miércoles, 31 de agosto de 2011

José Antonio Ramos Sucre: Carnaval, Preludio y La verdad

BREVE ACERCAMIENTO A LA INTERPRETACIÓN
DE TRES POEMAS DE JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE[1]
 Jhon Monsalve
LA MUERTE EN LA POESÍA
DE JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE
El presente texto tiene como objetivo mostrar la configuración de la muerte en tres de los poemas del poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre: Carnaval, Preludio y La verdad. La poesía de este autor es considerada innovadora por el hecho de que es escrita en prosa.
En primer lugar, se expondrá el análisis formal de los textos; luego, el análisis narrativo, y por último el análisis axiológico, todo puesto en relación para mostrar con detalle la configuración de la muerte en parte de la obra del poeta venezolano.
Como Andrés Bello, José Antonio Ramos Sucre fue un humanista que innovó en asuntos de letras en Latinoamérica. Su obra fue recopilada unos cuantos años después de su muerte: en 1930 se suicidó con veronal, un tranquilizante y somnífero que es mortal en sobredosis.
Teniendo en cuenta las teorías trascendentes de la literatura, es necesaria una relación del autor con su obra que no llegue al límite de la simple conjetura. El poeta venezolano sufrió de una enfermedad nerviosa cuyas consecuencias se evidenciaron en una imposibilidad de conciliar el sueño. La fatiga mental y las horas nocturnas parece que le dieron las razones para ver la vida de otra manera. Los sentimientos y sensaciones se revelan en parte de su poesía.
        1.      Análisis formal
Los tres poemas del corpus están escritos en prosa. “Carnaval” está compuesto por  seis párrafos que oscilan entre uno y cinco reglones y entre 8 y 52 palabras. Los adjetivos son recurrentes junto al sustantivo y le dan un valor expresivo al texto: facciones imperfectas, gesto apacible, pintor septentrional, genio melancólico, figuras macabras, amigos turbulentos, enemigos travestidos, asalto bravo y obstinado, puño firme, golpes mortales, bebida malsana, licor salobre, verdes reflejos, mar gemebundo. Las figuras literarias más evidentes son: la metáfora: la sombra de mi tedio, y la imagen: el sedimento mismo de un mar gemibundo. Entre otras cosas, se puede decir que debido a que la longitud del último párrafo es similar a la del primero, es posible hallar una relación de la estructura con lo que se predica: aunque el tiempo del poema cambie en la mitad, tanto el principio como el final están narrados en el mismo tiempo. Cosa que no pasa con los demás poemas.
Por su parte, “Preludio” es un poema de tres párrafos de dos, tres y cinco líneas: el primero es más corto que el segundo y éste más corto que el tercero: de 24, 29 y 57 palabras, respectivamente. La figura recurrente en el poema es la metáfora: yo lo (al movimiento) habré escalado de brazo con la muerte. Ella es una Beatriz; ahora huyen (los recuerdos) y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche. En este poema, el último párrafo es más extenso que el primero, lo que podría indicar el desarrollo de las acciones en el tiempo y la prevalencia del tiempo desarrollado. También el crecimiento del deseo que se expresa.
Por otro lado, “La Verdad” es un poema de cinco párrafos compuestos por  un número de palabras que oscila entre 23 y 52. La figura literaria predominante es la parábola: 
Ø  Por prejuicio teológico: el destierro de las almas condenadas está en el ruedo del sol.
Ø  Por humana realidad: las golondrinas rodean los monumentos de un reino difunto (el mundo): bajo el ruedo de ellas está el infierno.
                Parábola: el mismo mundo es el destierro de las almas condenadas.
En cuanto a la longitud de los párrafos, puede decirse lo mismo del poema anterior: el primer párrafo es más corto que el último: símbolo de la oposición de un ahora y un antes.
En los tres poemas, el orden de los párrafos indican el tiempo de lo que se predica: el yo poético empieza hablando en un presente, y a medida que el poema se desarrolla, las acciones cambian al pretérito o al futuro.
        2.     Análisis narrativo y axiológico
José Antonio Ramos Sucre presenta en sus poemas lo sórdido de la vida, lo melancólico y un deseo inmenso de despegarse del mundo y huir de los hombres. La muerte se empieza a configurar en su poesía  a partir de su propia vida: (…) había elegido para fincar su propio mundo el territorio de la muerte[2].
 El tiempo en que se enuncia no siempre es el mismo. Hay una oposición de momentos que van relaciones a los sentimientos del presente del yo lírico. En “Carnaval”, el yo poético presenta su historia con respecto a los hechos que sucedieron antes de sentirse asediado por figuras macabras. Empieza en un presente en donde una mujer algo excéntrica perturba sus pensamientos. A renglón seguido, cambia de tiempo, y empieza a narrar hechos del pasado: cuando llegó a la fiesta y el estado en que estaba. El tercer párrafo está narrado también en pasado y cuenta el suceso de unos travestidos de carnaval que se pelearon en frente del que narra y de sus compañeros. Estos, en la fiesta, le dan un trago que él catalogó como malsano y mientras ellos bailaban, él era asediado por figuras macabras, y empezaba a ver la misma mujer que en el presente perturbaba su pensar, en una pausa del baile de los muertos. En cuanto a isotopías se reitera la idea de una vida decaída: de genio melancólico, de sombra de tedio, de necesidad de alentar fuerzas. Y esta vida en decadencia parece casi encontrar su fin cuando toma el licor y cree divisar  una mujer imperfecta de otro mundo, en una tregua de la danza de los muertos, es decir, del baile que presenciaba, como si sus amigos y él no pertenecieran a la tierra, y la mujer de facciones imperfectas siguiera perteneciendo a otro mundo.
En “Preludio” se presenta una decadencia similar. El yo poético confiesa querer estar entre tinieblas vacías porque los recuerdos de la vida lo atormentan. Hay tres tiempos diferentes: un ahora de deseo de muerte, un futuro de muerte idealizada y un pasado de recuerdos desconocidos por el lector, pero que comprende como amargos. En este poema, la muerte aparece como la solución a los recuerdos de la vida que atormentan: bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.
En “La verdad” se presentan dos oposiciones: una en el tiempo y otra en los hechos. En los dos primeros párrafos habla en presente sobre algunas cualidades y características de las golondrinas. A partir del cuarto párrafo, se empieza a hablar en pasado y se presenta la oposición que es el principio de una parábola. Se oponen el prejuicio teológico y el sentimiento humano de la realidad, con respecto al lugar de las almas condenadas. El primero le hace deducir al astrónomo que estas almas están en el ruedo del sol; el segundo, en cambio, después de recuperar lo que el yo poético llama el sentimiento humano de la realidad, le hace escuchar la voz de la golondrina que le dice la verdad: en el ruedo de las golondrinas está la respuesta, el secreto de la esfinge impúdica: las golondrinas están habituadas a rodear los monumentos de un reino difunto, el mundo, la tierra: la golondrina salva continentes en un día de viaje y ha conocido desde antaño la medida de la orbe terrestre. Se evidencia claramente el tópico con el poema “Carnaval” ya analizado.
Con base en lo anterior puede concluirse que:
·         Los tres poemas de José Antonio Ramos Sucre están escritos en prosa, se dividen por párrafos, cada párrafo no tiene más de seis líneas y el orden en que aparecen van configurando el tiempo del poema con respecto a la decadencia de la vida. Por otro lado, los párrafos más cortos introducen el texto, y se evidencia que si el último párrafo es el más largo, la acción que prevalece es la del tiempo que se desarrolla en el transcurso del poema, y que si el párrafo que finaliza es de la misma longitud del que introduce quiere decir que el poema termina con el mismo tiempo en que empieza, aunque en el medio se hubiese presentado otro tiempo verbal.
·         Carnaval, Preludio y La verdad son poemas en los que se configura la muerte en diversos aspectos: como la solución a los recuerdos de la vida que atormentan y la conciencia de que el mundo en que vive el hombre es un mundo de ánimas sobre las que vuelan golondrinas que avisan el estado de defunción del humano. Por otro lado, la muerte se configura por la decadencia de la vida del yo lírico en los distintos poemas.
·         Por último, parece que las enfermedades de José Antonio Ramos Sucre y las noches de insomnio le hicieron meditar sobre la configuración de la muerte en su propia vida. Huellas dejó en su prosa poética.



