miércoles, 30 de noviembre de 2011

Revelación Divina: Verbos, Soledad y Fe





Revelación Divina: Verbos, Soledad y Fe
Basado en los Secretos del verbo y de la conjugación, de Fernando Ávila
Jhon Monsalve
Portada
Cuando era niño quería ir a Brasil. Alcancé a estudiar la geografía de ese país para ilusionarme más con lo imposible. Cuando uno es niño, tiene muchos sueños que se frustran a medida que pasa el tiempo con los años, con la madurez, con lo duro de la vida. Lo único bueno de la vida son los sueños, que traen Felicidad por un rato; el resto es solo martirio, un mundo de mierda, de injusticia, de incomprensión y violencia, un mundo detestable, que se pudre con el tiempo, que muere porque sí.
Soñaba con ir a Brasil, como Óliver Atom, el de los Súper Campeones. Armé mi grupo de soñadores y siempre tuvimos Fe. ¡Oh, Fe extraña, que eres infiel! Las religiones te usan como puta, te negocian como puta. Eso son las religiones, querida Fe: unas proxenetas. La Fe hizo que a mi hermano Libardo lo curara el Señor de los Milagros, cuando mis padres aún eran católicos. Le daban ataques, convulsionaba, se moría poco a poco. Y ya ven: no fue Dios, fue la Fe, la Hermosa Fe, el único Dios. Por eso los Musulmanes creen en Mahoma: porque la Fe los cura, los salva, los mata en la Lapidación del Diablo. Por eso los budistas son budistas: porque también Buda hace milagros. Pero no es Buda: es la Fe, la Hermosa Fe, el único Dios.
Y teníamos Fe. Fe en nosotros, en nuestras capacidades, en nuestros deseos, en nuestros sueños. Pero la Fe no alcanzó pa’ tanto. Entrenamos mucho, por muchos años, por nuestra cuenta, y nada, nadie venía a vernos jugar, como dice mi hermano que vieron al Pibe, nadie se acercaba a este lugar inmundo, de pobres, de ancianos sucios, de niños sucios, de mujeres sucias, de agua sucia, de calles sucias, olvidado por Dios y por el Gobierno. ¿Quién se iba a acercar si los dueños del barrio eran paracos, y policías, y guerrilleros? Se acercaba únicamente mi amiga la soledad, junto a su séquito de tristeza, de melancolía, de inmundicia, del que me enamoré cuando me di cuenta de que soñar con ilusión no era pa’ pobres. Adiós, Brasil, no nos volveremos a ver nunca: ya olvidé tu geografía, ya olvidé las pocas palabras de tu idioma: detesto el portugués, detesto el fútbol, detesto los estadios, detesto las barras, los programas dedicados al fútbol, detesto la Fe, la hermosa Fe, que me enseñó a soñar, a parir ilusiones para un futuro incierto.
A apropósito de Fe, ¿por qué la tildan aún? Esa tilde desapareció el año 54 del siglo pasado. Ay, la soledad fue mi compañía, y también la Gramática y también la Ortografía, tan grandes como la Fe. Fe Hermosa, puta de religiones. Gramática Hermosa, puta del lenguaje. Todos te usan a su antojo, todos te irrespetan, todos se olvidan de ti. No ven tu hermosura, tu elegancia, tu nitidez. Ya sé: recuerdo a Coseriu, recuerdo el concepto de Norma Lingüística, debo comprender que la lengua varía, diatópica, diacrónica, diastráticamente… la lengua es mutable como lo dijo Saussure… Eso lo sé, Gramática Diosa, pero cuélate más en el mundo, vuélvete mala como Dios: al que te falle destrúyelo, que no adoren ni a Moloc, ni a Aserá, que te respeten porque eres la Diosa Todopoderosa del Reino Correcto, del Verdadero Reino Correcto.
