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miércoles, 26 de febrero de 2014

Semiótica y Ciencias Humanas: La interdisciplinariedad

SEMIÓTICA Y CIENCIAS HUMANAS, SEGÚN DESIDERIO BLANCO:
LA INTERDISCIPLINARIEDAD
Jhon Monsalve

Blanco, D. (2006). Semiótica y ciencias humanas. En: Revista Letras. Lima: Universidad de Lima. 
En el año 2004 el semiólogo Desiderio Blanco presenta una ponencia al Seminario Taller de Investigación “Fernando Tola Mendoza”, en Lima, que tituló: “Semiótica y ciencias humanas”. En este trabajo hace un esbozo sobre la relación que tiene la semiótica con otras disciplinas humanistas. Para ello, divide en seis apartados sus ideas y propuestas, enfatizando, en cada uno de ellos, sobre algún tema en particular del área de la semiótica en relación con las ciencias humanas.
El primer punto pone en contexto la temática general del documento. La semiótica se presenta como una ciencia interdisciplinar, que sirve y se sirve de las demás ciencias humanas e incluso de las naturales. Desiderio expone los dos rasgos que caracterizan la investigación científica: el objeto de estudio y el método. Luego presentar el signo como objeto de estudio de la semiología, y la significación, como el objeto de la semiótica. Esta última  deja de centrar su atención solo en la lengua y pasa a centrarla en el discurso en acto.  Asimismo, hace un recorrido sobre los avances metodológicos de la teoría greimasiana, comprendiendo tales cambios en relación con diferentes disciplinas: del estructuralismo, por ejemplo, surgió el cuadrado semiótico, y, con el tiempo, las modalidades trajeron consigo el estudio de las pasiones, que, a primera vista, daría la impresión de que pertenecen más al campo de la sicología.
El segundo apartado presenta los principales rasgos que relacionan a la semiótica con las ciencias humanas y las naturales. La Química deja, por ejemplo, los conceptos de isotopía y de valencia. La lingüística, por parte de Saussure, dejó la noción de significante y significado, que luego complementó Hjemlslev con la expresión y contenido; esta es la base de la significación semiótica, pero ahora no solo en la lengua, sino en cualquier discurso, en cualquier lenguaje.
Del formalismo, la semiótica adoptó las formas narrativas. Esta es la razón por la cual Greimas propuso el esquema actancial, en el que reducía las 31 funciones propuestas por Vladimir Propp para el análisis del cuento de hadas. De la fenomenología emergieron los siguientes conceptos semióticos: el sema figurativo; la estesis, entendida como la relación (necesaria en el proceso de significación) que debe haber entre el sujeto y el mundo sensible; la intencionalidad, que difiere de la intención, en cuanto que esta última queda en la periferia de lo que un discurso en particular significa por sí mismo. El esquematismo de Kant se verá reflejado en la teorización del esquema tensivo: correlaciones inversas y conversas, valencias que aumentan mientras otras disminuyen o que mantienen el mismo equilibrio, respectivamente. Aunque también hay relación con el sicoanálisis o con otras ciencias naturales, el autor deja claro que las adopciones que se lleven a cabo “requieren un trabajo creativo de adaptación a la metodología y al objeto de la disciplina acogida” (p. 65).
El tercer ítem, expone la convergencia entre la ciencia cognitiva y la semiótica tensiva, a partir del concepto de enacción, entendido como la no disociación entre el sujeto y el mundo. Este rasgo guarda relación, de algún modo, con la estesis expuesta arriba y que deriva de la fenomenología. Sin esta cualidad (me refiero a la enacción) no podría llegarse al sistema de valores, producto de la interacción del humano con el mundo a partir de las diferencias y matices que de él puede percibir.
En continuidad con el tema del apartado anterior, Desiderio expone en el cuarto punto la relación que hay no solo entre esta disciplina y las de las ciencias humanas, sino también entre los conceptos de la semiótica misma. Para ello cita la teoría Peirciana que aporta elementos considerables al estudio de las modalidades y de la semiótica tensiva: la primeridad, que comporta el icono; la segundidad, que conlleva el índice, y la terceridad, que converge con el símbolo. Estas características las hallamos en todo proceso de significación del humano frente al mundo.
El quinto punto expuesto por Desiderio evidencia la importancia de la praxis enunciativa en los discursos. Según el autor, toda disciplina es un discurso particular y, por lo tanto, llevan consigo actos de enunciación, que son, en últimas, los que permiten la adaptación de teorías entre una ciencia y otra. Así las cosas, “la praxis enunciativa es la que hace posible la interdisciplinariedad” (p. 71).
En último ítem el autor aclara que el papel de la semiótica en las relaciones interdisciplinarias no llega al punto de definir lo significativo en cada una de las áreas. Lo que aporta, según Desiderio Blanco, es el concepto de “pertinencia”, el eco que un problema de una ciencia específica pueda ocasionar en otra. Para complementar lo anterior, se vale de la mira intencional (la calidad o el rigor) y de la captación, como operaciones que llevan a concluir “el dominio de pertinencia de cada ciencia” (p. 72).