BIBLIOGRAFÍA

BULLOSA, Carmen. José Antonio Ramos Sucre, Poesía modernista. [En línea] Disponible en: http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-6ye-3VSCkwC&oi=fnd&pg=PA3&dq=jos%C3%A9+antonio+ramos+sucre&ots=yRn3tvmC8Q&sig=yySZ432ezy7bA_IqG7l0Hwl0MAI#v=onepage&q&f=false. (Consultado el 19  de agosto de 2011).

POESÍA EN ESPAÑOL. José Antonio Ramos Sucre. [En línea] Disponible en: http://www.poesia-inter.net/Jose_Antonio_Ramos_Sucre.htm. (Consultado el 18 de agosto de 2011).





[1] Jhon Alexánder Monsalve Flórez, estudiante de la Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Trabajo presentado a José Horacio Rosales, profesor de Literatura latinoamericana.

[2] BULLOSA, Carmen. José Antonio Ramos Sucre, Poesía modernista. [En línea] Disponible en:   http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-6ye-3VSCkwC&oi=fnd&pg=PA3&dq=jos%C3%A9+antonio+ramos+sucre&ots=yRn3tvmC8Q&sig=yySZ432ezy7bA_IqG7l0Hwl0MAI#v=onepage&q&f=false. (Consultado el 19  de agosto de 2011).