La soledad y la gramática me acompañaron desde mis primeros sueños frustrados. Ellas: dos Diosas, como la Fe, la que curó a mi hermano, la misma por la que se matan muchos. Fe, bendita Fe, Fe detestable, que vives haciéndoles favores a los dioses. Deja eso allá, y vente a vivir conmigo, al lado de la soledad y de la Gramática. Fe, en ti espero, en ti confío, aunque te odie.
La ortografía vino a morir por ti, gramática amada, vino a crucificarse para salvar el mundo: el mundo no entiende de esto, y lo sé, es difícil cumplir tus mandatos. Sin embargo, aquí te predico, en estas hojas que me mandaste a escribir, como tu apóstol, el que edificará tu casa.
Gramática, me pides que hable de los verbos, porque en el principio el Verbo eras tú. Y aquí empiezo:
        1. El verbo es aquella parte del enunciado que expresa una acción, una pasión, un sentimiento. El verbo eres tú, mi Gran Diosa. Hay verbos que suelen presentar dudas al momento de su uso. Como me dijiste, predicaré, sobre todo, esos verbos; en otra ocasión serán otros, u otros modos, u otros tiempos.
         2 . Los verbos pueden ser arales, erales, irales, según su terminación. Los verbos que terminan en AR se conocen como arales; los que terminan en ER, como erales; y los que terminan en IR, como irales.
        3. El verbo Roer es un verbo curioso. Se puede conjugar de tres formas distintas en la primera persona del singular: Yo roo, Yo royo, yo roigo.
         4. Cuando se vosea, los imperativos a veces cambian considerablemente. Un ejemplo de ello es el imperativo del verbo ir: en lugar de ¡Ve!, se dice ¡Andá!, cuando ¡Andá! es el imperativo de andar. Fernando Ávila, tu discípulo, Gramática Todopoderosa, afirma que la RAE debería verificar la curiosidad.
          5. Los verbos Activos e Inactivos reciben también el nombre de Transitivos e Intransitivos.
          6. Requerir es un verbo transitivo: es Requerir algo, y no Requerir DE algo.
          7. El imperativo del verbo Enderezar, para usted, no es Enderezca, sino Enderece. Su modelo es el verbo Rezar, y no el verbo Agradecer.
         8. Un verbo defectivo es un verbo que no puede ser conjugado en todos los modos, o en todos los tiempos, o en todas las personas. Los verbos atmosféricos son un ejemplo de este.
        9. La diferencia entre acordarse y recordar es simple: el primer verbo es pronominal; el segundo, no. Por eso, no debe decirse “Me recuerdo de algo”.
        10. Cancelar no siempre es sinónimo de pagar. Una cosa es decir “Pagué el semestre” y otra muy distinta “Cancelé el semestre”.
         11. Adolecer no es No tener, es Tener un defecto. 
         12. El verbo haber es un verbo especial. Como auxiliar guarda concordancia con el participio pasado; como impersonal no.
         13. Haiga no es un verbo. Se usa como tal, pero no es un verbo. Se considera error si en lugar de Haya, se dice Haiga. Haiga es un sustantivo: es un automóvil ostentoso.
Oh, Gramática Diosa, gracias por revelarme tu sabiduría, por transmitirme tus pensamientos. Tú si eres sabia y justa. Gracias, Fe, por permitirme confiar en Ella; gracias aunque te odie. Gracias, aunque sé que haces parte del burdel de las religiones. Revélate, para amarte más. Soledad, gracias por tu compañía, por tu apoyo, gracias por ayudarme a pensar. Oh, Gramática Hermosa, guárdame de todo mal y peligro, guíame por el bien y por el sendero del buen hablar.
AMÉN

