lunes, 13 de enero de 2014

Al otro lado de los torniquetes

AL OTRO LADO DE LOS TORNIQUETES
Anónimo, por si acaso
Imagen tomada de Vanguardia Liberal
Ante todo, si ha de criticarse algo de lo que aparezca aquí escrito, que sea únicamente el texto. No juguemos a hacer juicios Ad hominem, ni a insultos, ni a improperios, ni mucho menos a alegrarnos cuando algo de lo escrito esté a nuestro favor ni a molestarnos cuando se escriba algo con lo que no estemos de acuerdo. Este texto (no el autor) pretende mostrar algunas (tal vez no todas) las perspectivas sobre el hecho de los supuestos (hay que decirlo así) torniquetes en la entrada de la UIS. La intención es analizar someramente algunas conclusiones que se sacan a partir de un hecho que, para algunos, no deja de ser una banalidad o una excusa para paro, y que , para otros, es, sin duda, una provocación hacia el estudiantado, un abuso de poder, de falta de democracia, de subestimación estudiantil. Tal vez por lado y lado haya razón, pero no se puede insultar, deducir, conjeturar sin pensar antes en algunas cuestiones importantes.
Es difícil saber por dónde empezar para que el lector (los que lleguen a este texto, quizá insulso, tonto, inservible, como casi todos) no se apresure a sacar conclusiones sobre el punto de vista del autor. Si se empieza por el lado de los estudiantes, seguramente lo tildarán de guerrillero, revolucionario y de papabombero; si es, por el contrario, por el lado de la administración, entrará el autor al catálogo del paramilitarismo colombiano. Al parecer no se puede ser neutral en este país; hasta bíblico es: “Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Pero se debe empezar por algo, y evitemos meter al autor en estos problemas, porque ya le sobran muchos y cada día, por imprudencias, se gana más.
Comencemos, entonces, por la administración, porque empieza por “a”. Habría de suponer que estas cosas las decide, en gran parte, el Consejo Superior de la Universidad Industrial de Santander. De ser así, habría sido necesario que estas cuestiones se comentaran, se consultaran con los estudiantes, para tomar decisiones democráticas. No lo hicieron, y tal vez se deba a que, si lo hacían, como al parecer ya lo habían hecho, no habría habido consenso. Es lógico: estas medidas pueden ser tomadas negativamente por los estudiantes (no todos, por supuesto) y, sobre todo, por los grupos socialistas, anarquistas y en pro de nuestra sociedad que luchan por la libertad y el antiimperialismo. Es una constante lucha de ideologías, que terminan, en ocasiones, actuando de la manera más individualista y antidemocrática posible. El caso es que no avisaron a los estudiantes; por tanto, sería importante conocer y estudiar las razones que llevaron a la administración a tomar esta decisión. ¿Fue acaso porque querían ahorrarse unos pesos en celadores? ¿Fue porque estos se cansaban mucho registrando la entrada (ya acostumbrada) de los estudiantes? ¿Fue quizá porque de esta manera demuestran lo poco que les interesa el estudiantado? ¿O quizá porque quieren, sin darse cuenta, dar motivos para un paro? Porque, en realidad, a cualquiera le parecería extraña esta decisión en un momento en que las cosas simulaban estar en calma. ¿Acaso no pensaron en que haciendo esto lo más seguro (y es muy posible) que pase es que los estudiantes arremetan contra esto y se acabe en un día lo que invirtieron en varias semanas? ¿No pensaron quizá en que los estudiantes habían terminado por acostumbrarse a presentar el carné en la entrada y que los torniquetes serían el motivo perfecto para abolir, en definitiva, todo aquello que represente, de cierta forma, represión? ¿El tiro no les puede salir por la culata? ¿Cuánto dinero gastaron en este proyecto? A veces los estudiantes, sobre todo los más curiosos, necesitan datos extras para explicar las cosas… y no solo cámaras en los postas para ser “vigilados”, según unos, o para ser “cuidados”, según otros.
Hasta aquí, el texto habrá sido criticado e insultado por doquier. No se metan con el pobre autor que él no tiene nada que ver en esto: hoy tuvo un problema con un vecino, con el cual intercambió un par de insultos (eso sí: los del autor contaron con el rasgo bellísimo de la aliteración), y está un poco acongojado, triste, cabizbajo por eso. Azoten el texto y guarden tacitas de café, vestidos negros y algunos libros, por si el problema con el vecino pasa a mayores.
Bien. En la UIS hay estudiantes de todo tipo. Existen aquellos que van solo a estudiar y se olvidan del compromiso social que tienen con el país. Detallándolo bien, ellos no son responsables de sus actos porque los docentes les dan simples dosis teóricas para resolver los problemas en papel, sin extrapolarlos al ámbito social. Estos estudiantes, pensarían algunos, son hijos de la pésima educación colombiana: una educación llena de religión, mas no de ética; llena de ortografía, y no de propuestas; llena de números, pero no de pensamientos críticos. Otros, sin pensar más allá que en sus doctrinas e ideologías, arremeten con grosería y rabia contra los pobres estudiantes que no son más que víctimas. ¿Cuántos “primíparos” entran con el ideal revolucionario? ¿Cuántos estudiantes actuales tienen el símbolo de la rebelión justificada? Hace falta escuchar a los de siempre cantando la misma arenga con todas las fuerzas para disfrazar de multitud lo que unos pocos gritan: “La rebelión se justifica”. Los nuevos estudiantes (y también los actuales) se acomodan a la vida normal universitaria y convierten en enemigos a los que no piensan igual, y estos que no piensan igual se acomodan a sus ideologías y convierten en enemigos a los que quieren estudiar. ¿Acaso los que hacen el paro, los que ponen la cara, no quieren ir a clases? ¿No será más bien que quieren ser partícipes, los únicos partícipes, del cambio social? ¿No será que ellos están luchando por aquellos que solo quieren estudiar, y estos ni se fijan en ello? ¿Pero la manera de luchar es conveniente? ¿Se está luchando como académicos o como vándalos?