Entonces: La semiótica como disciplina, caracterizada de tal manera por poseer un objeto de estudio y un método (en constante estudio, además), está en constante relación con las ciencias humanas y naturales. Habría que pensar hasta qué punto los investigadores, sin importar la disciplina, identifican y comprenden los aportes que han recibido de la semiótica. Tal vez, si tomamos el rasgo de “pertinencia” que expone Desiderio Blanco al final de la ponencia, podríamos deducir que el estudio del sentido o de la significación, tal cual lo define él mismo, no aporte más que la posibilidad de discriminación entre los factores que pueden o no ser estudiados entre las diferentes ciencias.  Si lo dejamos hasta ahí, volveríamos a considerar la ciencia semiótica no como tal, sino como una metodología para lograr fines en las diferentes disciplinas del conocimiento. Al parecer, el objetivo de esta ponencia no era otro que exponer los aportes de otras ciencias a la semiótica. Creo que es necesario, por parte del autor, identificar y aclarar, en otro texto, los aportes que la semiótica ha hecho a las diversas disciplinas. 

domingo, 16 de febrero de 2014

La cultura al alcance de todos en Bucaramanga

La cultura al alcance de todos:
La Cámara de Comercio de la mano de Gonzalo Castellanos
Jhon Monsalve
Imagen tomada de internet
Artículo publicado en la sección cultural de Vanguardia Liberal del 15 de febrero de 2014