domingo, 27 de noviembre de 2011

Reseña o argumento de Pareja Abierta, de Darío Fo y Franca Rame

Reseña o argumento de Pareja Abierta, de Darío Fo y Franca Rame
Jhon Monsalve
Tomada de:http: //www.redteatral.net/noticias-teatre-del-mar---palma-de-mallorca-1222

FO, Darío y RAME, Franca. Pareja abierta: (casi de par en par). Madrid: Ediciones Júcar, 1988.

“Pareja abierta” de Franca Rame y Darío Fo es la risa en obra, es la cotidianidad conyugal convertida en comedia, son los detalles que afirman que la persona que engaña disfruta hasta que su cónyuge le hace lo mismo. Los autores relatan la relación de un matrimonio de muchos años que intenta salvar su amorío dándose libertad para conseguir otra pareja. La obra es un diálogo entre solo dos actores: ella se llama Antonia; él, Pío Antonini. Durante sus discusiones, ellos se dirigen al público para informarles que lo que ellos conversan no es suficiente para entender la obra; por lo tanto, recuerdan hechos y momentos.

Antonia no soportaba que su marido le fuera infiel, así que buscaba la forma suicida de hacerlo caer en la cuenta de que si no le prestaba más atención a ella se quitaría la vida como fuese. En cambio, él amenazaba con irse de casa, si continuaba con sus estúpidas ideas. Pío le propuso que fueran como aquellas parejas modernas, que para cambiar la rutina buscaban a terceros. Al principio, ella se negó, pero su propio hijo, que fue personificado por su marido, en la obra, la convenció.

Los autores pusieron más de dos personajes en el texto, aunque solo dos hablaran. La interacción con el público por parte de los personajes era, a medida que avanzaba la obra, más intensa. Es más, en el público dizque había cuatro amigas de Antonia. En su papel de conquistadora, no le fue tan bien como a su marido; sin embargo, él la animaba para que siguiera intentándolo…, y volvían las ideas de suicidio. Cuando ella empezó a trabajar en un centro de ayuda para drogadictos, cambió tanto que Pío empezó a interrogarla con el objetivo de comprobar que ese cambio se debía a un nuevo amorío; ella se lo confirmó. Cada vez que Pío se ponía nervioso, se le hinchaba la tripa. Esta vez, no fue la excepción; sin embargo, disimuló estar contento por ella.

Antonia describió a su amante como casi un héroe, con muchas cualidades y un solo defecto: una hija drogadicta, cliente del centro donde trabajaba. Pío Antonini se alegró de que no existiera tal perfección. El amante era roquero, nominado al premio Nobel y compositor de la canción que cantó Antonia a su marido, pocos minutos antes de que le dijera que se fuera porque su pretendiente pasaría a por ella.

Los autores se encargan de argumentar el famoso dicho <<El que ríe de último ríe mejor>>. Pío se arrepintió de haberle propuesto a su mujer la tonta idea de pareja abierta… Mientras que ella le hacía entender que las mujeres no solamente cambian por causa de los hombres, sonó el teléfono, contestó ella, simuló que era el roquero y frente a su exmarido, le juró que estaba sola. Después de que volvió a echarlo, él tomó la bufanda que llevaba puesta e intentó asesinarla, pero la situación duró hasta que su estómago le recordó que nuevamente estaba nervioso. Luego de acosarla, tumbarla en la mesa y desnudarla, ella lo trató de imbécil; él le aconsejó que se encontrara a sí misma, volviendo a ser la Antonia de antes. Par ella el consejo fue estúpido. Antonia le explicó que su amante fue un apoyo para ella en sus crisis y que ella había sido un apoyo para él en las suyas. Le contó que habían ido a Parma y habían hecho el amor. Antonia volvió a echarlo de la casa, pero él quería conocer al amante de su mujer, entonces, como Antonia insistía en que se fuera, decidió suicidarse, tirándose del alféizar, pero ella le quitó esas ideas de la cabeza. Luego, tomó una pistola que se disparó cuando Antonia intentaba quitar el brazo de él de su hombro; el tiro rosó el pie de ella pero no fue nada grave. Sin embargo, cuando él decidió meterse en la bañera y tocar el calentador, ella le confesó que todo había sido una mentira, que su amante no existía. Entonces, él también confesó y le demostró que jamás había intentado suicidarse… que todo era un juego.