Los Warao y Sekesekeima

EL PODER DE LA MÚSICA EN SEKESEKEIMA:
EL VIOLÍN MÁGICO, MITO WARAO[1]
 Jhon Monsalve

Portada
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RESUMEN
Este trabajo es el producto del análisis de un cuento de la tribu indígena « Los Warao», en el que la música se configura como el medio para la felicidad y la paz. Los niveles de análisis se presentan en apartados distintos, pero correlacionados entre sí. El cuento aparece estrechamente relacionado con el contexto en que se produce y con la cultura en que se origina.  Para el estudio del cuento, se tiene como base la teoría greimasiana sobre la interpretación del relato mítico y las indagaciones y propuestas de investigadores como Gordon Brotherston o G.S Kirk.
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RÉSUMÉ
Ce travail, c’est le produit de l’analyse  d’un conte de la tribu indigène « Los Warao », dont la musique se présente comme le moyen pour le bonheur et la paix. Les niveaux d’analyse sont présentés dans alinéas différents, mais en corrélation entre eux. Le conte apparait très lié au contexte dont il a été produit et à la culture dont il s’origine. Pour l’étude du conte, il est basé sur la théorie de Greimas par rapport à  l’interprétation du récit mythique et quelques investigations et proposes de chercheurs comme  Gordon Brotherston o G.S Kirk.

