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martes, 5 de agosto de 2014

El beso de la mujer araña, de Manuel Puig: Un homosexual y un izquierdista en la misma celda

El beso de la mujer araña, de Manuel Puig:
Un homosexual y un izquierdista en la misma celda
Jhon Monsalve
Imagen tomada de la web.
En 1976, y durante el exilio de Manuel Puig, se escriben las últimas páginas de la que sería tal vez la novela más leída de este escritor argentino. Algunas de sus narraciones fueron vetadas por las temáticas críticas en torno a la dictadura peronista o en relación con asuntos sociales de liberación tales como la homosexualidad. Este último es precisamente uno de los ejes de la novela El beso de la mujer araña, que será centro de este comentario literario. Y digo que es solo uno de los caminos, porque bien se podría hablar del tiempo en la novela, o de su carácter cinematográfico, o de su estilo, entre narrativo y ensayístico. Aquí trataré de todos ellos ciertos elementos, pero centraré mi atención en la homosexualidad y en el izquierdismo, rasgos representados en los dos personajes principales: Molina y Valentín.
No podemos hablar de esta novela como una narración única, pues hay cinco relatos cinematográficos inmersos en ella: narración enmarcada, más bien. Uno de ellos, el primero, se relaciona estrechamente con el título del libro: El beso de la mujer pantera, que trata sobre una joven que no podía besar a ningún hombre porque lo contagiaba de su mismo mal. Solo hasta en las últimas páginas se sabe la razón por la cual la novela recibe este nombre y de la relación que destaco: Valentín, que termina manteniendo relaciones sexuales con Molina, le confiesa que a este que de ser mujer (Molina) sería la mujer araña porque todos los hombres caerían en su tela. Las demás historias que se basan en películas de antaño cuentan historias de zombies y de amores, y siempre, de alguna manera se relacionan con la vida de los personajes. Ya recordamos el momento en que Valentín temía que su mujer amada, Marta (?), corriera peligro como los sujetos cinematográficos, o aquella imagen de la última página en que el rostro de Molina (en realidad, es de una chica de una isla, pero las descripciones, en cuanto a o de la mujer araña, hacen suponer que se trata del homosexual) se describe, en la alucinación de Valentín, en primer plano, mientras llora lágrimas de diamantes, tal cual el último filme narrado por Molina.
El que narra las películas es Molina; el que las oye, Valentín. Los dos están en prisión por motivos diferentes: el primero, por corrupción de menores; el segundo, por sedición. El tiempo en la novela es algo pausado e intermitente por cuestión de las películas narradas y de los pie de página. Si hay algo que caracteriza a esta novela son sus comentarios al pie de página sobre la homosexualidad. Por ello, no solo es una narración, sino un texto argumentativo-expositivo sobre las causas y las valoraciones científicas y sociales de la homosexualidad. Si comento lo del tiempo es porque comparado con la novela La cárcel, del escritor colombiano Zárate Moreno, se hace más prolongada la narración y, por lo tanto, es muy acorde con el tiempo transcurrido en una prisión. En este caso, el contenido y la estructura van muy de la mano. En cuanto a La cárcel puede decirse que el tiempo es apresurado y que no se evidencian pausas respectivas. De cualquier manera, hay un punto en el que convergen estas dos novelas: las narraciones… en un caso por medio de un diario, y en el otro, a través del cine, son el consuelo para pasar el trago amargo de la prisión.
La mayor ilusión de Molina es reencontrarse con su madre, que está enferma y sola. El mayor sueño de Valentín es la causa revolucionaria, y por la cual está en prisión. Molina, encausado en su propósito, entabla relaciones privadas con el director del establecimiento carcelario para ganar una libertad, al menos condicional. Se asocia con este y le hace creer que hará lo posible para que Valentín le confiese asuntos de su movimiento socialista para implicarlo aún más (y no solo a él, sino a todos los que persiguen las mismas causas). Pero Molina parece enamorarse de Valentín y su propósito mayor se conjuga con sus pasiones.
Por estrategia de los mecanismos de inteligencia estatal, Molina al fin queda en libertad, y luego de prometerle a Valentín que se unirá a la causa para facilitarle su mayor propósito, entabla relaciones con los del grupo revolucionario. Pasan algunos días, y luego cae muerto a balazos, acusado de relaciones con revolucionarios.
La homosexualidad, que es tratada de manera científica en el ensayo del pie de página, se evidencia más pasional en la narración: un hombre, o más bien una mujer araña, que lanza su tela para empalmarse íntimamente con su presa. Lo cierto es que tanto la sedición como la homosexualidad, dos temas recurrentes en esta narración, son características sociales que tienden a ser prohibidas y reprimidas. La muerte de Molina es un ejemplo de ello.

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