Pero mientras Pío cantaba de felicidad Antonia contestó el teléfono… y tan pronto como él se enteró de que el que llamaba era el roquero, se metió en la bañera y se oyó una gran explosión.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El existencialismo y el decadentismo, de Norberto Bobbio

El existencialismo y el decadentismo, de Norberto Bobbio
Jhon Monsalve



      A continuación se presentan las ideas más importantes de la filosofía existencialista y decadentista de Norberto Bobbio, filósofo italiano:
            Bobbio, Norberto. (1992). El existencialismo. México: Fondo de Cultura Económica.
·         Sin propósitos judiciales, el autor caracteriza con la palabra Decadentismo a la toma de conciencia y a la exaltación de una posición ante la vida (7).
·         La verdad es que una crisis espiritual, cuando estalla con el estruendo de la actual, es el resultado de todas las épocas, por cuanto es el producto de un proceso inmanente en la historia de la civilización humana (16).
·         Crisis: la desorientación de los ánimos, la desviación de las conciencias, la confusión de las ideas. Efecto de exuberancia desordenada, de vitalidad desatada, que no es decadencia, por más que sí pueda llevar a la decadencia (17).
·         Cuando la crisis cunde, hay entre las actitudes espirituales una que pretende presentarse como la única válida y legítima. Es la actitud de aquel que renuncia  la autoridad y acepta el desorden, echándose encima la crisis como una carga que hay que llevar hasta quedar aniquilado, como una pena que hay que expiar hasta la destrucción de nosotros mismos; aquel que, en resumidas cuentas, hace de la crisis no el objeto de una aprobación ni un trampolín para un salto hacia adelante, sino su propio destino, su último refugio y encuentra en esta degradación su complacencia y casi una exaltación de su propia falta de sostén (20, 21).
·         El decadentismo, pues, ya en los umbrales de su disolución, ha encontrado el camino para su afirmación teórica. Este camino es el existencialismo, el cual se presenta como aquella filosofía que, consciente y abiertamente, a la esperanza opone la desesperación, a la consecución de la meta el naufragio final, a la continuidad del ser la quiebra entre ser y existencia, a la coherencia del pensamiento racional lo inconsecuente y huidizo de un estado de ánimo, al gozo inefable frente al ser, la angustia frente a la nada, en suma a la fe en el espíritu creador del hombre, que s propia del idealismo y del positivismo, la incredulidad y la voluntad de destrucción (21,22).
·         En efecto, en dos formas se expresa esencialmente el estado fofo de una cultura: el decadentismo, con el cual se acepta y se exalta la crisis, y el manierismo, o forma retórica, con el cual la crisis queda encubierta en la vacuidad de fórmulas en las que no se cree (25).
·         Mientras el escéptico se mofa, el decadente se congoja, al ánimo turbado del decadente el escéptico opone su propia imperturbabilidad (30).
·         El decadentismo es el fruto lujurioso pero amargo de una cultura en disolución (30).
·         El decadente es incapaz de acción en el mundo, su forma de actuar siempre es extraordinaria, extravagante, antisocial, en lucha con el mundo (31).
·         El decadente, una vez realizado el desasimiento total del mundo, puede incluso llegar a ser un místico (31).
·         El tedio le rebela la totalidad del ser, o la angustia, el abismo  de la nada de donde ha brotado su existencia, toda evasión de las situaciones, en que lo ha colocado una elección no querida por él, está destinada a malograrse; el naufragio lo espera en la linde de toda conquista que intente: siempre es el hombre de la finitud totalmente explicada y totalmente aceptada, en que toda decisión es una repetición de sí mismo, la libertad una libertad para la muerte. No se abre delante de él la realidad de una lozana vida colectiva, ni le inunda el pecho la potencia de su razón, ni lo encuadra la realidad sublime del universo o la realidad angosta de la naturaleza (45).
·         De este modo la idea del progreso inexorable queda remplazada por la idea del fracaso inexorable (47).
·         El decadentismo, también en el campo moral, se presenta como la exaltación de la crisis, esto es, como la conciencia de la disolución de una autoridad social que ya no llena los ánimos de fervores ideales, sino que, en cualquier parte que se presente, queda puesta en tela de juicio, suscita desacuerdos, provoca reacciones radicales y prepara fermentos revolucionarios (52).
·         Renuncia a imponer o propone esquemas de conducta y valores, de donde resulta esa forma de amoralismo o indiferentismo que parece, a primera vista, el rasgo saliente del decadentismo (53).
·         Lo que caracteriza un sistema moral es, ante todo, la naturaleza de la resistencia, o del mal (54).
·         El decadentismo elimina como mal todo lo que establece un límite de la pasión, aunque sea simple exuberancia o desahogo o desorden del alma, aunque sea simple exaltación de la propia individualidad, aislándose, en actitud de rebeldía, del mundo y de los demás (55).
·         Frente a la pasión concebida de tal manera, el mal es toda aquella esfera de costumbres, convenciones, maneras de actuar, que el ser singular debe superar para llegar a ser realmente él mismo; es todo aquel mundo público y social que constituye un freno para la plena realización de la individualidad (55).
·         En resumidas cuentas, en la actitud decadentista el fin es llegar a ser una excepción (55).
·         Entiendo que el intento de fundar históricamente la persona debe tener en cuenta la situación particular del hombre como existente y coexistente, que realiza su propio destino en la sociedad con los otros hombres. Sobre la base de este dato se forma el concepto de que el valor del hombre no puede disociarse de su condición de ser social, en el sentido de que el hombre, como ser necesariamente coexistente, vale, no por sí mismo, como manifestación de una sustancia absoluta, sino por lo que da o puede dar a la sociedad de la cual forma parte, porque colabora realmente o porque se le atribuye una posibilidad de colaboración con los demás (73).
·         El colectivismo aparece como un desafío a la existencia singular, que se hace a un lado, amedrentada por la continua amenaza de absorción por parte de la masa anónima de los otros, y busca su propia salvación en la soledad, en la cual únicamente alcanza su propia autenticidad (75).
·         Singular es el hombre en su soledad y en su turbación frente a Dios, el hombre que encuentra a Dios en el apartamiento de los otros (…). Los otros no son la sociedad de la cual formamos parte, sino la muchedumbre indiferenciada y amorfa de la cual nos apartamos para ser nosotros mismos y encontrar la vía de la comunicación solo con Dios (76).
·         En el anónimo de la vida cotidiana el hombre se encuentra a sus anchas como si estuviera en su casa, echado en el mundo como un ser que va hacia la nada, se abandona de buen grado a la dispersión en la impersonalidad mediocre y niveladora para escapar a la angustia frente a la nada que él experimenta cada vez que se encuentra frente a sí mismo (77).
·         La sociedad no es una cárcel o un refugio, sino una necesidad de la vida empírica del hombre. Pero ¡Desdichado del hombre que se deja absorber por ella y en ella se anula!: ya no podría resurgir como existencia (78).
·         No puede haber ningún hombre que sea únicamente para sí como pura y simple singularidad. (cita del autor V. 79).
·         El existencialismo es la imperturbabilidad  de quien se encierra y se aísla en su propio mundo espiritual, mientras el mundo de afuera está en ruinas, y frente al asilo amenazado de su propia soledad no puede decir nada más que pereat mundus (83).

