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miércoles, 8 de mayo de 2013

Análisis sincrónico del Español del Siglo de Oro con base en el texto "El perro del Hortelano", de Lope de Vega


Análisis sincrónico del ESPAÑOL DEL siglo de oro con base en el  texto “El perro del Hortelano”.
Jhon Alexánder Monsalve Flórez
Miguel Ángel Pérez Carvajal
Imagen tomada de internet

Este texto tiene como objetivo presentar un análisis sincrónico del Siglo de Oro, tomando como base El perro del Hortelano, de Lope de Vega, en el que la fonética, la morfosintaxis y el léxico del tiempo son un ejemplo de la variación presentada en un mismo siglo y el cambio habido hasta nuestros días.  Al parecer, el siglo de Oro (o los siglos de oro) comienza a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, con la publicación en 1492 de La gramática de Nebrija, y unos años después, de La Celestina de Fernando de Rojas; el periodo va hasta 1681, fecha de la muerte de Calderón. No obstante,  Alatorre afirma que  el siglo de Oro aunque  comience con Nebrija, culmina, en 1692, con Sor Juana Inés de la Cruz.[i] 
El objetivo de la explicación anterior se debe a que en un periodo aproximadamente de 200 años, llamado Siglo de Oro, se presentan variaciones en la lengua española y cambios a partir de ese momento hasta nuestros días, y que, sin embargo, los textos de ese siglo son entendidos casi en su totalidad por cualquier persona de hoy: La literatura de los siglos de oro, desde la Celestina hasta Sor Juana, está al alcance de cualquier lector[ii].  En La Celestina (1499) se encuentran palabras como deleyte, alargasse; en La Loçana andaluza, de Francisco Delicado (1528), palabras con ç cedilla (quiçá), zetas en lugar de eses (Quinze), doble ese (ésse) en palabras que hoy se escriben con una sola, verbos como  haber que se escribían sin h (ay, an), etc. Estas características hacen parte del español de la primera mitad del siglo XVI que difieren con algunas características del español del siglo XVII, según el texto de Lope de Vega. Por ejemplo: la ce cedilla desaparece; la doble ese (ss), que posiblemente se utilizaba en posición intervocálica, cambia en la escritura de la forma como hoy se presenta. Hubo cambios durante esos dos siglos; la mutabilidad de la lengua se  evidencia durante ese tiempo y, desde entonces, hasta el día de hoy, como se verá gráficamente más adelante.
El Renacimiento y el Barroco retoman de la cultura clásica muchas cosas; entre otras, la mitología greco-romana, que de una u otra forma va a incidir en el español de nuestros días: la omnipotencia de la mitología en los siglos de oro ha dejado huellas en nuestra lengua:  “todo el mundo conoce expresiones como los placeres de Baco, las flechas de Cupido, las delicias de Venus, el carro de Apolo, el soplo de las musas, la lira de Orfeo, unas fuerzas hercúleas, ser un sátiro, ser un adonis, etc. Ovidio sigue viviendo, y no solo en los libros, sino en la lengua hablada”[iii].
Ahora bien, es importante aclarar que abajo se presenta una tabla en la que se sintetizan y explican los fenómenos de los siglos de oro (en realidad fueron dos); pero antes es importante y necesario entender lo siguiente: hay que tener en cuenta que el texto de Lope de Vega es una obra literaria; por lo tanto, los hiperbatones y las diéresis que aparecen son simplemente características del verso poético  que difieren sobremanera en el uso de la lengua en la comunidad lingüística de aquel tiempo, es decir, el texto que se tuvo como base para el análisis sincrónico de la lengua de los siglos de oro es un texto literario que tal vez no sea fiel a los usos lingüísticos de los hablantes del siglo XVI y XVII.  Otra cosa por tener en cuenta es que la realeza es el domino en el que se presenta la situación de enunciación del texto, por lo tanto, podría decirse que el texto se acopla, posiblemente, al vocabulario de ese dominio lingüístico. 
Por aclarar quedarían muchas cosas que se tratarán de exponer en la gráfica siguiente; sin embargo, este texto explicará dos aspectos importantes, que aparecerán en la información del cuadro: el leísmo y el recurrente uso del adverbio luego por parte de Lope de Vega. El leísmo es uno de los errores más criticados por algunos estudiosos de la lengua. En España su uso es mayúsculo, pero también histórico; Lope de Vega es leísta como todos los escritores  de los siglos de oro: “en la primera mitad del siglo XVI este acusativo le domina en los escritores de Castilla la vieja y León, a los que se suman después alcalaínos y madrileños, como Cervantes, Lope…”[iv]. El leísmo en Colombia no está extendido. El adverbio luego es muy utilizado por Lope de Vega en El perro de Hortelano: El significado de algunos adverbios y modos adverbiales difería del actual: luego conservaba el sentido de al momento, enseguida, pronto”[v]. Así podría decirse que es notable el cambio de la lengua española con respecto a nuestros tiempos, y que la variación lingüística se evidencia de forma clara en la literatura de aquel entonces.








[i][i]  P. 156.
[ii] P. 156
[iii] 168
[iv] 405 Lapesa.
[v] 406 Lapesa

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