Tras
un análisis de “El vuelo de la reina”, de Tomás Eloy Martínez
Jhon
Monsalve
Imagen tomada de internet
El
presente texto tiene como fin el acercamiento al análisis de la novela ganadora
del Premio Alfaguara 2002, pero en ninguna manera es una interpretación de la
obra o un trabajo investigativo sobre ella. Aclaro lo anterior por si, llegado
el caso, lo que escriba en este texto no sea más que unos comentarios simples o
complejos, pero al fin de cuentas solo comentarios. La complejidad e
importancia de “El vuelo de la reina” merece análisis mucho más profundos.
La trama
Camargo,
el director de El Diario (periódico crítico e importante en Argentina, según el
contexto de la novela) es un hombre de avanzada edad que, luego de experiencias
negativas en torno a relaciones familiares, entre ellas, las de la madre, que
lo abandonó, adopta ciertos comportamientos obsesivos en la relación amorosa
que mantiene con Reina Remis. El primer capítulo del libro presenta escenas
voyeristas que, como leimotivs, se
encontrarán en el transcurso de todo el libro. Camargo observa a Reina desnuda desde
un telescopio en un un edificio aledaño a la residencia de la joven periodista.
Con el pasar del tiempo, esta mujer llega a trabajar a El Diario, se relaciona
con Camargo, por sus cualidades al momento de escribir, cubre varias noticias
en torno a la sociedad y políticas del año 2000 en Argentina, y logra, en
tiempo récord, un aumento tanto de puesto como de salario. Reina cree
enamorarse de Camargo, viajan juntos, viven experiencias juntos, gratificantes
para los dos, pero, en cierta ocasión, mientras Reina trataba de convencerlo
para que fuera a visitar a Ángela, una de sus hijas que estaba a punto morir en
un hospital de Estados Unidos, Camargo explota, la golpea y empieza a decaer la
relación y se empieza a complicar. Entre aceptaciones y prohibiciones, Reina
viajaba a cubrir noticias que luego el periódico, tras el estudio respectivo,
decidiría si las publicaban o no. Ella se alejó de Camargo, con toda razón, y
aunque trataron de retomar las cosas, ya existía un verdadero amor para Reina,
y muy distinto de la simple, y esto le dolía a Camargo, admiración que sentía
hacia él. Camargo la siguió vigilando, aumentó la intensidad expiatoria, pero
ella, en Colombia, mientras hacía una entrevista a dos cabecillas de la
guerrilla, vivía un romance amoroso con Germán, un periodista bogotano, con el
que se escribía por correo electrónico constantemente; de esto Camargo ya tenía
sospechas.
Para
evitar que Reina lo traicionara o mirara hacia otro lugar que no fuera el suyo,
Camargo decidió perjudicarla de tal manera que él fuera el único hombre que
aceptara amarla como quedara. Para esto, contrató a unos indigentes que eran
extranjeros exiliados a causa de la Guerra de Kosovo, y a los cuales prometió
los pasajes de vuelta a su país de origen a cambio del favor. Era simple: que
él, el hombre, violara y contagiara de enfermedades venéreas a Reina, mientras
ella dormía profundamente después de que Camargo le agregara a un líquido que
Reina acostumbraba a beber cierta sustancia que le producía sueño. Y así pasó,
y para garantizar que Reina volviera con él, decidió llamar a todos los
periódicos para decirles que Reina los había traicionado y que, por lo tanto,
no era éticamente profesional. De esta manera, decidió alejarse, cargar con el
peso de que la habían violado sin saber quién, el peso de que Germán, su
enamorado, no le creyera, no la apoyara, decidió alejarse, montar a caballo, y
Camargo la siguió hasta el fin, hasta la casa de los padres de ella, la
vigilaba todo el tiempo, y luego, la mató, dos tiros, la mató, y la vida lo
castigó con una silla de ruedas y con Brenda, su exesposa, a su lado,
cuidándolo y dándole el cariño que él, Camargo, nunca le brindó a ella ni a sus
hijas.
Los matices
No
sé si hablar de propósitos o de matices en la obra para huirle al término
Interpretación. Hablemos del contexto: el año es 2000, el lugar, Argentina, y
se viven situaciones políticas llenas de corrupción y de malos manejos
administrativos, que son, precisamente, los que El Diario saca a la luz. Un
gobierno que se aprovecha de las creencias religiosas para hacer de las suyas.
Esta es, en parte, la importancia de la presencia de la teología estudiada por
Reina. Otro matiz, más allegado a los personajes, tiene que ver con la
transposición que hace Camargo de los valores maternales a los amorosos. Es
decir, la influencia sicológica dejada por la madre se extrapola a la relación
con Reina y, en muchas ocasiones, se le compara con ella. Incluso el padre de
Camargo, y tal vez por el mismo motivo, llama Puta a Reina Remis. Al respecto,
Leonardo tarifeño afirma que:
“El
vuelo de la reina pierde el juego místico y transforma el pecado del
protagonista en el eco psicológico de un trauma infantil. Camargo, el combativo
director de un diario argentino en tiempos corruptos, es abandonado por su
madre cuando todavía es un niño; la memoria de esa fuga se activa con otro
abandono, el de su amante Reina, y a partir de entonces el crimen será la única
alternativa para conjurar la ausencia materna y el rechazo amoroso. "La
ternura perdida era como una pierna o un oído que le hubieran quitado y que lo
disminuía ante las demás personas", dice el narrador, y Camargo llena ese
vacío con la soberbia que le permitirá, a través del castigo físico a Reina,
restaurar un orden ético donde la amenazante libertad de las mujeres siempre es
condicional”.
Por otro lado, encontramos la importancia y
pertinencia de los nombres: Reina hace alusión a la abeja madre del panal y
cuyo vuelo se lleva a cabo con el fin de fecundar, donde se aparea con varios
zánganos. Para Camargo, Reina era como una abeja con tales características y,
por esa razón, quiso cortarle las alas. No fecundaría fuera de su corazón.
Camargo, por su parte, sufre una especie de similitud fonética con la palabra
Amargo. Sus acciones se entenderían por ello.
Otros apuntes
Si
bien es cierto que una obra literaria es independiente de la vida del autor,
también lo es que no pueden negarse los valores de este que se presentan en
ella. Tomás Eloy Martínez tal vez nunca habría situado las acciones de esta
novela en una periódico si él no hubiera sido en vida periodista. Del mismo
modo que no habría citado tantísimas películas para hacer referencia a ciertas
acciones, de no ser porque era crítico y amante del cine. Y ni hablar del país
en que se desarrolla la novela y de los actos de habla de los personajes.
Así
las cosas, esta novela, que fue Premio Alfaguara 2002, es una representación de
la sociedad argentina y latinoamericana del primer año del nuevo siglo. Se
destaca, ante todo, el comportamiento del personaje Camargo, por motivo de la
mala experiencia con su madre, y las decisiones y consecuencias que vienen con
ello. Se evidencia, por otra parte, la crueldad y corrupción política, los
problemas sociales y la libertad de expresión. El vuelo de la reina es, por
último, el vuelo sin frutos ni retoños, opacados, como ya sabemos, por las
obsesiones de Camargo.
demasiado malo
ResponderEliminarLa redacción de este artículo es sencillamente bochornosa.
ResponderEliminarestá bien hecho el resúmen. gracias.
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