domingo, 6 de noviembre de 2011

Cuatro respuestas sobre ortografía

Cuatro respuestas sobre ortografía
Jhon Monsalve

Portada
Desde niño me gustó la ortografía. Recuerdo que me sentaba durante horas en las tardes de mi infancia para estudiar el uso de las letras con miras al galardón de los concursos de ortografía de la Escuela Rural el pablón, en aquella vereda de parias donde crecí. Nunca gané nada; es más: nunca me senté a la mesa de los concursantes. Sin embargo, gané conocimiento y me encariñé con la ortografía, con ese mundo de reglas, ¡Perfectas reglas!, que rigen la lengua española.
Ya en la Primaria mis amigos me preguntaban por la forma en que se escribían palabras como helicóptero, un aparato que jamás habíamos visto pero que debíamos imaginar y saber escribir. Siempre pensé que debieron enseñarnos primero la ortografía de palabras como vereda o como pobreza. En fin: mis amigos acudían en mi ayuda para salir de dudas. Empecé a sentirme importante, y cogí la mala maña de interrumpir las clases de Matemáticas para preguntarle al profesor la razón por la cual no tildaba su disciplina. En el bachillerato un par de profesores me sacaron de clase por el mismo motivo.
De Sexto a Once fui, para algunos, el diccionario de la clase, el manual de ortografía. Llegué a sentarme a la mesa de los concursantes una sola vez, y tampoco gané. Todos se desilusionaron de mí, y dejaron de preguntarme cosas, como si todo el esfuerzo y la confienza se hubiesen borrado después del concurso.
En la universidad, gracias a mi interés y a profesores como Puno Ardila, Martha Menjura, Rafael Barragán y Horacio Rosales, comprendí a fondo lo que sabía: me volví amante de la lengua. Mis compañeros se dieron cuenta, y volví a ser, como en la escuela, el cuaderno de consultas.
***
En este texto respondo a cuatro preguntas que me han hecho en los últimos dos años y que, hasta el momento, no había podido responder.
Espero ser claro.
1.      Punto final en direcciones electrónicas
Las direcciones electrónicas no llevan punto final porque este no hace parte de ellas.
La pregunta surgió a partir de un correo electrónico en el que promocionaba mi blog. En esa ocasión escribí:
Pueden visitar mi blog en la siguiente dirección: monsalve-jhon.blogspot.com.
Alguien me preguntó sobre el punto final del anuncio. Hoy le respondo: En este caso el punto es correcto porque cierra el enunciado. No se escribe punto, si la dirección electrónica está aislada o en medio del enunciado:
Después de hacer clic en monsalve-jhon.blogspot.com, espere a que la página cargue.