Dentro de las nuevas proyecciones sociales de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, se encuentra el propósito de llevar el arte en sus diversas manifestaciones a espacios que, por lo general, han sido olvidados, con el fin de hacer un aporte cultural para la transformación política de la sociedad.
De la mano de Gonzalo Castellanos Valenzuela, reconocido asesor de proyectos y políticas culturales en Colombia y América Latina, la Cámara de Comercio de Bucaramanga propone enriquecer los espacios de la ciudad en lo concerniente al Teatro Santander y al Centro Cultural del Oriente, con el fin de aportar en el desarrollo de la sociedad desde las posibilidades integradoras de la cultura.
Gonzalo Castellanos, asesor de proyectos y políticas culturales en diversos países de América Latina y el Caribe, ha sido promotor de legislaciones y políticas en sectores del cine, la industria editorial, lectura, sistemas de bibliotecas, patrimonio cultural, sistemas de archivos y modelos de gestión comunitaria en el campo de la cultura. Es especialista en proyectos sociales del Instituto para el Desarrollo Social del Banco Interamericano de Desarrollo y en organización territorial, para el INAP (España), además de catedrático, escritor de varios libros sobre asuntos culturales y columnista de diarios nacionales.
Ha dedicado gran parte de su vida profesional al servicio comunitario, con el único fin de transformar la sociedad por medio de lo artístico. Fue creador de la ley del cine en Colombia, con la cual logró cambios trascendentales en lo referente a nuevas propuestas de apertura cultural. Ha venido trabajando en la misma línea y con igual perspectiva de integración que la de la Cámara de Comercio de Bucaramanga: “Apoyamos la ejecución de proyectos clave de altas inversiones en infraestructura, transporte, educación y cultura para todos”.
Lo que se pretende, en últimas, no es más que un enriquecimiento social de dos proyectos: el Teatro Santander y el Centro Cultural del Oriente, que estarán abiertos y a disposición de todos los santandereanos, independientemente de la clase socioeconómica a la que pertenezcan. De esta manera, las aperturas culturales, especialmente las que surgen de los espacios anteriormente especificados, serán dirigidas a todo tipo de público, con un fin político y comunitario: la transformación de la sociedad por medio de la cultura.
En el año 2011, Castellanos ganó el Premio Julio González Gómez por la trascendencia social de su libro “Patrimonio cultural, integración y desarrollo en América Latina”. En este ensayo expone las cualidades negativas de la sociedad latinoamericana, entre las cuales se encuentran la exclusión, la inequidad y la pobreza, y propone, a partir de su ideología, los indicios de cómo, con base en la creatividad, las lenguas y el patrimonio vivo, esta sociedad puede aportar para que los reveses políticos sean superados. Por lo tanto, las temáticas, la experiencia, la ideología y los propósitos se unen, de parte de la Cámara de Comercio y de Gonzalo Castellanos, tras el fin común del cambio social y político, a través de una cultura incluyente, participativa, al alcance de todos.
Dentro del proceso para lograr este fin, es prioritaria la realización de un documento diagnóstico que contemple la siguiente propuesta tentativa: el análisis de los instrumentos que configuran el sistema de financiación y de incentivos de la cultura para la gestión del Teatro Santander y el Centro Cultural del Oriente. Luego de tener claro lo anterior, se dispondrían los fondos y el tiempo necesarios para efectuar uno de los proyectos culturales y sociales más importantes para el nororiente colombiano.
Con el propósito de dar a conocer e integrar esta propuesta con otras, dentro y fuera del país, la Cámara de Comercio de Bucaramanga, en convenio con el Ministerio de Cultura y la fundación ‘Somos Más’, presentará el próximo mes un foro sobre emprendimiento, financiación y cooperación internacional en el patrimonio cultural. Este importante encuentro, que tendrá lugar en seis ciudades de Colombia, se presentará también en Bucaramanga, y contará con la participación de gestores culturales de alto reconocimiento en el país y en el extranjero, como Ángel Moreno y Fernando Vicario, además de artistas y diversos promotores de cultura. Lo que se pretende, entre otras cosas, es que las instituciones culturales, las academias, los representantes de la industria y el turismo y demás asesores asistan para que, por un lado, conozcan los diversos proyectos de emprendimiento y financiación que se adelantan en el país, y, por otro, compartan sus experiencias y propuestas.
De esta manera, apenas en los albores de un proyecto de alto impacto social, se puede prever no solo una muy buena acogida por parte de la comunidad santandereana, sino también el inicio de un cambio cultural sin precedentes, en el que los protagonistas serán, más que la Cámara de Comercio o que Gonzalo Castellanos, los santandereanos de a pie, aquellos a quienes les han cerrado, por décadas, las puertas en el mundo de la cultura y de las artes.

