la fe
para manipular. Pueden ser duraderos, muy escasos, o algo intermitentes,
también escasos. Luego de lo anterior, se crea el prestigio, el que hace
posible que las masas piensen solo en una cosa, que tengan una sola
perspectiva. Son las masas las que otorgan, a partir de estos pensamientos, el
prestigio a su líder.
Paso seguido, el autor afirma que existen creencias
duraderas, o pasajeras —que, con el tiempo, se convierten en
fundamentales—, pero, así mismo, pueden desaparecer, sobre
todo, al calor de las masas. Existen creencias fijas que son difíciles de
destruir; sin embargo, cuando el furor de alguna de ellas disminuye, es posible
que se diluya completamente. Esto sucede tanto con creencias estables como con
pasajeras, sobre todo cuando las segundas se instauran como fundamentales.
En la actualidad del autor, las opiniones tienden a ser
cambiantes, debido a tres razones: 1) Las creencias del pasado, que eran las
más sólidas, se han venido desintegrando; 2) el poder de las masas en aumento
hace que se sientan en la capacidad de proponer y de pensar nuevas cosas; 3) La
prensa hace que las opiniones puedan cambiar a favor de las masas.
Tesis principal del Libro
III, “La clasificación y la descripción de las diferentes clases de masas”: Las masas heterogéneas suelen ser más
persuadidas, bajo criterios diversos, que las masas homogéneas.
En este apartado, Le Bon plantea una caracterización de
los tipos de masas y centra su atención, de forma exclusiva, en las
heterogéneas, por su cualidad de fácil persuasión. En primer lugar, expone la
taxonomía de las masas de la manera como sigue:
·
Masas heterogéneas: Masas anónimas (masas
callejeras) y masas no anónimas (jurados).
·
Masas homogéneas: sectas (religiones,
partidos políticos), castas (clericales, obreras, militares), clases (estratos
sociales). (Cf. P. 68).
Luego de esta clasificación, el autor se enfoca en la
existencia de masas criminales comprendidas como aquellas que, llevadas por sus
sentimientos y contagios, terminan masacrando a un líder o grupo opuesto en
ideología.
Paso seguido, asegura que difícilmente las castas pueden
ser persuadidas; por tal razón, es mejor enfrentarse ante jurados y no ante
magistrados en un juicio. Concluye la idea diciendo que los jurados pueden ser
persuadidos con hechos que toquen sus sentimientos.
Le Bon dedica un capítulo de su tercer libro a las masas
electorales, de las cuales expone que pueden ser influenciadas por los
candidatos, siempre y cuando estos posean prestigio. Además, son influenciadas
por la adulación a su codicia y vanidad y arrulladas por el susurro de palabras
con carga ideológica. Por último, el autor desarrolla la idea de que las
asambleas parlamentarias son intelectualmente simples, irritables, sugestionables,
exageradas y con pocos líderes influyentes.
5. Conclusiones
de la obra
De manera explícita, la obra no expone conclusiones, pero
se pueden tener en consideración, después de la lectura y entre otras, las
siguientes: 1) Las masas tienden a ser peligrosas para la sociedad, pues se
caracterizan por ser estúpidas, intolerantes y bastante pasionales, 2) Las
creencias y las opiniones de las personas pueden variar según la integración a
una colectividad; el grupo se impone identitariamente hablando al sujeto, 3) Si
se reconocen las formas en que las masas configuran sentido, es posible
intervenir para evitar que se apoderen del mundo, 4) Las masas construyen
nuevas perspectivas de mundo que contradicen las más sólidas tradiciones, 5)
Las masas heterogéneas son más susceptibles a ser manipuladas, 6) Existen
diferentes tipos de masas que actúan en función de sus emociones, 7) Las
palabras con carga ideológica, las repeticiones y los contagios discursivos son
la base de la influencia de una idea en los grupos sociales, 8) La política y
la religión son contextos en los que se evidencia de forma clara la actitud de
las masas, 9) Todo lo anterior surge de una concepción de mundo que caracteriza
a la sociedad europea a finales del siglo XIX, cuando el socialismo y el
comunismo ofrecen esperanzas a las masas de trabajadores que componen la clase
obrera.
6. Comentarios
y crítica
Sin tener presente ninguna de las críticas que ha
suscitado esta obra de Le Bon, bien puede decirse que, a pesar de llevar un
hilo argumentativo coherente, existen sesgos ideológicos importantes. No es
fortuito que Musolini hubiera aplaudido este libro; la carga ideológica es más
que evidente: el autor hace una crítica directa al socialismo y todos los
argumentos giran en torno a valores que tienden a perderse por el discurso y el
pensamiento social de las masas. ¿Acaso, ante las injusticias sociales, habría
que tomar una postura más maquiavélica que marxista? Al parecer, desde la
perspectiva defendida por Le Bon, habría que evitar la estupidez humana desuniendo
o alejando a los hombres que piensan en pro de una causa social. Ahora bien,
¿no son también masas las fascistas o las industriales o las comerciales del
siglo XIX? Aunque la cantidad es menor, los pensamientos de esas colectividades
se rigen, así mismo, bajo ideologías políticas que deberían considerarse de
manera también crítica. De la misma forma como el autor generaliza en el
fanatismo de las religiones, habría sido más imparcial y argumentativamente más
aceptable si hubiera generalizado en el ámbito político. Lo anterior, por
supuesto, no resta el aporte significativo de esta obra a los estudios de
manipulación de los medios comunicación o, incluso, a las investigaciones sobre
persuasión política.
[1] Este dato cambia, según la
referencia. Para esta reseña, se tiene en cuenta la versión de la editorial en
la que fue publicado el libro. Para corroborar este dato, se invita a leer el
acta de defunción del autor en: http://www2.culture.gouv.fr/LH/LH125/PG/FRDAFAN83_OL1517042v005.htm.
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