2.      Diferencia entre Adónde y A dónde o Adonde y A donde
Se usa indistintamente tanto cuando es adverbio interrogativo o exclamativo como cuando es adverbio relativo locativo.
Hace dos semanas no pude responder a esta pregunta. Uno de mis compañeros  (un corrector de estilo) acudió a mis “estudios ortográficos” (muy escasos, claro está) en busca de ayuda. Hoy le respondo, aunque sea demasiado tarde: Use cualquiera de las dos, pues ambas son correctas. Eso sí, respete la uniformidad del texto.
3.      El uso de “Pero sin embargo”
El uso de la conjunción adversativa pero con el conector sin embargo es aceptado por la Real Academia Española.
Esta pregunta surgió hace un mes. Para el curso de Literatura debíamos leer Sobre Héroes y Tumbas, una obra de Ernesto Sábato introducida por una nota preliminar, en la que aparecía el conector no obstante antecedido por un pero.
Una compañera de clase se me acercó agustiada por el error del escritor… ¡El error siempre fue nuestro, compañera!, aunque sin culpa nuestra: Fernando Ávila, maestro del profesor Puno Ardila, afirma que es redundante el uso de una conjunción adversativa junto a un conector que cumple la misma función.
Pero la Academia lo acepta e incluso tiene normas para la posición de la coma en los casos en que se use.
Compañera, es correcto utilizar pero sin embargo, mas sin embargo, pero no obstante, mas no obstante, siempre y cuando, cuando escriba, ponga bien la coma. He aquí el ejemplo de la Academia:
Sara los echó de menos aún más que en septiembre, pero sin embargo no se sintió tan sola como entonces.
Como se ve en el ejemplo se debe omitir la coma después de pero sin embargo; ponerla se considera gazapo. Es también aceptada, en este enunciado, la coma antes y después de sin embargo:
Sara los echó de menos aún más que en septiembre, pero, sin embargo, no se sintió tan sola como entonces.
4.      La tilde en la i griega (ý)
 La i griega (y) es considerada vocal cuando suena como tal. Y aunque parezca poco usual, también se tilda.
Hace un poco más de un año, un  amigo me comentó que en una clase se había discutido la tilde de Yuruparý, palabra aguda terminada en vocal. Me contó que, al fin, no la pusieron porque vieron ilógico poner una tilde sobre una i griega. Yo apoyé la idea.
Hoy me respondo y le respondo a mi amigo: Si una palabra aguda termina en i griega (y), debe tildarse. Debe escribirse Yuruparý, aunque parezca arcaico, incorrecto y extraño. La Academia acepta este uso en algunos topónimos como Aýna (municipio español), y en algunos antropónimos como laýna (apellido) o como nuestro héroe mítico, nuestra obra prima: Yuruparý.
***
En la universidad me invento los concursos, y por fin los gano: aprovecho el desinterés y la pereza de los demás.