EN LOS OJOS DE EDIPO
Jhon Monsalve
Imagen tomada de: http://poesia-en-georgia.blogspot.com/2010/06/edipo-rey.html
Últimamente
me ha dado por adentrarme en uno de los personajes míticos que ha trascendido
las barreras del tiempo y la indiferencia. Esta lectura recurrente me ha
servido para acatar algunos puntos que son del saber académico y que quiero
poner en consideración. Metámonos en las pupilas del héroe trágico, sintamos
que nos saca con rabia, que nos aruña sin culpa y que nos balanceamos en alguna
retina. Caigamos al abismo de la crueldad y del destino predispuesto por los
dioses.
1.
Edipo
Rey como mito incluso sicológico: a inicios del siglo XX los
estudios de Freud retomaron el mito griego de Edipo para proponer una teoría
que consistía en explicar una especie de patología referente a la atracción que
hay del niño hacia su madre en las primeras etapas de vida y la necesidad
inconsciente de matar al padre. Cosa con la que difiero (tal vez como muchos)
por el hecho de que no fue por inconsciencia que Edipo se acostó con su madre y
asesinó a su padre, porque, de ser así, habría sucedido tal evento con Lábdaco,
personaje considerado desde un principio como el padre biológico de Edipo, del
cual huyó para que el vaticinio de los dioses no se llevase a cabo. Además, el
héroe trágico no mata a su padre para amar más a su madre o estar solo con
ella, sino que lo mata para proteger su vida. El deseo inconsciente no se puede
equiparar, de ninguna manera, a una relación muy consciente por parte de Edipo
y su madre. Así las cosas, el complejo de Edipo, aunque innovador en la teoría
sicoanalítica y muy bien argumentado desde otras posturas, no se corresponde en
su totalidad con lo descrito en el mito.
2.
Edipo
como representación del sufrimiento humano: Una de las razones
por las que la tragedia griega y los mitos nos atraen tan fuertemente es la
estrecha relación de sentimiento de personajes de papel de más de 2000 años con
los sentimientos del hombre de ahora. Después del hecho patético que tuvo lugar
en la tragedia “Edipo Rey” y que consistió en la extracción de los ojos del
personaje a causa de la ira y de la desesperación que sintió luego de enterarse
que había matado a su padre y que había tenido relaciones maritales con su
propia madre, y luego, además, de ver a
su madre ahorcada por su congoja y estupefacción; después de tal hecho, pidió
ser expulsado (según “Edipo Rey”) de sus propias tierras pues consideró que su
presencia traería desgracia para Tebas. En Edipo en Colono, en cambio, el
personaje afirma que fue expulsado de la tierra por sus propios hijos varones. Este
hecho aumenta el sufrimiento del héroe trágico, que es compadecido por el coro
de ancianos todo el tiempo. El dolor aumenta cuando Creonte, después de ver que
Edipo no quiere morir en Tebas sino en Colono (pues Ismene ya le había avisado
los planes del rey actual tebano) rapta a sus hijas, que hasta el momento
habían remplazado sus ojos. Acto seguido, llega Polinices, uno de sus hijos que
lo expulsó de Tebas, a pedirle que lo ayudase para que el trono que Eteocles,
su hermano menor, le había robado injustamente, le fuese nuevamente concedido.
Edipo lanza una maldición hacia sus dos hijos, que se va a ver corporeizada en
Los siete contra Tebas, de Esquilo. El sufrimiento, pues, está presente en toda
la obra: el incesto, el parricidio, el rapto de sus hijas, la maldición hacia
sus hijos, y la muerte final, muy extraña, por cierto.
3.
Los
hechos veraces y algunas causas: La peste que tuvo lugar
en Tebas hacia el año 430 antes de nuestra era fue el pretexto y el contexto
que utilizó Sófocles para poner a su personaje Edipo ante el sufrimiento y la
desesperación total. La peste es la que parte en dos la historia; sin ella, no
habría sido posible la búsqueda del culpable de tal mal que azotaba a la
nación. Un error de Layo fue el causante de que incluso la tercera generación
masculina (y de otro modo, la femenina) de esta familia sufriera las
consecuencias de la desobediencia divina. Layo no debía tener hijos si quería
la protección de su tierra, y sin embargo, tuvo, sin pensar en las
consecuencias, a Edipo. Por otro lado en Edipo en Colono, de Sófocles, se
evidencia, como ya se adelantó arriba, la nostalgia de la vejez del autor con
relación a la de Edipo y a la del Coro, que eran ancianos colonos. La editorial
Cátedra en la edición de las obras completas de los tres dramaturgos trágicos
afirma: “En el estásimo tercero el coro dice que lo mejor para el hombre
es no haber nacido o morir cuanto antes
sin soportar las penas de la vejez. No es difícil suponer que hay una cierta
identificación del autor con Edipo anciano y el coro de ancianos de Colono”.
Yo,
por mi parte, me voy a seguir leyendo textos que pareciesen escritos ayer, pero
que demuestran que, aunque pase el tiempo y sin importar la época o el lugar,
los sentimientos humanos nos van a identificar para siempre. Porque el mundo
puede cambiar, pero la sensibilidad nos vuelve a rencontrar en la literatura.
Muy interesante, te felicito.
ResponderEliminarGracias. Saludos.
EliminarMuy de acuerdo...si bien se sabe la literatura es una gran herencia que muchos no aprovechan.
ResponderEliminarjajajaja
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