domingo, 9 de febrero de 2014

Áyax, de Sófocles: el problema después de Troya

ÁYAX, DE SÓFOCLES: EL PROBLEMA DESPUÉS DE TROYA
Jhon Monsalve

Imagen tomada de internet

Y habían vencido a Héctor… y los muros troyanos ya no fueron los mismos. El cansancio se desvanecía entre la felicidad de la victoria. Áyax había aportado con gallardía en la defensa de su pueblo y de sus superiores, y Ulises, por su parte, había dado la solución para darle fin a lo que parecía ser una eterna guerra. Simulaba venir la paz, pero los dioses intervinieron para no permitirlo. La guerra empezaría desde ahora e internamente desde el bando ganador: Áyax y Ulises serían los directos responsables terrenales de la contienda. Cuando murió Aquiles, las armas, como era costumbre, fueron heredadas por el guerrero más sobresaliente. En este caso, les fueron otorgadas a Ulises, mientras Áyax veía en este acto una muestra de la injusticia de Agamenón. Y no veía más allá: no recordaba los momentos en que se dejó llenar de orgullo y de valentía para no aceptar la ayuda de los dioses. Minerva, una de ellos, no soportó su actitud y lo castigó, tal cual lo describe Sófocles en su tragedia: se fue de parte de Ulises y cambió la mente furiosa de Áyax para que, creyendo matar a los argivos, asesinara a las bestias del campo que apacentaban en aquellas moradas.
Lo anterior fue considerado por Tecmesa, su mujer, como un acto de locura. Cuando Áyax fue consciente de sus acciones, se dio golpes de pecho y decidió morir por su propia mano. El orgullo lo llevó a estos límites, luego de ser un hombre poderoso. El héroe griego una vez más decae ante la miseria y el dolor; al fin de cuentas es esto lo que hoy, en pleno siglo XXI, nos asemeja más y más a ese mundo que tratamos de olvidar en medio de una sociedad inmersa en la diversión. Rodríguez Adrados afirma: “El héroe de la tragedia griega es un ejemplo de humanidad  superior que se nos ofrece como un espejo de la vida humana  en sus momentos decisivos. Es más que un tipo ideal directamente imitable, pero con aspiraciones limitadas; es el  hombre mismo elevado a la culminación de su ser hombre,  tratando de abrirse paso en situaciones no elucidadas antes,  en riesgo de chocar con el límite divino. Caiga o triunfe, yerre o acierte su suerte será siempre un acicate y una advertencia al mismo tiempo; en suma, un modelo en un sentido  diferente al empleado hasta aquí. No en aquel otro anterior,  porque tanto su caída como su triunfo tienen lugar por medio del dolor y a través de decisiones que querríamos nos  fueran evitadas”. Y ahí estamos como héroes, de los que terminan batallas y desean empezar otras: seres orgullosos como Áyax.
Pero dejemos estos juicios morales para otro espacio, y volvamos a la tragedia que nos incumbe. El problema volvió después de haber muerto Áyax: Menelao y Agamenón peleaban por una sepultura indigna para el excombatiente. Teucro, Tecmesa y el hijo, por el contrario, defendían el derecho a la vida. Una guerra de palabras mediadas por la cólera y el linaje tuvo lugar frente al cuerpo de Áyax. Ulises, como siempre,  haciendo con sus palabras otro caballo de Troya, llegó a dar solución a la contienda, defendiendo la parte que, en ese caso, era considerada la enemiga, con el argumento de que el entierro indigno era mal visto por los dioses. Ulises, como siempre, supo dejarse guiar por las divinidades, tal cual Circe lo guio al infierno.
Áyax, protagonista de una guerra interna, murió con la espada que le heredó a su enemigo Héctor. Algún mal, entre la guerra infinita de los dioses, tenía que caer sobre los argivos… y este es el ejemplo perfecto.


domingo, 2 de febrero de 2014

"El héroe discreto", de Mario Vargas Llosa: Las consecuencias humanas del progreso

