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viernes, 24 de mayo de 2013

La quimera de la gratuidad educativa: sobre el decreto 4807 y otras falsas propuestas


LA QUIMERA DE LA GRATUIDAD EDUCATIVA
Jhon Monsalve
Imagen tomada de internet
La gratuidad educativa no soluciona la calidad. Para nadie es un secreto que Colombia es uno de los países con más bajos índices de eficacia educativa en el mundo. La baja calidad de la educación colombiana se evidencia en las pruebas de Estado, que arrojan resultados poco alentadores para el país en general, el gobierno y el Ministerio de Educación Nacional, que creen solucionar el problema con la gratuidad.
A finales del año 2011, se firmó el decreto 4807 “Por el cual se establecen las condiciones de aplicación de la gratuidad educativa para los estudiantes de educación prescolar, primaria, secundaria y media de las instituciones educativas estatales y se dictan otras disposiciones para su implementación” (Decreto 4807 de 2011). Con este decreto se busca que la deserción escolar sea nula en los colegios estatales del país y que todo colombiano pueda acceder a la educación sin excusas de lo económico.
El Ministerio tiene la certeza de que la deserción escolar será mínima en comparación a años anteriores, cuando por falta de dinero los estudiantes debían retirarse del colegio, debido a que los impuestos escolares eran excesivos. Y es cierto: los índices de deserción seguramente disminuirán, pero eso no significa, de ningún modo, que la educación vaya a mejorar.
En una encuesta hecha recientemente, puede notarse el nivel crítico de la sociedad en asuntos de educación: “La sociedad civil es más dura que el Gobierno en el juicio sobre la calidad educativa. En promedio, 3% la califica como "excelente o muy buena". 58% de los representantes de los sindicatos la consideran regular en los colegios oficiales y solamente una de cada tres personas de los gremios, la Iglesia, los comunicadores, los académicos dedicados a la investigación educativa y los sindicatos de maestros, siente que la educación está compensando el esfuerzo que hacen los padres y los alumnos por ella”. (Al tablero, S.F.).
No es un secreto que la educación del país no es la mejor, y aunque sea una esperanza, la gratuidad no aportará lo suficiente para su mejoría, ya que el fin de esta, aparte de que todo estudiante de prescolar a 11 pueda acceder sin complicaciones económicas a una institución estatal, es la disminución de la deserción escolar[1] y el ingreso de nuevos estudiantes. Pero, entonces, ¿dónde está el problema? En que habrá más gente, muchos más estudiantes, ¡y la misma cantidad de instituciones educativas! Esto, sin lugar a dudas, resulta poco proporcional.
Pero vamos por partes. Para evitar la deserción en los colegios, el Ministerio de Educación con el Decreto 230 de 2002 propuso que cada institución debía, junto con toda la comunidad educativa (docentes, padres y directivos), velar por el rendimiento académico de cada estudiante, para que solo perdiera el año el 5% en cada aula de clase: “El decreto indica que los establecimientos educativos deben garantizar un mínimo de promoción de 95% de los estudiantes que finalicen el año escolar en cada uno de los grados, por esto cada institución deberá conformar por cada grado, una comisión de evaluación y promoción, integrada por docentes, un padre de familia y el rector o su delegado, que será la responsable de determinar, al finalizar el año lectivo, los estudiantes que no pueden ser promovidos, entendiendo que debe ser la excepción”. (Al tablero, S.F.).
Este decreto ha permitido que los estudiantes no destacados pasen, como si nada, su año escolar sin lograr las competencias requeridas en cada materia, por el hecho de que la ley misma los está “protegiendo” de sus deberes académicos. Tener la gratuidad en la educación y pensar que esta evitará la deserción escolar es una quimera, porque para lograr la deserción no es solo necesaria la gratuidad, sino también la participación de toda la comunidad educativa (ocupada en sus propios quehaceres) comprometida en que solo puede perder el año el 5% del salón de clase. Y aunque se hable de la derogación o modificación de este artículo, parece ser que, teniéndolo o no en cuenta, el resultado es el mismo.
Por otra parte, ¿dónde cabrá tanta gente? La cantidad de instituciones educativas no varía. Lo que quiere decir que, si bien los estudiantes podrán ir a la escuela sin pagar un solo peso, la cantidad de salones y de pupitres no serán suficientes para tanta gente. No obstante, los colegios dan solución a tal problema poniendo en un mismo salón de clase a 40 o más estudiantes, que estarán tan hacinados que no podrán concentrarse lo suficiente ni permitirán que el docente haga su trabajo de la mejor forma; de esta manera, la educación será gratuita, pero su calidad será la misma o aun peor.
Al respecto, el Centro Virtual de Noticias de la Educación afirma: “Con el establecimiento de la gratuidad educativa, el Ministerio de Educación busca generar condiciones para que más niños accedan y permanezcan en el sistema educativo, avanzando en el propósito nacional de cerrar las brechas de acceso a la educación que existen en Colombia y por esta vía avanzar en una mayor equidad, reducción de la pobreza y la prosperidad para todos” (Cvne, 2012).
La equidad se logrará (pues todos estarán igualmente hacinados), pero la reducción de la pobreza y  la prosperidad para todos quedará en veremos. Tal vez, en la próxima ocasión, en un próximo decreto, se tenga más en cuenta que gratuidad no significa calidad, sino derecho, y que la calidad se logra de otras formas. ¿Cuáles? Eso es precisamente lo que debemos pensar para lograr la educación que queremos.
BIBLIOGRAFÍA
AL TABLERO, Ministerio de Educación Nacional (S.F.). Así opinaron los colombianos. [En línea]: http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87821.html. (Citado el 25 de marzo de 2012).
CVNE (2012). La gratuidad educativa se reglamenta. [En línea]: http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/w3-article-293306.html. (Citado el 25 de marzo de 2012).
MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL (2011). Decreto 4807. [En línea]: http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles-293306_recurso_1.pdf. (Citado el 25 de marzo de 2012).

[1] Una de las consideraciones del Decreto 4807 es: “Que los cobros de derechos académicos y servicios complementarios han sido una barrera para el acceso y la permanencia escolar en la educación preescolar, básica y media, y ante ello el Estado debe generar políticas públicas orientadas a mejorar la accesibilidad de la población en edad escolar a todos los niveles educativos, a fin de que se logre garantizar la realización del derecho a la educación”.


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