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sábado, 4 de agosto de 2012

Análisis de Elvira Tracy, de Rafael Pombo


Análisis de Elvira Tracy, de Rafael Pombo
Jhon Alexander Monsalve
 Jéssica Ivón Renata González

El poema “Elvira” de Rafael Pombo, escrito  el 30 de agosto en 1863 en Nueva York, presenta un yo poético que expone de manera magistral los últimos momentos de la vida terrenal de una jovencita quinceañera, pura, dulce, inocente, blanca, bella y virginal que pasará, sin duda, a otra vida más dichosa en el paraíso y estará en comunión con su ángel adorado; en síntesis, el poema trata de la muerte.
Como es muy sabido el autor de este poema, Rafael Pombo, pertenece por su producción literaria al romanticismo; y a pesar de que trabaja el tema de la muerte, como otros románticos (entre otros, Jorge Isaacs con María), no lo hace ver con ese sentido fatal característico del movimiento, ya que según Eduardo Camacho Guisado en su libro Sobre Literatura Colombiana e Hispanoamericana en la poesía de Pombo “se aprecia una evolución, a la par de una gran variedad de temas: desde el desarraigo romántico, la sátira contra la sociedad […]”. Por lo anterior se podría afirmar que aunque sigue siendo parte del romanticismo, este autor empieza a tener otros puntos de vista y a darle otra forma a lo que se conoce tradicionalmente como este movimiento. Sin embargo, el aspecto religioso se ve resaltado en palabras recurrentes como: paraíso, virgen, Madre de Jesús, ángel y cielo; este canto a la pureza femenina se convierte en el ideal romántico de llegar a la muerte en la plenitud de la vida y la belleza, lo cual se podría asociar a la historia de María de Jorge Isaacs y algunas características de este pueril personaje.
A grandes rasgos, el poema Elvira, de Rafael Pombo, está compuesto por once estrofas de cuatro versos (cuartetos) y escrito en versos endecasílabos, es decir, de 11 sílabas. Tiene la estructura ABAB, en arte mayor, y rima en consonante. Aunque la medida no es exacta, a partir de algunas licencias métricas, se puede llegar al endecasílabo. En cuanto al ritmo, puede decirse que no es fijo: varía de verso en verso. El único golpe de voz que se reitera, para el ritmo, es el penúltimo, común en este tipo de versos. El predominio del sonido /S/ y aliteraciones con las letras T y D hacen del poema un susurro y le dan un ritmo consecuente con lo que predica. Como es imposible, por cuestión de espacio y de tiempo, se presenta a continuación el análisis estructural de una de las once estrofas del poema:
¡Un retro- en el centro- un paño- un Cristo!14
¡Un caver! ¡Gran Dios!. . . ¡Elvira!. . . ¡Es ella12
Alegremente linda- ayer la- hevisto,14
¿Y- hoy?. . . hela- allí. . . ¡solemnemente bella!13
Al frente de cada verso se pone el número de sílabas que posee sin licencias métricas; ya sabemos que con ellas forman once sílabas. Se subrayan las sinalefas. La rima es consonante: el primer verso rima con el tercero y el segundo con el cuarto; es decir, se habla de una rima cruzada: en una serie de versos riman los impares con los impares y los pares con los pares. En cuanto al ritmo, Navarro Tomás, según lo afirma Miguel Ángel Garrido en Nueva introducción a la teoría literaria, señala diferentes tipos de ritmo en versos endecasílabos:
Enfático: Acentos en primera, sexta y décima sílaba.
Heroico: Acentos en segunda, sexta y décima sílaba.
Melódico: Acentos en tercera, sexta y décima sílaba.
Sáfico: Acentos en cuarta, octava o sexta y décima sílaba.
Por lo tanto, y tal como está subrayado en la estrofa analizada, el primer verso es de ritmo heroico; el segundo, melódico; el tercero, sáfico, y el cuarto, sáfico.
Algunas figuras retóricas del poema, se presentan a continuación:
Sinestesia: En estos ejemplos, se le dan facultades (que no tiene) al verano, a la alcoba y al céfiro: “Son los adioses que nos da el verano”, “Ayer, en esta alcoba deliciosa, “El perfumado céfiro suspira”.
Hipérbaton: El orden de las oraciones varía en los siguientes versos: “parece estar sus oraciones escuchando”, “alegremente linda ayer la he visto”.
Asíndeton: ¡Un féretro en el centro, un paño, un Cristo!
Exclamación: ¡No ha muerto: duerme! ¡Vedla sonreída!, ¡Un cadáver! ¡Gran Dios! ¡Elvira!
Derivación: Feliz soñaba el sueño de la vida.
Ahora bien, la poesía, en general, tiene estructura. El solo hecho de estar escrita, la hace susceptible a una forma. La medida, el ritmo y la rima son música para el lector; si la poesía no tuviera esto, no podría ser definida como tal pues esta es belleza y tal grado de estética solo se logra por medio de estos recursos. Ya se ha dicho que la poesía puede prescindir de la rima y de la métrica, pues son elementos muy poco usados en nuestros días, pero del ritmo no puede escapar, porque ahí está la belleza, el sonido, la música que atrae al oído y aporta al efecto catártico del lector.
Ahora bien, adentrándonos al poema, podríamos afirmar que la aliteración del sonido /S/, uno de los elementos que aportan al ritmo del poema (compuesto también por los acentos en el verso), se presenta como susurro ante Elvira, la muerta. No hay consonantes fuertes. Las palabras que se utilizan hacen referencia a la parca constantemente: Paraíso, blanca alcoba, la virgen, la madre de Jesús, un féretro, Cristo, un cadáver, un reflejo de otro mundo, un espíritu que sorprende la santa eternidad, los ángeles, etc. Por otro lado, las figuras literarias aumentan el grado de estética en el poema: se usan once estrofas bellísimas para decir (simplemente, en lenguaje cotidiano) que Elvira murió.
Según lo que se ha podido hallar en este poema se puede concluir que efectivamente Rafael Pombo es de los mejores poetas románticos dedicados a su labor de literato ya que se evidencia un trabajo arduo en la estructura, formación y planteamiento de este hecho tan común, pero doloroso como lo es la muerte de un ser querido. A su vez se empiezan a dar visos de las medidas no exactas y de una métrica más laxa que se trabaja actualmente sin dejar de lado la rigurosidad, el decoro, las figuras literarias que enriquecen al texto y el ritmo consecuente al tema tratado, con el fin de dar una fuerza mayor y trascendental a lo que se dice.
Entonces, este escritor, poeta, fabulista, traductor, ingeniero y diplomático intelectual es uno de los mayores orgullos colombianos que tenemos para trabajar en las aulas de clase, no solo con los famosos Cuentos Pintados sino con su extensa obra poética.
Bibliografía:
 Camacho, Guizado, Eduardo. Sobre Literatura Colombiana e Hispanoamericana. Bogotá: Editorial Andes, 1978.
Bibliografía: Garrido, Miguel Ángel. Nueva introducción a la teoría de la literatura. Madrid: Síntesis, 2001. 

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