“EL HÉROE DISCRETO”, DE MARIO VARGAS LLOSA: LAS CONSECUENCIAS HUMANAS DEL PROGRESO
Jhon Monsalve
Imagen tomada de internet
En algún curso de Literatura en la universidad, llegamos a la conclusión de que la nueva literatura colombiana representa la necesidad de retomar la memoria o el olvido de lo que ya, de cierta manera, no somos. Cuando leí “El héroe discreto”, de Mario Vargas Llosa, pensé en que, dentro de un análisis mucho más profundo, podría proponerse lo mismo, pero ya no solo en Colombia sino en toda Latinoamérica.
El escritor peruano y Premio Nobel de Literatura 2010 representa, en esta novela,  el progreso de Piura y de Lima, que es a la vez el progreso del Perú. Con una narración sencilla, con ciertas situaciones algo telenovelescas y con su habitual estructura novelística (un capítulo centrado en unos sucesos que se retoman en todos los apartados impares, y otros sucesos que conforman los capítulos impares) nos muestra la vida vuelta espectáculo, es decir, telenovela. Una vida que, dentro de un progreso bien notorio, no es más que una realidad caricaturesca y a veces hasta farandulera.
Son dos historias llenas de suspenso y de peligro que llegan a un mismo centro: las consecuencias humanas del progreso. La primera se centra en Piura, el mismo topo de “La casa verde”, según las alusiones que, a mi modo de ver, fueron algo forzadas dentro del trabajo investigativo que el general Lituma hacía para hallar al remitente de las cartas que amenazaban al señor Yanaqué. Se hizo alusión a ciertos personajes de la novela anterior, pero no se llegó a completar el círculo de este hecho en la trama. No obstante, fue indispensable para demostrar de qué manera había cambiado esta ciudad peruana. Allí, un hombre recibe una carta anónima en la que es sentenciado a perder todos sus bienes si no paga cierta multa protectora. Yanaqué, la víctima, tenía claro que no caería, como sus colegas, en tales amenazas. Su padre le había dejado como herencia el consejo de no dejarse ultrajar ni amenazar por nadie. Y así lo hizo: no accedió, se resistió y vinieron las consecuencias: le quemaron su oficina de transportes y secuestraron a Mabel, su amante. Luego de muchas averiguaciones, Lituma y el capitán Silva hallaron como culpable a Miguel, el propio hijo de Yanaqué, del que siempre había dudado que, en realidad, fuera su hijo. Y la cómplice de las amenazas era Mabel, que a la vez era amante de Miguel. No haría falta decir más para comprobar que más telenovelística no podría resultar la trama. Y es normal: el progreso nos hace seres que vivenciamos vidas espectaculares.
Por otro lado, y ya en Lima, se presenta la historia de Ismael, un veterano octogenario que, al enterarse de que sus hijos le desean la muerte para quedarse con todos sus bienes, decide tomar como esposa a la joven que ayudaba en los quehaceres de la casa. Esto trae consigo diversas consecuencias sobre todo en dos personajes de la novela: Narciso, el chofer de Ismel, y Rigoberto, uno de sus empleados y mejores amigos. Estos dos fueron los testigos del matrimonio de Ismael con Armida y fueron los que más sufrieron las consecuencias de tal acto. Cuando los hijos de Ismael se enteraron de lo sucedido, se dieron cuenta de que los bienes pasarían a Armida y no a ellos y que debían hacer lo posible por considerar el matrimonio como una farsa, bajo los argumentos de que su padre sufría demencia senil. Amenazaron a Narciso y a Rigoberto incluso con la cárcel y les prometieron buenas propinas si confesaban que habían firmado los documentos del matrimonio porque Ismael los tenía amenazados. Ninguno de los dos dio su brazo a torcer, y esperaron a que Ismael llegara de su luna de miel. Cuando así sucedió (fíjense todo el tiempo en lo telenovelesco del asunto), don Ismael, luego de hablar con ellos, murió esa misma noche, justo cuando parecía ser el hombre más feliz. Armida no soportó tanto trámite y huyó a casa de su hermana en Piura, que era, casualmente, la mujer de Yanaqué. Armida huyó de los medios y fue a encontrarse con los medios en Piura, donde se hablaba de Miguel, el hijo de Yanaqué, que había intentado chantajearlo y que, a la vez, se acostaba con su amante. Gertrudis, la mujer de Yanaqué, siempre estuvo al tanto de sus amoríos, pero no dijo nada porque cargaba el peso de hacerle creer que el hijo, Miguel, había sido suyo, y no de algún extranjero que le pagaba a la Mandona, su madre, para poderse acostar con ella. Bueno, en fin, estas vidas de telenovelas mexicanas o colombianas terminan siendo las realidades humanas dentro del mundo del progreso. Y Armida llega a la casa de su hermana, se esconde, mientras se calman los problemas, y manda a llamar a Rigoberto y a su mujer para informarles del asunto. 
Cuando ya todo se hubo calmado, Rigoberto pudo partir a Europa con su mujer y su hijo, y justo en el viaje se encuentran a Yanaqué y a Gertrudis, que también viajan al mismo continente. Los dos grandes problemas se solucionaron y las vacaciones que se venían prometían felicidades.
Así las cosas, en Piura, la ciudad que no era la misma de antes, donde se construyeron nuevas vías, donde la tecnología predominaba, llegó junto al progreso la maldad y la delincuencia. Yanaqué, que había partido de ceros, tenía una empresa de transportes, con la que le iba muy bien. Había progresado junto a la ciudad. Ismael, con una historia similar, se vio en una encrucijada en la que sus hijos se volvieron las hienas de la selva de dinero que dejaría después de su muerte: progreso, dinero, odios, mentiras, avaricias, asesinatos… el progreso trajo consigo las maldades humanas puestas a flor de piel, pero más telenovelescas que nunca.

No hay que negar que, aunque un poco farandulera, es una novela bien lograda, que configura todo tan pertinentemente hasta el punto en que, pensándolo bien, de otro modo, no habría logrado los fines literarios y sociales que están inmersos en sus páginas.