         1.        PRESENTACIÓN
Por lo general, la literatura indígena es producto de la tradición oral. Los indígenas también explican los hechos del mundo por medio del lenguaje porque, como nosotros, también son humanos. Lo único que los diferencia es el constante contacto con la naturaleza que los rodea incluso en sus quehaceres, trabajos y sueños. La relación con los fenómenos naturales, con la agricultura, con los animales y con el mar, y las preguntas que surgen de eso que se les presenta son la antesala para la explicación de los hechos que para su mundo aún no se explican, y que para el nuestro, terminan en un retrato del Edén con características de mito. Los indígenas responden  a sus preguntas por medio de la imaginación y de la conjetura colectiva que termina siendo leyenda o mito o, como en este caso, cuento mítico. Estos textos se vuelven la imagen del entorno y de la cultura de las tribus: El modo que parece óptimo para representar al Cuarto Mundo (…) es su libro; es decir, los textos mediante los cuales, a través del tiempo, sus pueblos se han representado a sí mismos, casi siempre  a pesar y en contra de las narraciones que sobre ellos ofrece la ciencia occidental[2].
El presente trabajo se centra en el análisis literario de Sekesekeima, una obra indígena que demuestra lo escrito anteriormente y que atada a la cultura y al entorno social es la representación del poder de la palabra en la construcción de signos sociales arraigados a costumbres y a idiosincrasias. Sekesekeima es un cuento warao con características etiológicas y míticas que trata sobre el poder de la música en entornos sociales que, aunque en riña, pueden unirse en un mundo de poesía.
A partir de lo anterior, se expondrá el análisis del cuento mítico en relación con el entorno en que se produjo. Se presentará el análisis estructural, narrativo y axiológico de forma separada, pero tratando de hallar la relación entre lo que se predica, cómo se predica y lo que significa, a medida que el texto se desarrolle. Así mismo, se explicará la relación intertextual con algunas obras de la literatura latinoamericana y con el contexto en que se originaron. Finalmente, se presentarán  las conclusiones del estudio.
        2.       LOS WARAO Y SEKESEKEIMA: EL VIOLÍN MÁGICO
Viviendo en chozas sobre el agua y con planes diarios de tejer y de pescar por rutina, los Warao pasan la vida tomando como premio el Delta, el corazón del mundo, que para ellos es el paraíso. Las mujeres pasan los días tejiendo hamacas y cestas, haciendo uso de un material que extraen de las hojas del Árbol de la vida, el mismo que les da las ramas para techar sus chozas.
Los Warao son una tribu indígena venezolana que, situada en el Delta del Orinoco, sobrevive con poco más de treinta mil personas[3]. Las fiestas son recurrentes en la tribu, y la música para la danza sale de los instrumentos de viento hechos con madera, del tambor y del violín. Es interesante ver la importancia de un instrumento de origen europeo como portador de felicidad y paz: el violín más que un instrumento de cuerda, parece ser, para la tribu, una caja de música atada a sus creencias míticas.
El pueblo Warao explica los hechos que no entiende, los que parecen inexplicables, por medio de mitos. Así, nos encontramos con una tribu de las nubes, que toma como paraíso el Delta por su flora, por su fauna y por su agua. Si se habla de su origen, la tribu lo explica por medio de historias que, de generación en generación, formaron su idiosincrasia. Ellos vienen del cielo: de las nubes estériles e infértiles. Cuentan el mito de su llegada al Orinoco, en tiempos en que la Isla de Trinidad, separada hoy de América por las aguas, estaba unida al continente antes de una tormenta que levantó olas y arrancó árboles. Hablan de un joven llamado Buen Brazo, perteneciente a la tribu Warao, que sobre las nubes pasaba el tiempo matando pájaros y que en uno de sus intentos falló y dejó caer la flecha a la tierra; avisó a su tribu del paraíso que abajo estaba, y desde entonces, el Delta fue su Jobaji y su Janoco[4].
Posiblemente, la curiara es lo que más caracteriza al pueblo Warao. Viven en un paraíso rodeado de agua, de peces y de frutas. La curiara es su transporte y casi su vida: sin esta barca no pueden pescar, no pueden cazar y no pueden recorrer el paraíso Orinoco. Los Warao son gente de la curiara y del agua, según la etimología y la cultura.
Con base en lo anterior, puede hacerse un análisis literario del cuento mítico Warao Sekesekeima: El violín mágico, relacionado con la cultura, el entorno y las costumbres de la tribu. No podemos dejar a un lado el espacio sociocultural en la interpretación de una obra ya que, si bien es cierto que el texto es un todo, un entretejido de ideas y secuencias que dicen algo, también es cierto que el análisis trascendente de una obra literaria hace más completa la interpretación.
        2.1   Análisis estructural
Ante todo, es necesario recordar que Sekesekeima es un cuento Warao con características míticas. Sin embargo, la personificación, figura literaria siempre presente, hace del cuento casi una fábula: incluso podría decirse que la moreleja va relacionada con la interpretación del texto. Pero los Warao definen la historia del Violín mágico como leyenda: Quizá por eso los Warao narramos la leyenda de Naku y de cómo su mágico violín logró apaciguar a una fiera (…)[5]. Teniendo en cuenta esto, puede afirmarse que el texto, en realidad, parece ser un cuento que tiene características de fábula, de mito y de leyenda; esta última hace que se relacione aun más con la cultura y el entorno.
 Si se tratara de buscar un género que agrupara, al menos, sutilmente,  todas las características precedentes, sería el cuento popular, en cuya taxonomía se encuentran los cuentos de animales y los cuentos de costumbres: Sekesekeima es un cuento de animales que explica hechos etiológicos y que se relaciona con creencias tribales y con hechos del presente ( Es así como a veces la fresca brisa nocturna hace vibrar las cuerdas de algún viejo violín, que descansa sobre las vigas del techo; dejando oír aquel hermoso y mágico canto que solo conocemos los Warao. Entonces algún anciano susurra quedamente: es él… Sekesekeima, el espíritu del violín que viene a unirse a su muchachita.)[6], evitando hacer del cuento una simple fantasía. Si los Warao afirman que su texto es una leyenda es porque va ligada a un elemento de su realidad: el violín que suena gracias a las caricias del viento. Una característica que ayudaría al argumento del género dado al texto Warao que se analiza sería la otorgada por G. S. Kirk: En los cuentos populares (…) los gigantes, brujas, ogros y objetos mágicos son muy frecuentes[7]; al respecto, no puede negarse que el cuento Warao está caracterizado por la presencia de un violín mágico.
Ahora bien, en 23 párrafos se relata el cuento. Cada párrafo oscila entre 4 y 16 líneas. En total hay 141 renglones. El cuento está narrado en prosa y, como ya se dijo, la figura literaria más recurrente es la personificación. Pero también hay metáforas: El ritmo se apoderaba de ellos y arrebatados por la música del violín, bailaban y bailaban sin parar; (…) la mágica música del violín se apoderó de ellos; tu música me arrebata y me hace bailar; Así pasó un día y otro, sin que el tigre apareciera. A fin de evitar cualquier sorpresa (hace referencia a los animales, que podrían ser alimento del tigre) los animales decidieron enviarle un recado (…); (…) y cuando nos atrapa, se acabó el cuento (se refiere al acabose de la vida, cuando el tigre los atrape).
El uso de tiempos verbales es básico y elemental, es decir, se narra, sobre todo, en pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto y en futuro del indicativo. Sin embargo, hay una oración con verbos en modo subjuntivo en la que los tiempos verbales no concuerdan: Me alegro de que todos estén aquí, que ninguno faltara; en lugar del presente del subjuntivo, iría la conjugación del verbo faltar en pretérito imperfecto del mismo modo: que ninguno falte.