Y a algunos les nacerá la siguiente duda: ¿Si los estudiantes que pertenecen a distintos grupos de cambio social en la UIS son tan sociales como dicen, entonces, a qué se debe que no se unan en pro de una misma causa? Y la respuesta, para algunos, puede ser simple: porque cada quien persigue sus propios intereses, y sin darse cuenta, terminan siendo los más individualistas y antisociales. Siempre quedará en la mente de aquellos que esperaban un almuerzo, en las épocas en que se luchaba en contra de la Reforma a la Ley 30, la escena de aquellos estudiantes socialistas que preparaban de comer y apartaban el único pedazo de carne para los más allegados, sin contar con que todos querían carne… y algunos pueden añadir que aquellos que hacían la fila habían puesto más dinero que los otros. ¿No se descubre aquí una suerte de la corrupción que tanto critican? A veces los educandos se ciegan ante unos torniquetes, pero no ven los que ellos mismos ubican en su entorno.
Otros se preguntan: ¿Cómo actuarán los capuchos ante los adornos momentáneos de la entrada de la UIS? Y otros más: ¿De dónde salen los capuchos? ¿Serán guerrilleros? ¿Serán un simulacro? Estas cuestiones son fáciles de resolver, según el bando al que se pertenezca. Por ejemplo, un estudiante que no estudia, pero que tampoco apoya las manifestaciones, sino que se la pasa en la casa chateando, o durmiendo, o desestresándose con videojuegos, es alguien que criticará a los que dañan la universidad porque la siente suya, pero que a la vez hace fuerza por que continúe el paro a causa de los torniquetes, para poder seguir, como dirían algunos, en su “vagancia”. Por el contrario, un estudiante comprometido con la educación, pero que no ve más allá de sus propios intereses, diría que los capuchos y estudiantes que protestan son, por lo general, mugrientos, marihuaneros y desgraciados, que nunca leen un libro y que van a la universidad a armar problemas. Y por otra parte, un estudiante comprometido en la causa verá, en ocasiones, a los capuchos como un apoyo, y otros que también son críticos pensarán que la salida a la represión está muy lejos del vandalismo y del actuar como humanos no razonables, cegados por pasiones ideológicas.
Así las cosas, según algunos, se vuelve a lo de siempre: provocaciones involuntarias, impulsos, argumentos, bombas, ¡Arriba la revolución!, paro. Y unos se quejan porque no pueden estudiar, otros se van de vacaciones, otros celebran con cerveza o marihuana, otros cierran la universidad, otros pierden la plata que no es de ellos sino del pueblo, otros se cansan del paro, otros también, otros siguen, como siempre, bajo los efectos de sus ideologías, otros quieren liberar a Colombia entera, otros hacen el amor, otros siguen chateando, otros más se cansan, otros quieren acabar el semestre porque de lo contrario no se pueden graduar a tiempo, otros persisten, otros marchan, otros tienen hambre porque no hay servicio de comedores, otros solucionan el problema con una “vaca”, otros se vuelven corruptos en la repartición del almuerzo, otros se emborrachan, otros festejan las nuevas vacaciones, otros van a misa o a culto a orar por los capuchos, otros se besan a picos, otros con lengua, otros vuelven a gritar arengas, otros ven los restos de los torniquetes, otros cumplen años, otros viven su vida, otros comen libros y adelantan cosas, otros rumbean, otros sueñan con entrar a la UIS, otros se arrepienten, otros se aburren de tanta vaina y de tanto voyerismo y cierran la UIS y cancelan el semestre, sin diálogo alguno, sin acuerdo alguno, como casi siempre. Y nadie piensa más allá de sus propios intereses.

3 comentarios:

  1. Me gustó mucho su texto, Jhon. Deja al descubierto cómo es que las distintas posturas de nuestra sociedad universitaria chocan porque siempre tendemos a polarizar el discurso. Sin embargo, aunque quiero terminar el semestre para graduarme a tiempo, no dejo de pensar que detrás de los torniquetes se encuentra un símbolo de represión, de privatización, de universidades "públicas" no al servicio del pueblo, sino de...

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  2. algo tarde para leerlo pero no deja de ser cierto, al autor "anónimo" mis respetos pues ponerse en la posición de ver todos los puntos de vista relacionados no es fácil... y con el tiempo esos torniquetes siguen ahí, las generaciones que no los tuvieron en sus inicios pero si en sus finales esta por desaparecer y cada vez se hacen mas monótonos y normales para todos.

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  3. Profesor Monsalve me gustó mucho su texto, porque de verdad que refleja la realidad de la universidad y sus estudiantes y la forma como piensan y actúan cuando ocurren ciertas situaciones en la universidad. Me gustó bastante.

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