El
día de la Biblia: Halloween vs. El cristianismo bumangués
Jhon
Monsalve
Imagen tomada de internet
El
26 de octubre de 2013, en el norte de la ciudad, más específicamente, en el
Barrio Kéneddy, se llevó a cabo una marcha en conmemoración del día de la
Biblia. Hicieron un pequeño tapón, que no superó los cinco minutos de espera;
la gente parecía comprensiva, nada similar a cuando los estudiantes de la UIS
marchan en defensa del bien popular: nada de papas bomba, ni de malas palabras,
ni de grandes multitudes; solo carteles, una pequeña banda, un ruido suave y
camisetas sudadas y blancas. Buses repletos de mujeres, de ancianos, de seguidores
de Cristo. Uno de los buses de Transcolombia que estaba esperando a que la
pequeña multitud pasara quedó frente a uno mucho más grande, en el que se
transportaban varias señoras con Biblia en mano que sacaban la cabeza para
predicar, mientras tanto, su evangelio, su biblia, sus aprendizajes personales
de interpretaciones personales de un pastor cualquiera. Mujeres que dicen seguir
a Cristo porque importunan a la gente sin respetar las creencias de cada quien,
solo porque sienten la potestad de que su religión es la única y verdadera. Si
bien es cierto que Jesús, antes de su ascensión, dejó como tarea la de predicar
el evangelio, también lo es que esta acción no representa en nada la
complejidad ética y moral que caracterizaba a Jesucristo (si es que existió):
un hombre que siempre pensó en los demás y que nunca le deseó el mal a nadie.
Apuesto lo que quieran a que al menos el 80% de los que marchaban y viajaban en
bus con fines cristianos desean hoy, como nunca, que Francisco Santos sea el
próximo presidente de Colombia, y si no es él, entonces, Zuluaga o cualquier
uribista que manche de sangre y de guerra este país carente de paz.
Bueno,
en fin, el caso es que cuadran todo para que el mes de la Biblia concuerde con
el de las brujitas. Es más, según un periódico virtual cristiano, en el año
2009 en Bucaramanga, los concejales decretaron como día de la Biblia el 31 de
octubre, bajo un argumento insulso: “Por iniciativa del diputado Carlos Alberto
Morales y aprobación de la plenaria, se establecerá el 31 de octubre como la
fecha en la que los santandereanos celebrarán el Día de la Biblia. Según sus argumentos,
la iniciativa busca ‘renovar valores, rescatando principios éticos y morales
necesarios en la construcción de nuestra sociedad’, acotó Morales”. ¿Y es que
acaso los valores y los principios éticos los brinda la religión? Recordemos
las Cruzadas y la Inquisición: acciones cristianas llenas de una profunda
ética, basada en el crimen, en la intolerancia y el irrespeto. Veamos la educación
colombiana: católica, evangélica y uribista. No podemos negar que más que
rescatar valores lo que se quiere es cristianizar el Halloween que, para
muchos, es pagano y diabólico. ¿Y es que acaso ya no se cristianizó al
denominarlo Día de los niños y no de las brujas? ¿O no es un acto
cristiano el hecho de que se celebre en la víspera de Todos los Santos? Eso ya
lo saben, pero no les basta, porque se han dado cuenta de que la religión no
aporta en nada a la ética y a la moral ciudadanas y quieren convencerse
estúpidamente de que lo contrario.
¿Y
por qué octubre? Pensemos: Colombia celebra el mes de la Biblia en octubre,
cuando en realidad, por convención latinoamericana, es en septiembre. Los
católicos lo celebran en Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Nicaragua y
República Dominicana en conmemoración del
día de San Jerónimo (30 de septiembre de 420), el que tradujo la Biblia del
griego al latín. Los evangélicos, por su parte, y en los mismos países, también
celebran tal acto, pero, a diferencia de los católicos, en rememoración de la
primera traducción de este libro sagrado al español en septiembre de 1569: la
Biblia del Oso, que luego sería llamada Reina Valera. Entonces, ¿por qué razón
en Colombia y, en especial, en Bucaramanga, se celebra en octubre? Porque
queremos ser santos: tapar con una mano el daño que hizo la otra. Halloween es
la causa. ¿Los católicos tendrán velas en este entierro bumangués? Parece que
no, porque los que marchaban fastidiaban mucho, jodían, cansaban, y los
católicos actúan así solo en Semana Santa. Pero, en todo caso, no sé: Todo
existe en la viña del Señor. Llegará el día en que me cuele en una de esas
marchas para preguntarles si al menos han leído la mitad de la Biblia. Lo más
seguro es que no; de lo contrario, ni siquiera marcharían: se darían cuenta de
que Dios no es tan bueno como lo pintan, de que Jehová es el dios de Israel y no
de Colombia, de las injusticias divinas, de las amenazas de una doctrina que
dizque predica amor… de lo mal que han imitado a Jesús… de que hay muchos ateos
que, sin quererlo, lo siguen más, porque piensan éticamente.
Solo
falta que el 31 de octubre de este año (que cae entresemana; por eso, marcharon
con anticipación), veamos a gente disfrazada de Biblia. No sería raro. La
religión y la política a veces son tan predecibles: disfraces de Biblia y
arengas a favor de Francisco Santos o de Zuluaga… El país que queremos.