Por otra parte, aparecen algunas palabras de la lengua Warao, sin inciso explicativo en el texto original, pero sí en el traducido: jojomare, aparece dos veces y significa baile, danza; ibuma sanuka aparece solo una vez y hace referencia al violín que según sus formas fue llamado de esa manera; se traduce como la muchachita.
Ahora bien, el cuento está narrado de forma simple. Hay recurrencia en algunos adjetivos que hacen del texto un cuento infantil: mágicas notas; hasta que un buen día; una terrible tormenta; la mágica música; una temible fiera. Sin embargo, esto puede explicarse fácilmente:
Primero: WARAIRAREPANO es el nombre de la colección de textos literarios indígenas de Venezuela dirigida al pueblo infantil; en esta colección aparece Sekesekeima, de los Warao, y La creación de los animales, de los Panare.
Segundo: según Walter Ong, estos adjetivos, que con frecuencia forman epítetos, son característicos de la tradición oral: Los elementos del pensamiento y de la expresión de condición oral no tienden tanto a ser entidades simples sino grupos de entidades, tales como términos, locuciones u oraciones paralelos (…). La tradición oral prefiere, especialmente en el discurso formal, no al soldado, sino al valiente soldado; no a la princesa, sino a la hermosa princesa; no al roble, sino al fuerte roble[8].
Por último, puede afirmarse que a medida que se lee el texto Warao, se cae en la cuenta de que hay elementos que indican que dicho cuento es producto de la tradición oral. Los Warao tienen un espacio y tiempo fijos para el relato de estas historias: Al caer la tarde, regresamos a la ranchería, y luego de la comida, nos disponemos cerca del fuego a escuchar a los viejos. Ellos narran cómo fue el principio de los tiempos, cuando los animales eran como personas[9]. Y en esas narraciones se evidencia la tradición oral. En el cuento repite varias veces lo siguiente: Cuentan los Warao (…), Cuentan que así fue el primer baile Delta, Cuentan que desde entonces Sekesekeima vive y canta en el Orinoco (…), y termina el texto diciendo Así cuentan.
El cuento se le atribuye a Antonio Lorenzano, chamán y violinista Warao. La narración fue recopilada por Johannes Wilbert, antropólogo alemán, en 1971. En cuanto al narrador, puede decirse que es extradiegético, por razones obvias, y que el foco varía según los párrafos del texto: en los que hay diálogos, el foco es externo; en los demás, es foco cero. A continuación, se presenta el análisis narrativo del texto, que unido y relacionado con la estructura, pueden dar los primeros indicios de la interpretación de El violín mágico, cuento producto de la tradición oral Warao.
        2.2 Análisis del plano narrativo
El violín es un instrumento musical que se compone de cuatro cuerdas y que pertenece a la categoría de instrumentos de cuerda frotada. Tal vez los primeros violines que existieron, conocidos como arcos musicales, fueron usados como armas y como instrumentos a la vez. El violín es el protagonista del cuento mítico Warao: gracias a él se desarrollan las acciones y a su alrededor giran la trama y los personajes. Es un instrumento musical y un arma de sentimientos, de bailes, de idiosincrasia y de cultura. El violín, según los Warao, llegó al Delta del Orinoco años después del tercer viaje de Colón, cuando el Almirante avistó por primera vez tierra firme y anunció, a quienes no lo conocían, la existencia de un inmenso río de gran caudal: el Orinoco[10]. Es decir, el violín llegó a tierra Warao cuando fue pisada por Colón. Sin embargo, la música ya existía en el pueblo y conocían también su poder: las cosas que produce, los efectos que causa, los sentimientos que despierta, las contiendas que mata y la paz que genera.
Sekesekeima cuenta la historia de Naku, un mono que tocaba el violín en las montañas de la Isla de Trinidad cuando esta aún estaba unida al continente. Ahí Naku con el sonido del violín hacía felices a sus amigos. Un día decidió partir a otras tierras, se despidió de sus amigos y se fue rumbo al abismo del continente americano. Cuando llegó a Tierra Firme, se desató una tormenta tan fuerte que incluso arrancó los árboles de sus raíces[11]. Con la lluvia se separó la Isla de Trinidad del continente.
Naku encontró pronto muchos amigos que quedaron fascinados con la música del violín que tocaba, y bailaban en filas de animales machos y de animales hembras: la música los hacía alegres. Pero cuando pensaban que todo estaba en paz, la ausencia del tigre Tobe los asustó, pues de un momento a otro podría aparecer y se los podría comer; Tobe era el único que no había oído la música del violín de Naku.
Un animal mensajero fue a avisarle al tigre que un mono tenía un instrumento mágico que hacía olvidar los rencores. Tobe le dijo a la paloma que él no resistiría la presencia de Naku porque su carne era la más sabrosa del mundo: ellos nunca podrían ser amigos. Entonces, el tigre mandó a decirle a Naku que dentro de tres días iría adonde estuviese para comérselo; pero el mono no le tuvo miedo, no se fue del lugar y continuó tocando el violín. A los tres días, y después de que los animales le aconsejaran  que la huida era la mejor salida (Naku hizo caso omiso), apareció el tigre y cuando se lo iba a comer, Naku le pidió que le dejara tocar la última pieza musical en el violín. El tigre aceptó, pues no tenía nada que perder. Cuando oyó la música que tocaba Naku, se alegró hasta el punto que olvidó todo rencor hacia él, bailó y se hicieron amigos.
Los animales son los actantes del cuento. Hay una situación inicial y una final como lo propone Greimas cuando habla de la subclase de relatos en un texto que más abajo se expondrá con mayor detenimiento. Esas situaciones inicial y final son las que forman la dimensión temporal de los actantes: En tanto sucesión, el relato (después, en el mismo texto, Greimas hace una clasificación de relatos y entre ellos pone al mito y al cuento, que son los que aquí se tratan) posee una dimensión temporal: los comportamientos que expone mantienen entre sí relaciones de anterioridad y posteridad[12]. En el cuento se hallan las secuencias, donde una es inmediata a la otra y depende tanto de la que antecede como de la que sigue, para la comprensión del plano narrativo del texto. Así Naku baja de su montaña, soporta la tempestad, encuentra nuevos amigos, toca el violín una  y otra vez, el tigre planea comérselo, Naku toca delante del tigre, la música hace que el tigre deje el rencor por el mono, y quedan todos felices.
Ahora bien, el modelo actancial de Greimas, a grandes rasgos, es la unión de tres ejes, en la acción de una secuencia narrativa: el eje del deseo, el de la participación y el de la comunicación[13]. En el primer eje, aparece el sujeto en busca de un objeto; en el segundo, el ayudante y el opositor del sujeto se encargan de apoyarlo o de oponerse en la búsqueda del objeto; en el tercer eje, aparece un destinador y un destinatario, donde el primero porta la información del objeto para que llegue al segundo.
Siguiendo el modelo actancial de Greimas, puede tomarse como sujeto a Naku que, en el eje del deseo, va en busca de la felicidad y de la paz (objeto) que él sabe que transmite a los demás por medio del violín. En el eje de la voluntad o de la participación, aparece como ayudante la melodía musical y como oponente, el tigre. En el eje de la información o de la comunicación, el destinador es Naku en compañía del violín y de lo los efectos que causa, y el destinatario, los animales que son los que oyen la música vuelta paz.
En otra acción, el sujeto sería el tigre que va en busca del mono (objeto). Como ayudante se tomaría el gusto del tigre por la carne de este, y como oponente, a los animales. El destinador de la información del objeto sería el pájaro mensajero, y el destinatario, el tigre.
