ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LA NUEVA ORTOGRAFÍA
JHON MONSALVE
Texto publicado el 29 de mayo de 2011 en el blog de la Maestría en Semiótica, de la Universidad Industrial de Santander
Hace unos años, cuando entré a la universidad, me di cuenta de que había normas para hablar y para escribir. Yo no lo sabía: pensé que las normas eran solo legislativas y bíblicas. Sin embargo, me enamoré de ellas, y desde entonces, las respeto como si fueran escritas por mi madre. Empecé a leer gramáticas, a corregir a la gente, a estudiar mucho el tema para ser el mejor; en ese tiempo, quería ser como Fernando Ávila o como Puno, mi profesor de ortografía en la universidad, y quería trabajar para la Real Academia Española.
Estudié mucho la gramática y seguí las normas al pie de la letra. Llegué a decir Gay y quería que todos lo dijeran igual, tal cual como se escribe; todo el mundo criticaba mis correcciones y mi manera de hablar: me empezaron a odiar. En ese momento me di cuenta de que siempre se odia y se critica a los que cumplen las normas. Pero volví a hacer amigos cuando comprendí el concepto de Norma propuesto por Coseriu y cuando caí en la cuenta de que la ortografía regulaba la escritura y que, según Saussure, la escritura solo era una subordinación de la oralidad. Volví a hacer amigos cuando comprendí que las normas se rompen y que la ortografía solo importa a personas excéntricas como yo. A partir de ahí, estudié la gramática en silencio, simulando que la Sociolingüística, con argumentos buenos pero no tan fuertes, me había convencido por completo. Pues bien, escribo este texto con el objetivo de que las personas que piensan y sienten como yo estos temas de gramática se enteren, si es que no lo saben ya, de que hay nuevas normas, que, según lo que veo en internet y en últimos periódicos, se están pasando por alto y se obviarán por un buen tiempo.
No pretendo cambiar nada; si por mí fuera, haría mi propia ortografía, como el Maestro Fernando Vallejo hizo la suya, pero no lo hago porque a nadie le importa y porque la lengua es mutable diacrónica y diatópicamente. Este texto es solo informativo.
Me regalaron hace poco la Nueva Ortografía de la Real Academia Española, y leí algunas cosas que me dejaron un poco desorientado: tengo que empezar a desaprender. Desaparecieron por completo los dígrafos y quedaron, en definitivo, veintisiete letras en el alfabeto español. Hasta aquí, todo normal. Pero la RAE propone algo nuevo al respecto: un solo nombre para las letras; dicho de otro modo, sugiere que dejemos de decir ve pequeña o ve corta, be larga o be grande, doble ve o doble u, y ere. La propuesta es que digamos erre (cosa en la que estoy en desacuerdo porque son más las eres /r/ que decimos que las erres /R/), be sin adjetivo, uve con acento grave (yo siempre la digo aguda y también mis profesores y amigos, y la seguiré diciendo aguda) y, la más difícil de todas, uve doble (me quedo con doble ve). Aclaro: son solo recomendaciones.
En el Español correcto para Dummies, Fernando Ávila decía que la Academia se contradecía al aceptar algunos verbos y sustantivos monosílabos que se tildaban porque en algunas regiones pronunciaban en dos sílabas dichos monosílabos. La Academia ya no acepta esa tilde porque, como es lógico, va contra la regla: monosílabo es monosílabo y no se tilda, a excepción de aquellos con tilde diacrítica. Ahora (esto sí lo exige) debe escribirse sin tilde monosílabos como guion, ion, fie, crio, etc.
Hay una nueva norma que comparto y que pensé proponer hace un tiempo, pero por miedo a burlas jamás la escribí; me alegré al verla tal como yo la quería: se toma como prefijo, en usos en los que se tomaba como adjetivo, la partícula (hoy afijo) ex. Antes debía, como todo adjetivo, ir separado del sustantivo; ahora es prefijo, y solo se separa cuando el sustantivo está acompañado por un adjetivo, es decir, en el caso de exmarido (que apropósito, aún aparece separado en la definición de ex, en el DRAE) no se separa, pero en ex primer presidente sí.
Otra propuesta (en esa no había pensado; algo tan sencillo y tan lógico se me pasó por alto) fue la elisión de la tilde en la conjunción o entre números o signos porque podría confundirse con un cero. Es evidente que el espacio entre un número y la conjunción (1 o 2) es muy distante comparado con el espacio de un cero en una decena o en una centena (102), y en computador incluso se ve la diferencia en el tamaño. Ya no se tilda la conjunción entre números, y es lógico.
De último dejé la norma que me dejó más desorientado, sin embargo, acepto que los argumentos de la Academia son muy buenos, y a mí me convencen con argumentos. La tilde en los pronombres demostrativos este, ese, aquel podía ponerse o no, según lo que el escritor decidiera (por ejemplo, yo siempre la ponía; creía que el pronombre parecía más pronombre con la tilde); no obstante, la regla cambió: ya no se pueden tildar estos pronombres porque, como en la tilde de guión, va contra las reglas de acentuación. En el caso de los monosílabos lo apoyé; en este caso, me duele aceptarlo. Insisto: la tilde le da más cuerpo al pronombre, como en tú o como en mí.
Otra tilde que ya no se pone, ni en caso de ambigüedad, es la tilde diacrítica de solo[1] , que la aceptaba siempre y cuando se presentara ambigüedad; sin embargo, la Real Academia explica que el doble sentido puede evitarse con el uso de adverbios como solamente y únicamente o, llegado el caso, cambiando el orden de la oración. Lo cierto es que ya no se tilda el adverbio solo, ni siquiera cuando hay ambigüedad.
Y termino mis comentarios diciendo que de la misma forma como aún hoy tildan la palabra fe, porque antes de 1954 se tildaba, veremos cómo la gente seguirá tildando lo que ya no se tilda, porque el desdén, con respecto a estos temas, los hace vivir errados creyendo saberlo todo.
[1] la Academia afirma que ni en el caso de los pronombres demostrativos, ni en el del adverbio solo, podía catalogarse la tilde como diacrítica por el hecho de que esta se pone para hacer diferencia entre una sílaba átona y una tónica en palabras de igual escritura. En este caso, los pronombres demostrativos y el adverbio solo son tónicos de igual forma que los adjetivos demostrativos ese, este, aquel carro y que el adjetivo solo, él está solo.
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¡Valiosa información!
ResponderEliminarNecesitamos cada día ser formados e informados para tener una mejor escritura y comunicación.
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