Ahora bien, partiendo de lo anterior, tanto del plano narrativo como del estructural, se presentará a continuación la relación de estos planos con el nivel axiológico, que pretende aproximarse a la interpretación del cuento mítico Warao que se analiza en este texto.
          2.3  Nivel axiológico y conclusiones
La Isla de Trinidad es una isla del mar Caribe, ubicada a unos diez kilómetros de Venezuela. En esa isla, murieron muchos indios cerca del año 1510. Bartolomé de Las Casas cuenta en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias cómo indígenas de Trinidad murieron quemados después de que construyeran para los españoles una casa de madera que terminó siendo la tumba de sus propias cenizas[14]. De una montaña de esa isla, bajó Naku con un violín y con la seguridad de lo que producía su música. Por entonces, según el Sekesekeima, la isla de Trinidad estaba unida al Continente Americano y después de una tormenta se dividió el terreno: Cuando la tormenta cesó, el valle era un profundo abismo cubierto por las aguas y Trinidad quedó para siempre convertida en una isla separada del resto del continente[15]. Más adelante, se retoma este elemento mítico: Así es, dijo el tigre. Además ahora no puedes cruzar las aguas que nos separan de Trinidad para volver a tu casa[16].
Se hace alusión a lo anterior porque el cuento presenta características etiológicas. En el cuento Warao, se explican las causas del entorno, de las costumbre y de la cultura. Si bien es cierto que no hay suficiente información sobre la manera de hacer sus fiestas, también es cierto que por medio del cuento puede inferirse, por ejemplo, que en las celebraciones tribales se bailaba en filas según el sexo del indígena: (…) comenzaron a bailar mientras se acomodaban los hombres en una fila y las mujeres en otra[17]. Sekesekeima no es más que un cuento con características míticas que va estrechamente relacionado con la cultura y con el entorno de la tribu.
Lo anterior se relaciona con el comienzo del baile en el Orinoco. Sekesekeima es un cuento que en varios puntos, como se ha visto, retoma características de la cultura con respecto a los hechos que la componen. Una de esas es el baile de sus fiestas, el jojomare, que se produjo por la música del violín de Naku: Pero, ¡vamos!, sigamos. Cuentan que así fue el primer baile Delta, el primer jojomare, como lo llaman los Warao[18]. Por estas características, se afirma aquí que este cuento es mítico. Lo etiológico se evidencia también en El Popol Vuh, libro sagrado de los mayas que cuenta cómo fue la creación de los animales y del pueblo quiché, o también en un mito de otra tribu indígena venezolana: La creación de los animales, que cuenta el origen de los animales, después de la creación de los hombres; los humanos en este mito se vuelven animales.
Ya se vio que Sekesekeima está estrechamente relacionado con la cultura de la tribu Warao. Pero hay algo más: el poder de la música: la música como portadora de paz, de sensibilidad, de encanto y de felicidad. Sekesekeima es un cuento Warao que habla, sin decirlo, del poder y del encanto de la música.
Antes de tocar tres puntos que explican esta característica en el cuento Warao, es importante acotar que las metáforas y los adjetivos parecen ser isotopías. Las metáforas, como ya se vio, se refieren a lo mismo: a la música y a lo que esta produce; los adjetivos califican casi siempre al mismo sustantivo: el violín. Las isotopías lían la narración y, hasta cierto punto, la resumen. Las isotopías dan señales del tema principal y de lo que trata el cuento. En este caso, la música junto al violín son producto de la isotopía del texto que indica que el tema principal es, sin duda alguna, la música.
Tal vez la primera cualidad de la música sea ser esencia, base y fuente de felicidad. La poesía náhuatl, por ejemplo, presenta tópicos con respecto al texto que se analiza, por el hecho de que se caracteriza por priorizar en las flores y en los cantos, como portadores de alegría: Con cantos nos alegramos, dice Nezahualcóyotl. Estos cantos acompañados de los atabales hacen parte de la música: la misma música que da alegría al pueblo Warao. José Caicedo Rojas, escritor y político colombiano del siglo XIX, presenta otro tópico al respecto en El tiple, una de sus crónicas, donde el objetivo  no es mostrar la música como base de la felicidad, sino el poder de la misma también en otros ámbitos: cuenta cómo un grupo de soldados deserta debido a que la música los llena de nostalgias y de recuerdos. 
Pues bien, el ejemplo de la música como esencia de la felicidad se halla en el cuento Warao: (…) lo importante es que trajo un instrumento cuya música hace que olvidemos los rencores y seamos todos amigos[19]. Otro ejemplo se presenta cuando el tigre oye la música del violín y afirma: ¡Qué belleza de música, realmente lo hace a uno feliz! De esto parte, precisamente, el segundo punto acerca de la música: borra todo rencor y crea lazos de hermandad. La poesía náhuatl también concuerda con esto: Ponte en pie, percute tu atabal:/dese a conocer la amistad[20]. En el cuento Warao, la amistad es también isotopía y, posiblemente, también objeto. La parte que representa este punto en su totalidad es la reconciliación del tigre con el mono: El mono tomó su violín y empezó a tocar. Tocó tan bien que al tigre sin querer se le iban y se le venían los ojos. Entonces de pronto dio un salto. Todos contuvieron la respiración. Se paró sobre sus patas traseras, echó hacia atrás la cabeza, bien atrás, y sin más, empezó a bailar al ritmo del violín (…) ¡Seamos amigos, hermanos! Tu música me arrebata.
El último punto, también relacionado con el poder de la música, es el de la sensibilidad. La música sensibiliza, y de eso estaba seguro Naku. En ningún momento, el mono pensó en huir, ni siquiera porque sus amigos se lo aconsejaban; la razón es solo una: él estaba seguro de que tocando el violín lograría sensibilizar a Tobe. Al respecto, en la última parte del cuento, se afirma: (…) comenzaron a rodear el violín para ver de cerca aquel mágico instrumento, capaz de transformar en amigo a una bestia feroz como el tigre[21]. Así, la música, para la tribu Warao, es base, fuente y esencia de felicidad, capaz de sensibilizar y crear lazos de amistad.
Al final del cuento, se ve que los animales le ponen un nombre al violín, por sus curvas: lo llaman Sekesekeima que significa la muchachita. Con el tiempo, para la tribu, la muchachita es el violín tangible, y Sekesekeima, el espíritu que se une al primero con ayuda de la brisa y de la noche: Así es como la fresca brisa nocturna hace vibrar las cuerdas de un violín viejo, que descansa sobre las vigas del techo; dejando oír aquel hermoso y mágico canto que solo conocemos los Warao. Entonces, algún anciano susurra quedamente: es él… Sekesekeima, el espíritu del violín que viene a unirse a su muchachita[22].
BIBLIOGRAFÍA
BROTHERSTON, Gordon. La América Indígena en su literatura: los libros del cuarto mundo. México: Fondo de Cultura Económica, 1997.
EL DELTA DEL ORINOCO. [En línea] disponible en: http://www.amazonair.com/Delta/delta1_e.html. (Página consulta el 15 de mayo de 2011).
EL ORIGEN DE LOS WARAO. [En línea] Disponible en: http://www.tierraviva.org/extras/ael/1_1999_1.html. (Página consultada el 15 de mayo de 2011).
GREIMAS. Elementos para una teoría de la interpretación del relato mítico.
G.S. KIRK. El mito: su significado y sus funciones en la antigüedad y otras culturas.
LA SEMIÓTICA NARRATIVA. [En línea] Disponible en: http://www.lapaginadelguion.org/semionar.htm. (Consultado el 16 de mayo de 2011).
LAS CASAS, BARTOLOMÉ. Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias.
LORENZANO, ANTONIO. Sekesekeima: El violín mágico. Caracas: Monte Ávila Editores latinoamericana, C.A, 2006.
ONG, WALTER. ORALIDAD Y ESCRITURA. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.


[1] Jhon Alexánder Monsalve Flórez, estudiante de la Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Trabajo presentado a José Horacio Rosales, profesor de Literatura latinoamericana.
[2] BROTHERSTON, Gordon. La América Indígena en su literatura: los libros del cuarto mundo. México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p.23.
[3] Cf.   EL DELTA DEL ORINOCO. [En línea] disponible en: http://www.amazonair.com/Delta/delta1_e.html. (Página consulta el 15 de mayo de 2011).
[4] Cf. EL ORIGEN DE LOS WARAO. [En línea] Disponible en: http://www.tierraviva.org/extras/ael/1_1999_1.html. (Página consultada el 15 de mayo de 2011).
[5] LORENZANO, ANTONIO. Sekesekeima: El violín mágico. Caracas: Monte Ávila Editores latinoamericana, C.A, 2006. P. 38.
[6] Ibíd., 39.
[7] G.S. KIRK. El mito: su significado y sus funciones en la antigüedad y otras culturas, pág. 53.
[8] ONG, WALTER. oralidad y escritura. México: Fondo de Cultura Económica, 1987, P. 45.
[9]LORENZANO, ANTONIO. Sekesekeima: El violín mágico. Caracas: Monte Ávila Editores latinoamericana, C.A, 2006, p. 38
[10] Ibíd., 38.
[11] Esta es la imagen del diluvio que desde hace miles de años ha sido recurrente en los mitos de culturas y religiones del mundo. Gilgamesh había hablado de una tormenta universal, mucho antes del diluvio relatado en La Biblia. En Watunna, uno de los libros de Los Makiritare, pueblo indígena que habita, como los Warao, cerca del Orinoco, se halla una acción similar: El primero y el último de los diluvios, y el más complejo Marahuaca puede leerse en varios registros. El corte de su tronco y luego de sus raíces aerófitas, que llegaban a lo alto, fue como cortar el flujo umbilical entre el cielo y la tierra: un cambio cósmico que aún resuena por toda la selva tropical (Cita de Mooney hecha por Brotherston en la p. 331 V. Bibliografía). En el Popol Vuh, se encuentra otro tópico al respecto. En el caso de Sekesekeima, el diluvio funciona como elemento que explica la razón por la cual la isla de Trinidad está separada de Venezuela.
[12]  GREIMAS: relato mítico, pág.47.
[13]LA SEMIÓTICA NARRATIVA. [En línea] Disponible en: http://www.lapaginadelguion.org/semionar.htm. (Consultado el 16 de mayo de 2011).

[14]  LAS CASAS, BARTOLOMÉ. Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias. P. 69.
[15]LORENZANO, ANTONIO. Sekesekeima: El violín mágico. Caracas: Monte Ávila Editores latinoamericana, C.A, 2006, p.10.
[16] Ibíd., 28.
[17] Ibíd., 12.
[18] Ibíd., 14.
[19] Ibíd., 20.                                                                             
[20] NETZAHUALCÓYOTL, 177.
[21] LORENZANO, ANTONIO. Sekesekeima: El violín mágico. Caracas: Monte Ávila Editores latinoamericana, C.A, 2006, p 36.
[22] Ibíd., 39.

viernes, 26 de agosto de 2011

Alocución a la poesía y Silva a la agricultura de la zona tórrida: breve comentario

BREVE COMETARIO ACERCA DE ALOCUCIÓN A LA POESÍA Y SILVA  A LA AGRICULTURA DE LA ZONA TÓRRIDA, DE ANDRÉS BELLO
(Jhon Monsalve)

Retrato de Andrés Bello
Andrés Bello es tal vez el más grande humanista que ha tenido América Latina. Su obra puede catalogarse en dos grandes grupos: La poesía y el estudio de la métrica y el análisis y propuestas del español hablado en esta parte del continente. En este pequeño comentario se pretende destacar las principales características de dos de sus poemas más conocidos: Alocución a la poesía y Silva  a la agricultura de la Zona Tórrida, poniéndolos en relación con el contexto, el movimiento literario y la vida del autor.  
Andrés Bello pertenece al Neoclasicismo latinoamericano. En estos poemas se presenta una descripción natural, propia del Neoclasicismo. Otra de las características de este movimiento es la vuelta a las culturas griega y romana; Andrés Bello traduce, por ejemplo, el V capítulo de la Eneida. No obstante, por su participación en hechos políticos como la independencia de Venezuela es considerado también autor romántico: el romanticismo en América es caracterizado por lo político y por la exaltación a la naturaleza. En este caso, la naturaleza se exalta más como la manera de crear conciencia en el pueblo americano de aquel entonces, que como simple descripción del panorama. Y es precisamente este punto el que debe destacarse en los poemas elegidos para este estudio.
Alocución a la poesía es una silva cuya figura literaria predominante es el apóstrofe: se dirige, como función conativa (V. Jacobson), a la poesía, como una invitación a América para que habite en los paisajes, héroes y triunfos de esta nación olvidada  por la eterna prioridad europea. Por otra parte,  Silva a la agricultura de la zona tórrida es un poema en el que se muestran las características de la naturaleza americana.
La silva es una composición poética que consta de versos endecasílabos y heptasílabos ubicados a gusto del autor o de la exigencia rítmica o métrica del poema. Con rima consonante no fija. La silva, aunque ya había sido utilizada por Góngora en Soledades, es la representación en cuanto a composición poética del liberalismo característico de la  América de aquel entonces.
Estas silvas son el ejemplo del deseo de libertad y de identidad en el siglo XIX en lo que concierne a Poesía.